La conducta antisocial en la edad escolar

Soy Trabajadora Social. Trabajo en la Unidad de Atención a la Violencia de Género (en general), Intrafamiliar y Sexual de la Fiscalía de Santiago, República Dominicana. Le estoy dando seguimiento a un adulto de unos 33 años, con conductas antisociales, consume drogas y su familia pasa por un verdadero infierno desde que tenía once años, cuando comenzó a consumir drogas en un colegio, con unos 10 amiguitos. El colegio no pudo detectar o enfrentar a tiempo esta situación, y éste terminó expulsado del colegio.

Como fruto de mis cavilaciones y ampliación de mi peritaje para apoyar el caso, he buscado los problemas de conductas antisociales escolares en esa edad, a partir de la teoría de Erik Erikson.

He encontrado en el internet este trabajo. Sombrearé lo que me parece ilumina mi caso.

http://html.rincondelvago.com/anos-escolares-y-desarrollo-psicosocial.html


Los años escolares: el desarrollo psicosocial.


Los niños en edad escolar son notablemente más independientes, más responsables y más capaces que los niños más pequeños.

Sigmund Freud describió la tercera infancia como el periodo de carencia, durante el cual los impulsos emocionales están más calmados, las necesidades psicosexuales están reprimidas y los conflictos inconscientes están sumergidos. Por eso, la latencia es “ una etapa en la que se adquieren habilidades cognitivas y se asimilan valores culturales a medida que el niño va ampliando su mundo en el que están incluido los maestros, los vecinos, los pares, los líderes de asociaciones y clubes y los entrenadores. La energía sexual sigue fluyendo, pero se canaliza hacia los intereses sociales “

Erik Erikson estaba de acuerdo con Freíd. Durante la crisis de laboriosidad frente a inferioridad propuesta por Erikson.

Los teóricos evolutivos influidos por otras teorías, el conductismo y la teoría cognitiva, están preocupados por la adquisición de nuevas habilidades y por la comprensión que tiene el niño de sí mismo. La visión es similar a la teoría psicoanalítica: los niños en edad escolar se enfrentan con los desafios del mundo exterior con una actitud abierta, una observación aguda y con una confianza en sí mismos que pocos niños pequeños poseen.

La teoría cognitivo social, es revelante en al tercera infancia. Progresa el aprendizaje, la cognición y la cultura. Esta teoría destaca por la combinación de la maduración y la experiencia; ya que permite que los niños en edad escolar sean mucho más coherentes, reflexivos y activos, capaces de entender a sí mismo y de ser efectivos y competentes. Es decir que los niños de 10 años pueden explicar sus emociones, deciden o eligen. Estas acciones influyen para que el niño más grande sea más activo que pasivo en el mundo social “eficacia social”.

Las dos teorías emergentes, la teoría sociocultural y la teoría de sistemas epigméticos, también toman en cuenta la nueva independencia de los niños en edad escolar pero van más lejos: al considerar tanto el contexto actual como los factores genéticos, la teoría sociocultural se ocupa no solo de los niños que viven en diferentes lugares del mundo. Ya que ambos niños han sido afectos por influencias familiares y culturales que eran radicalmente diferentes durante la niñez. En consecuencia, son diferentes uno del otro, como lo podía haber anticipado la teoría sociocultural. Por eso los genes dentro de cada persona llevan a la maduración, no solo biológica sino también social.

La especie humana todavía responde a mecanismos genéticos primitivos: niños de 7 a 11 años desarrollan un cuerpo y un cerebro que permite una atención intelectual mayor, racionalidad y fortaleza física.

Comprensión de sí mismo y de los otros.

Los científicos sociales categorizar las culturas, las sociedades y también a los individuos en dos grupos opuestos: individualista/grupal, independientes/dependientes, autoritarios/orientado hacia los otros, introvertido/extrovertido. Todas las personas y las culturas exitosas deben encontrar un equilibrio y una interdependencia, y que ambas fuerzas sociales y autónomas están en juego en todas las sociedades.

Desde el nacimiento hasta los 20 años se puede describir como una progresión desde la dependencia total en la infancia hasta la autodeterminación en la adolescencia. La tercera infancia es el momento en que los niños aprenden todas las habilidades que necesitan como adultos. Haciendo lo que quieren, de un modo egocéntrico y desprendiéndose de la dependencia de sus padres durante la latencia. Se ha descubierto q se produce en armonía, y a partir de la relación con los padres y los compañeros, no menos en la tercera infancia que en edades anteriores.

