Historia e identidad dominicana, por Marcio Veloz Maggiolo.

En este ensayo sobre historia e identidad dominicana, Marcio Velloz Maggiolo, reivindica el surgimiento de lo criollo, de una identidad autóctona en las revueltas de descendientes de españoles, de europeos, ya sintiéndonos parte de otra tierra diferente a los imperios, a las sociedades de las que hemos dependido. Se habla de nuestras dificultades para asumir nuestros origen desde los esclavos africanos.

A ese ocultar nuestros orígenes pobres, negros, africanos se le ha venido llamando bobarismo de las y los dominicanos.Haciendo referencia a una actirud de ocultar nuestra verdadera identidad, con todas nuestros matices, y vivir de poses, de sentir afinidad sólo con lo blanco español, de nuestras raíces. Bovarismo viene de la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, haciendo una similitud con Emma, la protagonista, que negaba a su esposo, y su vida de pareja, y se proyectaba como una señora tradicional, con muchos temores y negaciones. Y ese temor y ocultamiento de nuestras raíces africanas se asemeja al ocultamiento de los verdaderos y uténticos sentimientos de Emma de no asumir su libertad, y simular una mujer casada conforme, como la Madame Bovary, de esta gran novela francesa.

Este concepto de bovarismo cultural fue acuñado Por el escritor haitiano Jean Price-Mars (1876-1969) para hablar de las culturas de las elites americanas que negaban las raíces africanas, negras, y sólo se pretendían, o pretenden ser básicamente descendientes de europeos blancos. En el caso de República Dominicana, Trujillo, Balaguer, y el intelectual Manuel Arturo Peña Batlle, y otros/as, se han dedicado a definir la identidad dominicana como española, básicamente, y se niega lo negro, o se discrimina un poco, generalizadamente, y se llega a diferenciar de lo negro, africano, como lo que define a Haití, y se buscar contraponer las identidade de los dos países, como español blanco, lo dominicano, y africano negro, lo haitiano, y como inferior.

Aún seguimos con grandes dificultades con la justicia social hacia las y los trabajadores haitianos, y no queremos querernos bien con la descendencia haitiana nacida aquí, como ha pasado, como muestra un botón, con Sonia Pierre, y su Movimiento de Mujeres Unidas Dominíco-haitianas (MUHDA), a la que le negamos derechos a la participación en defensa de la dignidad y derechos de ese grupo social dentro de la dominicanidad.

En pocas líneas, Marcio Veloz Maggiolo, nos hace un relato histórico y sus influencias en nuestra identidad, se habla, en general, de todas las revueltas por la autonomía. .

mildred dolores mata

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Ensayo Los parámetros para entender la identidad dominicana en el libro Mestizaje, identidad y cultura. Marcio Veloz Maggiolo. Editado por la Secretaría de la Cultura. República Dominicana. 2006. (La división por partes la he introducido con fines pedagógicos, no está así enel ensayo original).

