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| James Brewster (Wallys), embajador de Estados Unidos en la República Dominicana |
Courtney Weber escribe en una publicación de Puerto Rico llamada 80 Grados Net. El artículo relata las tendencias en la Iglesia Católica jerárquica y las situaciones actuales que le cuestionan la discriminación y la violencia contra esta comunidad LGBTQ con el nombramiento del Embajador de Estados Unidos, James Brewster en el 2013, y la aceptación del matrimonio igualitario en España.
Mildred D Mata, 22.6.2014
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“Lacras sociales”: iglesia y homosexualidad en República Dominicana
POR COURTNEY WEBER | 14 DE FEBRERO DE 2014
En su video introductorio, James “Wally” Brewster trata de ganarse los corazones de los dominicanos. Con su acento americano, dice “¡Hola!” con una sonrisa brillante. Brewster dice que la República Dominicana no sólo es un país hermoso, sino también es su segundo hogar. Trata de relacionarse a los dominicanos con su amor de béisbol. Habla de sus amigos famosos, Moisés y Austria Alou, y describe su entusiasmo cuando el equipo dominicano ganó la Serie Mundial Clásica de béisbol. En la próxima parte del video, describe sus orígenes humildes, diciendo que entiende las dificultades de las familias dominicanas que afrontan los dominicanos diariamente. Con este video, James “Wally” Brewster quiere promover una imagen positiva como el próximo embajador entre la República Dominicana y los Estados Unidos. Desafortunadamente, su trabajo es difícil por su identidad homosexual. En la República Dominica, mucha gente no acepta a Brewster por esta razón. Durante el video, Brewster hace referencia a sus valores de tolerancia a todas las personas; los mismos valores que algunas personas en el gobierno y la iglesia católica no respetan. Dice:
My parents taught me that all people deserve respect, dignity, love, and opportunity. They also instilled in me a strong belief in God and the values of love and tolerance. Bob and I bring those values with us as we come to the Dominican Republic [James “Wally” Brewster 2013].
Por estas palabras, James “Wally” Brewster habla de la discriminación que muchas personas en la comunidad LGBTQ sufren cada día en los países a través del mundo. Obviamente, la homofobia existe en la República Dominicana también.
Aunque es imposible saber todas las razones que contribuyen a la marginalización de un grupo de gente, quiero entender cómo la influencia fuerte de la iglesia católica promueve las injusticias contra los gays en la República Dominicana. Como una persona católica y un aliado de la comunidad LGBTQ, reconozco la responsabilidad de mi iglesia para el sufrimiento de muchas personas en el mundo. Para entender la influencia de la iglesia, empiezo con una historia breve del catolicismo en la República Dominicana; analizo el estado presente de la iglesia y las reacciones de la jerarquía a James “Wally” Brewster; y termino con preguntas del futuro y el impacto potencial de Papa Francisco. No soy un experto, pero creo que es necesario que más personas como yo hablen de este problema y aboguemos por el cambio.
Según la Encyclopedia of Global Religion (McMahon Jr. 2007), noventa por ciento de la población de la República Dominicana practica el catolicismo. Otras religiones incluyen el protestantismo (con el evangelismo como la división que está aumentando más rápidamente); el judaísmo; el vudú; el budismo; el Islam; y religiones con una influencia africana (como Benin y Yoruba) y de los americanos nativos (como la religión taína). El catolicismo llegó a la República Dominicana con los conquistadores en el siglo XV. Por causa del colonialismo, la iglesia ha dominado el país por más de quinientos años. Trujillo trató de restringir la dominancia de la iglesia durante los años cincuentas para ganar más poder para su gobierno (McMahon Jr. 2007). Durante esta época, los sacerdotes y los obispos que hablaban contra el gobierno eran arrestados. Al mismo tiempo, los años cincuentas marcaban un punto de inflexión para las relaciones entre el gobierno y la iglesia. Trujillo quería fortalecer las conexiones entre el gobierno y la iglesia para mantener el poder de su dictadura. Trujillo reconocía la influencia de la iglesia en el país, y se aseguraba que la iglesia se alineaba con el estado y no con grupos revolucionarios. Por eso, la unión oficial de la iglesia y el estado empezó en 1954 con el Concordato (Jiménez Polanco 2004). Con este documento, el catolicismo fue declarado la religión oficial de la República Dominicana.