La comprensión social.

El desarrollo de los niños en edad escolar depende de los adelantos en la cognición social, es decir, en la comprensión del mundo social. Los niños comienzan a comprender que otras personas están motivadas por sus pensamientos y emociones. Pero la teorización temprana de los preescolares tienden a equivocarse, porque su captación de otros puntos de vista es bastante limitado y frágil.

Durante los años escolares, la teoría de la mente evoluciona hasta llegar a una perspectiva compleja y polifacética. Los progresos cognitivos permiten a los niños entender que la conducta humana no es simplemente una respuesta a los pensamientos o deseos concretos. En cambio, ven a la conducta como acciones influidas, al mismo tiempo, por una variedad de necesidades, emociones, relaciones y motivos.

Un estudio realizado con niños de 4 a 10 años tenían que mirar dibujos y les preguntaban cómo respondería la madre y por que. Ellos se centraron en sus respuestas sólo en la conducta inmediata, mientras que los niños mayores reconocieron las implicaciones y las posibles consecuencias de la conducta.

Los niños más pequeños tienden más a fijarse en al conducta observable y no en los motivos, los sentimientos o las consecuencias sociales. Los niños mayores agregan tres elementos más:

- Entienden la motivación y el origen de diversas conductas

  • Pueden analizar el impacto futuro de cualquier acción que pueda emprender una persona.

  • Reconocen los rasgos de la personalidad y los usan para predecir las reacciones futuras de una persona.

A raíz de su nueva cognición social, los niños controlan mejor sus emociones. Pueden distraerse mentalmente para no ponerse inquietos durante un concierto aburrido. También pueden ocultar o alterar las tendencias innatas. Esta nueva compresión de sí mismos los lleva directamente a mejores habilidades sociales para ser niños menores temerosos, menos propensos a desatar peleas y más capacitados para concentrase a medida que maduran

La compresión de sí mismo.

Los niños en edad escolar comienzan a evaluarse a sí mismo, comparando todas sus habilidades específicas con las de sus pares. Las habilidades no académicas también se comparan.

La comprensión aumentada de sí mismo tiene un precio. Aparece la autocrítica y baja la autoestima. Utilizan la comparación social, que es la habilidad para compararse con otras personas aun cuando nadie más haga la comparación en forma explícita. Los niños examinan su conducta verdadera y dejan de lado la evaluación de sí mismo imaginaria y optimista.

Los niños mayores se sienten personalmente responsables por sus defectos y tienden menos a culpar a la suerte o a otras personas.

El grupo de pares.

El sistema que más influye en el desarrollo del concepto de sí mismo es el grupo de pares, un conjunto de personas de aproximadamente la misma edad y el mismo estatus social que juegan, trabajan o estudian juntas.

La mayoría de los teóricos evolutivos considera que estar con los pares es fundamental durante la niñez. En realidad, algunos psicólogos piensan que los pares son una influencia decisiva durante los años escolares, mucho más importante que los padres en cuanto a la formación de la personalidad y del concepto de sí mismo. El rechazo de los pares es un antecedente de graves problemas posteriores, que incluye la delincuencia juvenil, la depresión y el abuso de drogas. Por lo contrario, hasta los niños que son maltratados por sus padres, son más propensos a ser víctimas de sus compañeros, están más protegidos de esa victimización si tiene un amigo.

Aquí hay una importante progresión evolutiva. Los preescolares tienen amigos y aprenden de sus compañeros de juego, pero son más egocéntricos y en consecuencia tienen menos necesidades de amigos. En la tercera infancia, los niños se preocupan de las opiniones y el juicio. Empiezan a depender más de los otros, disfrutan de la compañía sino también para la auto validación y para recibir consejos. Una razón de esta dependencia es que las relaciones con los pares, invulcran a compañeros que tienen que aprender a negociar, compartir, asumir un compromiso y defender sus puntos de vista como iguales. Los niños aprenden lecciones de otros niños que los adultos no pueden enseñar.

Los teóricos evolutivos se preocupan cuando los niños no tienen tiempo libre. En la escuela, el estímulo para conseguir metas cada vez más latas y la competitividad ha reducido el tiempo para el recreo y para al merienda. Los niños participan en programas organizados pero ellos prefieren elegir las actividades que quieren hacer con sus amigos.

