Análisis de la novela "La maravillosa vida breve de Óscar Wao", de Junot Díaz: Nuria Barrios

Análisis literario de la novela "La maravillosa vida breve de Óscar Wao", de Junot Díaz, premio Putlizer en Estados Unidos (Pronto estará en el mercado dominicano en español). Oscar Wao, vino del autor querer pronunciar Oscar Wilde, y le salió "Oscar Wao", mal pronunciando. Junot nació en RD y es ciudadano de EEUU.

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Un lenguaje nuevo


NURIA BARRIOS 07/06/2008

La maravillosa vida breve de Óscar Wao empezó con un fracaso, una noche de juerga en México DF, unas cuantas copas y un libro de Oscar Wilde, La importancia de llamarse Ernesto. Lo de menos fue el título. Lo de más, el acento dominicano a la hora de pronunciar en inglés Oscar Wilde. Junot Díaz, que se encontraba de rumba con unos amigos, dijo: Óscar Wao. Exactamente así: Óscar Wao. Y todos se rieron y siguieron charlando y bebiendo y luego se hizo de madrugada y el día les pilló en otra parte y diciendo otras palabras. Pero en la cabeza de Junot Díaz seguía resonando Óscar Wao. Óscar Wao. Óscar Wao. Como un mantra incoherente, pero esencial, aunque Díaz aún desconocía que la importancia de llamarse Óscar Wao era tal que le llevaría al Premio Pulitzer siete años después.

Por entonces, Díaz estaba empeñado en quitarse de encima la losa del impresionante éxito que había alcanzado con su primer libro, Drown, publicado en España como Los boys (Mondadori, 1996). Esta excelente colección de relatos lo había convertido, de la noche a la mañana, de anónimo integrante de la comunidad dominicano-norteamericana a ser uno de los 20 mejores escritores de ficción contemporánea, según declaró The New York Times. Aquel libro había revelado a un autor con fuerza, lirismo y, sobre todo, con un lenguaje único donde el inglés da paso al español, Santo Domingo a Nueva Jersey y el Caribe al Tío Sam. Pero el éxito puede ser paralizante y Junot Díaz llevaba un par de años embarcado en una novela y atenazado por el vértigo cuando dijo "Óscar Wao". Aquella noche en México, echado en la cama, tuvo la visión de un chaval muy negro, muy gordo, inteligente y jodido. Un tipo nacido en Nueva Jersey, apasionado por los cómics y la literatura fantástica, obsesionado con las chicas, pero incapaz de seducir a ninguna. Un individuo fantasioso y torpe que sueña con ser el Tolkien dominicano y que sufre porque no encaja en su comunidad ni en su cultura. Díaz abandonó la novela que tenía entre manos y empezó a escribir La maravillosa vida breve de Óscar Wao.

La novela se abre con una cita de Los Cuatro Fantásticos. Sigue con Derek Walcott: "Tengo algo de holandés, negro e inglés, / así que no soy nadie, o soy una nación". Y continúa con el fukú, "la Maldición y Condena del Nuevo Mundo", también denominado Fukus Americanus, The Great American Doom (f**k you) o el fukú del Almirante, porque el Almirante, cuyo nombre no debe ser pronunciado para evitar la maldición, desencadenó el fukú en el mundo. Éstas son las bases por donde discurrirá La maravillosa vida breve de Óscar Wao: la unión de historia y ciencia-ficción -"¿qué puede ser más ciencia-ficción que Santo Domingo? ¿Qué más fantasía que las Antillas?"-, la mezcla de nacionalidades que hace imposible la idea de nación y la maldición que recorre la historia de la República Dominicana y que persigue a la familia de Óscar en forma de cárcel, torturas y, sobre todo, trágicos amores.

Para narrar la vida de Óscar de León, rebautizado irónicamente por un amigo como Óscar Wao, Junot Díaz relata la historia de su familia y de su país. Presente y pasado discurren paralelos en la novela a través de las extensas notas a pie de página sobre Rafael Leónidas Trujillo, "Nuestro Dictador de Una Vez y Para Siempre", que gobernó la República Dominicana entre 1930 y 1961. La violenta figura del dictador se proyecta así gráficamente en la página como la sombra del texto de ficción. Como Óscar ha nacido en Estados Unidos, su país son dos países y las notas, por tanto, enlazan el Caribe con la ciencia-ficción anglosajona. Así, la República Dominicana es descrita como el Mordor de Trujillo y éste, como Sauron. "Su Ojo estaba en todas partes; tenía una Policía Secreta que dejaba chiquita a la Stasi y vigilaba a todo el mundo, incluso a los que vivían en los States". De esta forma tan llamativa como heterodoxa, Díaz intenta librarse del halo novelesco del dictador al que han sucumbido otros escritores, como Vargas Llosa.

El destino de Óscar, que jamás conoció a Trujillo, está marcado por la crueldad de su régimen. Las historias de su hermana, de su madre y de su abuelo -relatos con distintos protagonistas y en distintas épocas- van encendiendo los focos que iluminan la maldición. Óscar intenta escapar del fukú a través de sus dos obsesiones: la literatura fantástica y las mujeres. Lucha, con idéntico empeño, por publicar y por no convertirse en el único varón dominicano de la historia que morirá virgen. El fatalismo que determina el carácter tragicómico de su vida es compensado por una prosa vertiginosa donde se unen géneros literarios; la ficción y la realidad; diferentes puntos de vista, saltos en el tiempo y, sobre todo, un lenguaje único que combina con una naturalidad pasmosa el inglés y el español.

El lenguaje es, sin duda, la herramienta más poderosa y distintiva de Junot Díaz. No es meramente el idioma de un autor de origen hispano que escribe en inglés, intercalando ocasionalmente palabras y expresiones en español. Es mucho más: es un lenguaje nuevo que expresa una forma de vida nueva. Si Estados Unidos es la zona cero de la lucha entre el inglés y el español, Junot Díaz abre una ventana a un mundo ajeno a la confrontación, donde anglosajones e hispanos han creado algo vivo y distinto. El escritor, un claro omnívoro intelectual y lingüístico, se ha convertido en portavoz literario de una realidad emergente y llena de posibilidades desconocidas. Por eso, probablemente, le han concedido el Pulitzer y el National Book Critics Circle.

La maravillosa vida breve de Óscar Wao tiene algunos problemas: la dificultad de la estructura narrativa; la excesiva extensión de las notas; el papel del narrador principal, Yunior, aparente álter ego de Junot Díaz, que ya aparecía en Los boys... Pero la novela se enfrenta, sobre todo, al escollo de la traducción. ¿Cómo transmitir el juego, la sorpresa y la verdad de un idioma donde es posible decir "Then you will be mi negra bella"? -

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