Durante esta década, la influencia de la iglesia continuaba creciendo, así como la conexión entre la religión y el estado se volvía más explícita. Por ejemplo, el ejército firmó un documento en 1958 para reforzar sus conexiones con la iglesia católica. También en 1958, el sistema de la educación fue controlado oficialmente por la iglesia con el Patronato Nacional San Rafael. Por eso, las escuelas enseñan la religión hoy en día y los ideales de la iglesia católica son arraigados en cada generación (Jiménez Polanco 2004). Según la Ley General de Educación 66-97, “todo el sistema educativo dominicano se fundamenta en los principios cristianos evidenciados por el libro del Evangelio que aparece en el Escudo Nacional y en la letra “Dios, Patria y Libertad” (2012).
Después de los cambios durante la década de 1950, las metas de la iglesia empezaron a transformarse, especialmente en Latinoamérica. Trujillo tenía razón de preocuparse de una iglesia radical. Los gobiernos militares de Latinoamérica durante las décadas de 1960 y 1970 influenciaron los cambios en la ideología de la iglesia católica (Betances 2004). Por causa de los regímenes opresivos, algunos teólogos empezaron a predicar la Teología de la liberación. Este movimiento dentro de la iglesia en Latinoamérica ponía la concentración en la justicia social, especialmente para los pobres. Aunque la homosexualidad fue una identidad marginalizada también, la justicia para los homosexuales no era una meta de esta teología. Por causa de las conexiones fuertes entre la jerarquía de la iglesia y el estado, la Teología de la liberación no tenía influencia fuerte en la República Dominicana. Por lo contrario, la iglesia conservadora era más fuerte porque Balaguer tenía una relación buena con la jerarquía de la iglesia.
Según Emelio Betances (2004), la relación entre los líderes dominicanos y la iglesia es responsable de la influencia de la iglesia en la vida diaria. El treinta de noviembre de 1980, la iglesia escribió una carta pastoral para explicar su relación con el estado durante la Conferencia Del Episcopado Dominicano. Esta carta proclamaba que el estado debiera crear fórmulas políticas que estuvieran de acuerdo con los principios de la iglesia. Al mismo tiempo, la iglesia declaró que no se alinearía con un partido político. Con esta declaración, la iglesia mostraba que la lealtad de los ciudadanos debía ser con la iglesia antes de un partido político. También, la falta de una alianza con un partido político permitía que la iglesia sirviera como un mediador entre todos los conflictos políticos en el país. Por ejemplo, la Universidad Católica Madre y Maestra es un centro para conferencias políticas internacionales y nacionales. Como dice Betances, la iglesia era un participante importante en las políticas dominicanas durante los ochenta.
Por eso, es obvio que la iglesia tiene influencia política y social muy fuerte en la República Dominicana. Esta influencia es muy peligrosa cuando causa la discriminación contra la comunidad LGBTQ. Según la doctrina de la religión, la heterosexualidad es la única identidad sexual aceptable. En 1992, el Papa Juan Pablo II y los cardenales y los obispos escribieron sobre la sexualidad en una sección del Catecismo que se llama “Castidad y homosexualidad”. El documento dice:
Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. [El Catecismo de la Iglesia Católica 1992]
Por lo tanto, se puede ver que el poder de la iglesia católica es una razón fundamental para la discriminación de la comunidad LGBTQ en la República Dominicana. La jerarquía de la iglesia justifica su discurso homofóbico por causa de Catecismo y la creencia en la palabra divina de la Biblia.
El Cardenal más franco con su discurso contra la homosexualidad es el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, el Arzobispo de Santo Domingo (Jiménez Polanco 2004). En 2006, el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez habló con una multitud de personas durante la Semana Santa. Después de una misa en Santo Domingo, dijo sobre los homosexuales, “no se necesitan esas lacras sociales en esta ciudad histórica” (Cardenal …arremete contra los gays 2006). El Cardenal ha hablado del matrimonio de los homosexuales también, diciendo que las leyes políticas tienen la obligación de seguir las leyes de Dios. El sacerdote popular, Luis Rosario, también ha hablado contra la unión de los homosexuales porque destruirá, en su mente, la familia dominicana. Compara la homosexualidad a una sexualidad sin control, como el sexo entre animales (Padilla 2008). Nicolás de Jesús López Rodríguez llama la unión de las personas del mismo sexo una “monstruosidad” (González 2006). El Cardenal habló con la Suprema Corte de Justicia (SCJ) en 2006 para influir sus decisiones de las leyes del matrimonio. Los cambios en la ley de España que permiten el matrimonio entre las personas del mismo sexo ha inspirado estas declaraciones en la República Dominicana.