I. Primera Parte

"La cultura, como concepto es una abstracción. Será siempre difícil de definir, como casi imposible es definir el inicio y la culminación de ciertas identidades antropológicas, es decir, culturales. Un repaso muy veloz a la historia dominicana nos pone de cara a un proceso inicial que cambia la faz de la demografía aborigen, la que hacia mediados del siglo XVI era casi inexistente debido al factor exterminador del repartimiento y la encomienda, mientras que un aporte demográfico novedoso, el africano, con sus variados componentes raciales y culturales, generaba nuevas transformaciones, puesto que la esclavitud creaba una secuela nueva de intercambios y transculturaciones sobre la base del nuevo poblador europeo. La sociedad criolla de Santo Domingo se consolida ya a mediados del siglo XVI. Debido a una presencia económica fuerte en la costa norte de la isla los nuevos valores alcanzan a contrariar a la Corona, puesto que el contrabando se convierte en el elemento económico fundamental de la vida no sólo rural, sino urbana. El primer asomo de identidad criolla manifiesta se comprueba en los hechos sociales producidos por la represión hispana contra el contrabando que anima luego la rebelión en la costa norte de la isla encabezada por Hernando Montoro. El hecho represivo, largamente planeado, marcaba la derrota y pauperización de las poblaciones que obtenían beneficios importantes con un negocio establecido entre traficantes de esclavos, protestantes y flamencos e ingleses luteranos. Esta forma de sustentación no sólo era beneficiosa para las poblaciones que se integraron al sistema comercial contrabandista, sino para muchos de los jerarcas coloniales que se beneficiaban desde siempre del sistema de contrabando. Las poblaciones de la banda norte de la isla de Santo Domingo fueron como se sabe, devastadas por orden de la Corona y a instancias del gobernador Antonio Osorio en 1605 y 1606. El abandono de las zonas devastadas creó el espacio para el proyecto social que luego Francia consolidara creando el Saint Domingue Francés como parte del capitalismo basado en la esclavitud del negro como productor de azúcar. Una economía criolla fundamentada en el hato ganadero fue concentrada en el centro de la isla. Pobres, sin esperanza y habiendo perdido sus bienes y oportunidades, la medida terminó generando nuevos valores, muchas veces anti-monárquicos, a la vez que las inmigraciones bucaneras desde la isla Tortuga, cambiaron el modelo de vida, e imponían una lucha fronteriza inicial para evitar el paso definitivo de una sociedad extraña a la española que se aprovechaba del ganado salvaje, de las riquezas abandonadas a la fuerza, y de los territorios que España dejó solos con las devastaciones


II. Segunda Parte
Pronto el proceso de fronterización se hizo necesario. Las incursiones españolas en el siglo XVII no fueron lo suficientemente exitosas, pese a cierto logros esporádicos como para detener un proceso nuevo: el surgimiento de una colonia francesa en la parte occidental de la isla de Santo Domingo, la aparición del esclavismo de plantación, bien diferente del que España mantenía en el hato ganadero, y la necesidad de un comercio en las ciudades y villas hispanas del oriente de la isla con una sociedad bullente, que sería muy pronto francesa, y dueña del sistema de plantación de caña de azúcar más destacable en los siglos XVII y XVIII. La creciente sociedad del Santo Domingo francés se basó, como se sabe, en la explotación de la mano de obra esclava mediante un sistema de plantación que enriqueció gran parte de la burguesía francesa, y que la creó en muchos casos. La sociedad hispana criolla de la parte oriental, actual República Dominicana, mantuvo el sistema de hato y encontró mercado importante para sus productos, pieles y carne, generándose un modelo de identidad diferente, y en el cual el mestizaje fue mayor que en el occidente de la isla, y donde el mulato, la mayor población racialmente, llegó a denominarse a sí mismo "blanco de la tierra", manera de identificarse frente al negro esclavo del Santo Domingo francés. La autodeterminación traía consigo un prurito de identidad, una excusa oculta de separación entre la sociedad sociedad occidental y la oriental. El culto católico fue en Santo Domingo español una forma de identidad que ha sido bien descrita por los cronistas franceses mismos, los que asombraron del fanatismo, la riqueza de imágenes, y la forma de las procesiones. Pero a la religión, el criollo y el peninsular, unieron un sistema de vida totalmente diferente del de plantación, puesto que la vida del hato obligaba a una esclavitud flexible, que basada en el ausentismo de los dueños de ganado, daba alos esclavos la posibilidad de moverse armado, y de, hasta cierto punto, de llevar algunos negocios personales y hasta subrepticios. Las escapadas de esclavos de plantación hacia la parte española de Santo Domingo están muy documentadas, pueblos como el de San Lorenzo de Los Minas, fueron fundados en las cercanías de la ciudad de Santo Domingo, con esclavos escapados de Occidente. Obras como la Mala Vida, de Carlos Stevan Deive, quien además tiene una novela formidable sobre las llamadas devastaciones de Osorio, revelan las licencias de una sociedad mulata en la cual el abandono a los placeres, y la lascivia tenían primordial importancia. El hato ganadero era, sin dudas, un modelo precapitalista mientras que la plantación, como lo bien señaló Marx, era una forma violenta de la explotación capitalista generadora de lo que él llamó " acumulación originaria" . La identidad criolla, basada en valores hispanos, emergía ya como una respuesta ya racial en los finales del siglo XVIII cuando muchos dominicanos de origen canario y de otras etnias, debido a las rebeliones de esclavos contra los amos franceses del occidente de la isla, amenazaron con afectar sus propiedades y haciendas. Gentes fronterizas, isleños y descendientes de canarios que habían sido traídos en épocas diversas para ser colocados como valladares fronterizos, fundaron pueblos y nuevas aldeas en Baní, Paya, y varios puntos cercanos a la sureña ciudad de Santo Domingo. El temor a la rebelión de los esclavos africanos, fue un punto clave para el surgimiento de un nuevo tipo de identidad que unía a lo típicamente católico, y a los valores africanos ya hibridados en el criollo del este, el temor por una invasión que hiciera posible una toma total de la isla. Cuando en 1804 se funda la República de Haití, las tropas napoleónicas fracasan al mando del cuñado de Bonaparte, el general Leclerc, y ya España, por el tratado de Basilea de 1795, ha cedido la parte oriental de la isla a Francia, la quee stá enfrentando plenamente la insurgencia esclava. La toma de posesión se hace tardíamente, y cuando ya está creado el Estado de Haití, primera nación esclava en obtener su libertad."

