Forty Acres: a poem for Barack Obama. De Derek Walcott

Derek Walcott, premio nobel, escribe un poema a Barack Obama,
en inglés, y la traducción de León Felix Batista, poeta dominicano.


Forty Acres: a poem for Barack Obama


Out of the turmoil emerges one emblem, an engraving —

a young Negro at dawn in straw hat and overalls,

an emblem of impossible prophecy, a crowd

dividing like the furrow which a mule has ploughed,

parting for their president: a field of snow-flecked

cotton

forty acres wide, of crows with predictable omens

that the young ploughman ignores for his unforgotten

cotton-haired ancestors, while lined on one branch, is

a tense

court of bespectacled owls and, on the field's

receding rim —

a gesticulating scarecrow stamping with rage at him.

The small plough continues on this lined page

beyond the moaning ground, the lynching tree, the tornado's

black vengeance,

and the young ploughman feels the change in his veins,

heart, muscles, tendons,

till the land lies open like a flag as dawn's sure

light streaks the field and furrows wait for the sower.


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Cuarenta acres: un poema para Barack Obama

Derek Walcott


Versión de León Félix Batista

Emerge un emblema del tumulto, un grabado:

un joven negro al alba con sombrero de paja y overol,

un emblema de imposible profecía, muchedumbre

dividiéndose como el surco arado por una mula,

separándose para su presidente: un campo de algodón

nevado

de cuarenta acres de extensión, de cuervos con presagios predecibles

que el joven labrador desdeña por sus memorables

ancestros de cabellos de algodón, mientras, alineada en una rama, hay

una tensa

corte de búhos con gafas y, en el borde lejano

del campo,

un espantapájaros burlón apunta hacia él con rabia.

El pequeño arado continúa en esta página con líneas

más allá de la tierra quejumbrosa, el árbol del linchamiento,

la venganza negra del tornado,

y el joven labrador siente el cambio en sus venas,

corazón, músculos, tendones,

hasta que la tierra yace abierta como una bandera cuando la firme

luz del alba raya el campo y los surcos esperan al sembrador.

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