Los niños estaban mucho más preocupados por las relaciones con sus pares, los conflictos familiares y el consumo de alcohol o cigarrillo por parte de los padres. Las influencias familiares siguen siendo fuertes.

La sociedad de los niños.

Cuando los niños en edad escolar juegan en grupo desarrollan esquemas de interacción que son diferentes de los de la sociedad adulta y de los de la cultura. Algunos científicos denominan al grupo de pares la sociedad de los niños, niños que crean su subcultura.

Es habitual que la sociedad de los niños tengan normas, que desconocen los adultos.

En algunos países, la sociedad de los niños funcionan como la única influencia socializadora sobre los niños de la calle cuyos padres o cuyas circunstancias los han obligado a mantenerse solos.

Muchas de las normas del grupo de compañeros, estímulos implícitamente la independencia de los adultos y algunos exigen una distancia de la sociedad de los adultos.

Los mejores amigos y la sociedad de los niños son siempre poderosos pero no siempre positivos. Los niños tienden adoptar las características y los valores de aquellos en el grupo.

[b]A los niños de 10 u 11 años, un círculo de amigos antisociales y descarriados, pueden lograr que un niño se convierta en antisocial y descarriado.[/b]

La amistad.

La amistad personal es todavía más importante. La mayoría de los niños elegiría tener amigos. Esta elección coherente con el punto de vista de los teóricos evolutivos respecto de la relación estrecha entre la amistad y el desarrollo psicosocial.

A medida que las amistades se hacen más intensas e íntimas, los niños mayores exigen más de sus amigos, cambian amigos con menos frecuencia, les resulta más difícil hacer nuevas amistades y se molestan cuando se rompe una amistad. También se hace más selectivo: eligen a los amigos cuyos intereses sean similares a los suyos. En realidad, desde los 3 hasta los 13 años de edad, las amistades cercanas incluyen en forma creciente. Tener un mejor amigo que no es de la misma edad o del mismo sexo se correlaciona con ser rechazado o ignorado por los compañeros de clase y con ser infeliz. Pero no tener ningún amigo es mucho peor.

Los niños de 4 años tienen muchos amigos, la mayoría de los niños de 8 años tiene un círculo pequeño de amigos. Y hacía los 10 años, los niños con frecuencia tiene un “mejor amigo”. Los varones tienden a la identidad y lealtad al grupo. Las niñas forman redes más pequeñas e íntimas, por eso le preocupa ser excluidas del grupo.

Los niños rechazados.

En ocasiones los niños se sienten rechazados o abandonados por sus pares, pero sólo una pequeña minoría es despreciada la mayor parte del tiempo. Casi todos los niños cambiaron de categoría a otra durante los seis años. Sólo un 2% de los niños se mantuvo impopular.

Esta falta de amigos esta fuera de ser ideal, pero es posible que no sea perjudicial para el desarrollo psicosocial a largo plazo. Dos amortiguadores que algunas veces protegen la autoestima de los niños abandonados por sus compañeros son las buenas relaciones familiares y los talentos sobresalientes.

Ellos pueden ser rechazados-agresivos, es decir, no aceptados porque su conducta es agresiva y de constante confrontación. También puede ser rechazados-retraídos no aceptados por su conducta tímida y ansiosa. Este tipo de conductas provoca problemas para regular sus emociones.

En situaciones ambiguas, los niños bien aceptados tratan de resolver los problemas, quizá pidiendo primero una explicación al otro chico.

Estas habilidades prosociales -percepciones sociales benignas, el conocimiento de las relaciones humanas y la tendencia a ayudar antes que atacar a los otros- son raras en los niños rechazados o de otro tipo. Tanto los niños rechazados - agresivos como los niños rechazados - retraídos malinterpretan las palabras y las conductas de los otros, tienen dificultades para escuchar y evitan las situaciones sociales. Tienden a ser torpes, chabacanos e ineptos cuando están con los otros niños.

La enseñanza de las habilidades sociales.

Pero sin embargo, los esfuerzos para enseñar habilidades sociales a los niños rechazados se han encontrado con resultados contradictorios.

Existen tres razones por las cuales los niños agresivos y retraídos no aprenden mejor las habilidades sociales:

  • Las respuestas sociales defensivas y destructivas por lo general se aprenden de los padres durante la infancia temprana; estas lecciones son difíciles de desaprender.

  • Las actitudes y las acciones de los pares resisten cambio.

  • Algunas veces los niños dicen una cosa y hacen otra.