III. Tercera parte

“La identidad dominicana, desde el punto de vista histórico, empieza a forjarse en la contradicción con un Estado, que como el haitiano, tenía objetivos fundamentales en su necesidad de extenderse y de hacer la isla completamente de Haití. Sin dudas las invasiones de Dessalines y Cristóbal, en la primera década del siglo XIX, producto de un temor de la toma de posesión de Francia de la parte oriental, genera espacios de identidad nuevos. El incendio de poblaciones enteras, la conformación de una lucha racial, y los asesinatos de curas y personas de alta jerarquía social, consternaron a la sociedad criolla, que se acurrucó en una necesaria identidad defensiva. Ahora Haití, luego de las sangrientas invasiones, abre un frente que se agrava cuando los franceses, al mando del general Ferrand, toman posesión de la parte este, debido al tratado de Basilea.

Las líneas de la identidad son racistas en parte. Haití es una nación de negros con un estrato mulato que aspira también al poder. La semilla de la discordia entre negros y mulatos del nuevo régimen aparece ya desde el primer momento de la República. La parte oriental es una nación de mulatos y mestizos con arraigados valores hispanos , y con procesos de hibridación afro hispanos, dados por el tipo de sociedad abierta que se desarrolla como sociedad hatera, a diferencia de la sociedad cerrada del Saint Domingue, donde la vida de un africano esclavo era de cinco a seis años . A diferencia de los grupos afros de Haití, los negros de Santo Domingo acogieron en gran parte en sus cabildos las imágenes y rituales católicos sin muchas variaciones. Las cofradías más tempranas así lo revelan y se pueden estudiar en las investigaciones hechas por Monseñor Rafael Bello Peguero y otros autores. Se diría que este es un momento clave en el aglutinamiento de la nueva identidad criolla. El temor a una Francia que tiene en occidente un país nuevo, que acaba de vencer a las tropas napoleónicas, y que se manifiesta hostil a la presencia francesa en el oriente de la isla, inclina la balanza hacia la decisión de los dominicanos de buscar nuevamente la protección de España, a pesar de ésta haberlos abandonados. En 1809 los dominicanos se aglutinan para la búsqueda de una nueva afiliación con la llamada “madre patria” . Juan Sánchez Ramírez , un hatero, encabeza la guerra y el sitio de los franceses los que son desalojados con ayuda de los ingleses en lucha contra Francia, y de Antillas aun en posesión de España, como Puerto Rico y Cuba.

