Autonomía y prevención de la violencia de género


En estos días he estado un poco más triste de lo acostumbrado, ante el sufrimiento que he observado en estos días con personas con las que he trabajado, personas que vienen buscando los servicios en la Unidad de Atención a la Violencia contra la Mujer, de Género y Sexual de la Procuraduría Fiscal de Santiago, en mi calidad de Trabajadora Social.

Y quiero escribir sobre un hecho: el rechazo y el irrespeto ante las parejas que eligen nuestros familiares.

Esto dificulta la objetividad y el proceso de observación y de aprendizaje de la persona en cuestión.

La violencia en las relaciones de parejas y ex parejas, genera pesar, es un poco absurda, es como un titiritero que maneja de manera, muchas veces inconsciente, a las personas que la viven, se instala de ¡tantas maneras! y por ¡tantas diferentes razones!...

Poco a poco va dominando la vida de las personas, y se alarga… Permanece durante ¡aaañooosss y aaañooosss! Suele terminar dominando todo. Se hace difícil de parar, y genera desasosiego en los familiares, principalmente. Y esto pasa sin necesidad de complicar el panorama con rechazos externos por prejuicios y discriminaciones.

Para ilustrar, unos ejemplos, son causas de rechazo: la diferencia de edad siendo ya dos personas adultas; las diferencias sociales; las diferencias raciales...

Hay que tratar de no estar interviniendo en las decisiones de las personas en cuanto a las parejas que elijan. Sean éstas, relaciones casuales, o relaciones formales.

Debemos ser más amorosos con las decisiones que tomen nuestros familiares, y no hacer muchos cálculos de “conveniencias”, no estar haciendo comparaciones en base a expectativas ideales que nos llevan a desvalorizar a las personas que eligen nuestros familiares.

La intervención de parte de la familia en las decisiones de otras, y de otros, genera inseguridad, y no ayuda a que las personas desarrollen autonomía, aprendan, maduren, en base a sus experiencias propias. Esto dificulta el crecimiento de la persona, y dificulta la construcción de su interioridad.

La psiquis humana es compleja, y llenar vacíos es una tarea que no podemos subestimar, y cuando nos metemos de manera autoritaria en decisiones de otras, otros, podemos dañar el proceso de la persona de encontrar el sentido de vivir, de llenar vacíos tan importantes como la sexualidad, el afecto, con sus propios aprendizajes, … y estos hechos delicados, lo podemos dañar, entrometiéndonos.

¿Cómo afecta esto a la pareja y cómo puede complicar una relación con violencia?

La persona rechazada puede distanciarse, albergar resentimiento, y sentir que la persona que tiene a su lado es débil, y este rechazo es un motivo para enturbiar la relación con un elemento externo. Eso baja la autoestima, y la valoración de la persona. El rechazo genera rechazo, y alimenta la violencia. Esta intervención en base a prejuicios es un elemento que se añade a los procesos propios de la dinámica en la relación de pareja, que de por sí, es compleja.

Lo triste es que son tantas las variables en la violencia de género en las parejas y ex parejas, que ésta, la intromisión de familiares, al inicio de la relación, suele pasar inadvertida en el daño que ocasiona, y olvidarse…Pero las heridas suelen irse acumulando, y poner nebulosas a una nítida comprensión del fenómeno de la violencia en la pareja y sus múltiples factores.

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