Michelle Robinson Obama inspira para la igualdad: mujer de alto vuelo

A Barack Obama le gustan las mujeres

Las mujeres juegan un papel superlativo en la vida de Barack Obama desde niño cuando su madre le crió en un hogar en el que el padre desapareció muy pronto, cuando ya más mayor vivió con su abuela en Kansas y ahora cuando está casado con una ejecutiva de armas tomar y debe compartir los deberes y esfuerzos de educar a dos hijas.

Por eso el candidato demócrata quiere que con él en la Casa Blanca las mujeres reciban el reconocimiento que merecen y eso pasa primero por igualar la paga que cobran en trabajos en los que están rodeadas de varones.

El que ha cerrado la puerta a que una mujer sea la primera aspirante con posibilidades a ser presidenta no se olvida de ellas. Porque las necesita para ganar las elecciones y también porque, dentro de su corazón, reconoce que sin ellas no sería nada. Desde su madre, a su abuela, a su esposa Michelle o a sus dos pequeñas hijas.

El aspirante demócrata ha propuesto que las mujeres sean elevadas al lugar que merecen en la economía estadounidense y se ha comprometido a reducir las diferencias salariales que separan a ambos sexos. Ellas reciben aquí 78 centavos por cada dólar que ganan ellos y para la mayoría es muy difícil aspirar a los puestos de dirección que tienen los hombres. En su mayor parte por ponerse unos pantalones.

En el 62% de las familias estadounidenses las esposas aportan, al menos, el 50% de los ingresos familiares y Obama cree que si se elevan sus salarios no sólo serán ellas las beneficiadas sino también sus esposos e hijos y al final la economía nacional.

El senador afroamericano quiere que las madres tengan más ayudas para dejar a sus hijos en guarderías, mayores períodos de descanso después de dar a luz y más tiempo para ocuparse de sus asuntos personales y más vacaciones. E intentará que los tribunales también las apoyen más y las permitan acudir ante los jueces para reclamar igualdad salarial, iguales beneficios y acceso a los puestos de dirección.

Para él es una discriminación sexual que las empleadas de una fábrica o las trabajadoras de una oficina no reciban igual paga que sus compañeros varones cuando realizan el mismo trabajo. Algo que sorprendentemente en este país no reconocen las leyes y ni siquiera el Tribunal Supremo.

Este guiño a las madres y esposas es interesado, por supuesto. Porque Obama sabe que cuando cerca del 4 de noviembre los matrimonios y las parejas se pongan a hablar de a quién votar ellas tendrán mucha influencia, como la tienen en todo, para convencer a sus maridos y compañeros.

Durante la fase de primarias las mujeres le dieron la espalda, especialmente las blancas, y ahora las quiere recuperar para ganar la presidencia. Las necesita, las ama y las promociona. Como marido sabio que conoce la influencia y el poder que tiene su esposa y como padre resignado a que cuando su mujer y sus hijas quieren algo... al final se hace lo que ellas dicen.


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