Pero como isla “inútil” para la España, post napoleónica, la de Santo Domingo se debate en una decadencia económica que obliga a nuevos alientos. Las forjas de la identidad se deterioran, cuando luego de proclamar por primera vez una República Dominicana romántica y sin contactos exteriores, los propios criollos entregan las llaves de la ciudad de Santo Domingo a Jean Pierre Boyer, presidente de Haití, iniciándose un proceso de unificación al principio positivo y luego muy lacerante. En 1822, los hispanohablantes de la sociedad oriental, pasan a ser miembros del Estado haitiano, con representación y toma de posición en las acciones estatales. Hacia 1830, ya el modelo de identidad con Haití había fracasado: lengua, costumbres, impuestos para pagar la deuda externa impuesta a Haití por Francia para reconocer la independencia, y desde luego, profundas diferencias étnicas conforman el fracaso. Cuando en Febrero de 1844 los dominicanos lanzan el grito de independencia, existe una pequeña burguesía rural y comercial en el centro y norte de la isla, mientras que una sociedad hatera tiene territorios importantes y líderes rurales del tipo caudillista. Desde luego la guerra contra los haitianos es un factor fundamental que determina las identidades, tanto culturales como políticas, y que apunta hacia una identidad nacional, que según Pedro Henríquez Ureña en carta a García Godoy, aflora definitivamente mucho más tarde, cuando se intenta en 1878, anexar la bahía de Samaná a Estados Unidos. Ello así porque la identidad alcanza entre 1861 y 1865 importantes rubros. Anexada nuevamente la parte oriental a España por acciones encabezadas por el general Pedro Santana, la lucha contra España puede ser considerada como la guerra de la independencia final, precisamente contra una España poderosa que vió en este primer fracaso a espadas como la de Luperón, venciendo a adversidades y repitiendo hazañas que los propios pueblos latinoamericanos habrían logrado con Bolívar y otros grandes libertadores a la cabeza. 1865 fue el primer descalabro caribeño de la España, que también, por vías de una guerra como la de 1898, perdió definitivamente sus colonias de ultramar.

IV Parte

"Sabemos que la identidad no es ni fija ni invariable. Sabemos que no existe una identidad cultural similar para todos, ni una identidad nacional similar. Sabemos que la indentidad, cualquiera que ella sea, está dada por puntos de coincidencia, pero que no todos nuestros valores coinciden con los valores de los demás". Página 16.
 
Reseña Marcio VM que el concepto de rechazo a toda dominación externa en la identidad dominicana se ha expresado en el rechazo a la ocupación norteamericana en el 1916-1924, luego de este país en la segunda década del siglo XX “iniciara su escalada imperialista a partir del hundimiento del vapor Maine en Cuba, generando la guerra hispanoamericana”... invadiendo a la República Dominicana, a Haití y a Nicaragua. “La prueba de que el país había alcanzado un grado de alta conciencia nacionalista fueron la resistencia y el proceso de crítica permanente mantenidos por muchos intelectuales de la época. A la salida de los norteamericanos en1924 , la conciencia de los dominicanos sobre sus valores y su propia personalidad, había crecido. Pero los norteamericanos habían dejado el germen de una dictadura en la mente de uno de los soldados, Rafael Leonidas Trujillo Molina, resumen trágico de la historia nacional. En el se conjugaron los elementos claves de la viejas formas de identidad que emergieron en los principios del siglo XVIII, el anti haitianismo como justificación de una identidad nacional, y el neo hispanismo que había rechazado a Francia, para continuar ligado a los valores coloniales. En el 1937 Trujillo logró un hecho que habría de servir para la consolidación de una identidad que consideraba a Haití el enemigo total de la nacionalidad. Sus áulicos crearon toda una ideología hispanizante y él en poco tiempo adquirió tonos rosáceos con un maquillaje que a la vez que lo blanqueaba, se reflejaba con luz tenebrosa en la vida cotidiana. En la escuela aprendimos que ser anti haitiano era ser nacionalista. Tan simple como eso. La prédica continúa. Todavía, años después, un discípulo de Trujillo, viejo canciller de paso durante la matanza de haitianos de 1937, cuyo nombre es Joaquín Balaguer, escribía sobre la raza negra execrándola y declaraba a los blancos de Baní, puros descendientes de la hispanidad, según él, como la raza por razones muy atendibles para él, encarnaba la pureza y el desarrollo biológico al que debería estar abocado el pueblo dominicano.” Páginas 16 y 17.

Dice Marcio Veloz Maggiolo que hay que estudiar el período balaguerista para ver cómo ha influido fatalmente en un proceso de recuperación de la vida nacional y de los valores más auténticamente provechosos para el país.

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