Al tratar de remediar el rechazo de los niños retraídos, uno debe conocer el poder de los padres y de los compañeros, e intervenir también en los padres. Esta intervención se debe realizar antes del tercer curso. En algunas ocasiones la intervención que más favorece es la académica.

Es más difícil transformar el rechazo de los niños agresivos de 7 y 11 años, ya que estos tienen pocos amigos asustados y acobardados. Estos niños agresivos a menudo despliegan una “máscara de autosatisfacción y de invulnerabilidad que más adelante puede disminuir la probabilidad de que los demás les ofrezcan apoyo, afecto y aliento “. La mejor solución para ambos tipos de niños rechazados es cambiar todo el contexto social.

Los agresores y sus víctimas.

La conducta de los agresores y de las víctimas se manifiesta cuando estos niños se encuentran en un contexto social que permite la expresión activa de los temperamentos agresivos y retraídos.

Los investigadores definen la intimidación como los esfuerzos sistemáticos y repetidos para infligir daño a través del ataque físico, verbal o social. Los atacantes son agresivos en forma activa y las víctimas de la intimidación son “ cautas, sensibles, calladas, solitarias y abandonadas en la escuela”. Las víctimas son por lo general niños rechazados-retraídos-ansiosos e inseguros, incapaces o inhibidos para defenderse- y los agresores son descritos como malos por otros niños.

Sin embargo, los investigadores evolutivos que observaron más cerca de la sociedad de los niños ahora comprenden que la agresión es un problema grave, que daña a la víctima y al agresor.

Los niños versus las niñas.

Los varones que son agresores a menudo tienen un cuerpo más grande, y sus víctimas suelen ser físicamente más débiles. Mientras que las niñas que son agresoras suelen superar el promedio de asertividad verbal. Y sus víctimas suelen ser más tímidas.

Se ve una clara diferencia de táctica de intimidación entre los varones que utilizan la fuerza física y las niñas utulizan la ridiculación.

La mayoría de los niños sufren en silencio la agresión.

La violencia en el mundo.

Tras una encuesta realizada, se recogieron datos tales como: que los padres y los maestros eren relativamente ajenos a los incidentes específicos y que aun cuando había adulto que estaban al tanto, era raro que intervinieran.

La investigación en muchas naciones descubren una amplia variación entre las escuelas dentro de una misma comunidad e índices marcadamente más altos en lugares donde muchos adultos están involucrados con la violencia. Esto ocurre en todos los países, en pequeñas escuelas rurales y en grandes centros urbanos, entre la mayoría de los niños de buen nivel económico y entre los inmigrantes pobres , entre los niños de todas las razas y religiones. El estatus social y la conducta de un niño a menudo cambian año tras año.

Los primeros años de la escuela primaria son el momento de los cambios más grandes, a medida que los niños aprenden a actuar de un modo prosocial más que antisocial y por lo tanto logran una mayor aceptación social.

Para evaluar la frecuencia acumulativa de agresión, otros investigadores les preguntaron a niños mayores si alguna vez había sido agresores o víctimas.

Las consecuencia de la agresión.

Una aspecto clave en al definición de la agresión es si es repetida. La mayoría de los niños padece ataques aislados o sociales leves de otros niños y salen ilesos, recibe el nombre de juego social. Este juego se puede convertir en perjudicial tanto para el agresor como para su víctima, pero por lo general aprenden cómo detenerse y reparar la amistad.

Cuando un niño tolera experiencias que lo avergüenza, los efectos pueden ser profundos y duraderos. Puede durar días, meses o años ese tormento. A través de unos estudio después de estas experiencias agresivas el autoestima sufre una caída.

En la niñez los agresores por lo común tienen amigos que los instigan, les temen y los admiran.

Sin embargo un estudio, sobre la popularidad y el éxito escolar de los agresores se esfuman al correr de los años, porque sus compañeros se han hecho críticos de sus conductas. Estos agresores se meten en problemas en el colegio y también con la policía. Y a los 24 años cometen delitos graves.

El comportamiento agresivo e intimidatorio es difícil de cambiar. Estas conductas están presentes desde el nacimiento. Los niños cambian si la familia, la escuela y la sociedad los estimulan para ello.

Los investigadores sospechan que las influencias psicosociales, como las que proporcionan las familias y las escuelas, son más poderosas que las biológicas, como la herencia genética y el daño cerebral, que resultan difíciles de cambiar."

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