Las acciones recientes del los cardenales reflejan el miedo en la República Dominicana de la infiltración de los valores de otros países. Según Padilla (2008), el discurso de hoy se trata de proteger las morales (basadas en el catolicismo) de la nación contra los países como los Estados Unidos, o en este caso, España. Algunos dominicanos creen que la infiltración de las ideas y los movimientos sociales es otra forma de colonización por los mismos países que colonizaban la República Dominicana en el pasado. Por eso, tienen miedo de un proceso de la “recolonización”. Esta recolonización se basa en la cultura y no en la fuerza física. Por eso, muchos dominicanos hablan de la protección de la cultura dominicana como una manera de proteger sus leyes y sus sentimientos homofóbicos. El aumento en el turismo del sexo ha contribuido al miedo de que la homosexualidad es causada por una influencia extranjera. Como se describe en Caribbean Pleasure Industry (Padilla 2007), el turismo del sexo ha crecido en las últimas décadas por causa de la falta de trabajo en el campo. Muchos pobres migran a la ciudad donde los únicos trabajos están en la industria del placer. La iglesia católica demoniza a estos hombres que tienen sexo con otros hombres a pesar de que no haya otras opciones. Por eso, la iglesia no reconoce las condiciones de desigualdad que contribuyen al crecimiento en la industria del sexo. Por lo contrario, la jerarquía, como el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, habla de la eliminación de la perversión de la homosexualidad de la zona colonial de Santo Domingo (Cardenal …arremete contra los gays). Por eso, se puede ver que los homosexuales (o personas que no se identifican como homosexuales pero tiene sexo con otros hombres) no se consideran ciudadanos dominicanos según la iglesia católica. Son los otros, extranjeros en su propio país.
Como dice Jiménez Polanco (2004), no es sólo la homofobia, sino también el patriarcado, el racismo, el clasismo y el sexismo que se protegen como partes de la cultura dominicana. Lo interesante es que algunos grupos religiosos están luchando contra estas formas de la discriminación y la justicia social. Según Padilla (2008), hay algunos movimientos que quieren destruir la pobreza, la violencia, el alcoholismo y la desigualdad económica. Aunque favorecen la justicia social, estas personas no reconocen la persecución de los homosexuales como una forma de injusticia social. Por lo contrario, estos grupos ven la tolerancia de la homosexualidad como una influencia mala de los colonizadores culturales. De la misma manera en que los conquistadores españoles llevaban la violencia, la pobreza y la desigualdad; los “conquistadores” culturales de hoy traen la aprobación de la homosexualidad.
El argumento de la cultura dominicana parece adecuado, especialmente en una edad cuando mucha gente tiene más respeto para las diferencias culturales. Sin embargo, es necesario que se distinga entre el respeto para una cultura y la violación de los derechos humanos. La lucha diaria de los antropólogos es entender esta distinción. El ejemplo clásico de esta distinción es la mutilación genital femenina. Mientras es una práctica antigua en muchos países en el continente de África, el consenso mundial es que la mutilación genital femenina viola los derechos de las mujeres y las niñas. De una manera similar, la discriminación y la criminalización de las personas homosexuales es parte de la cultura dominicana; sin embargo, no es un aspecto de la cultura que se puede defender. La iglesia católica ha sido una de las voces más fuertes de la protección de la cultura dominicana en el caso de James “Wally” Brewster. El obispo de Santo Domingo, monseñor Pablo Cedano, dijo en un reporte que la nominación de Brewster muestra la falta de respeto para la gente dominicana. Continuó, diciendo, ”en ese aspecto, todo el mundo sabe que nadie va aceptar a esa persona porque eso está muy lejos de nuestra cultura, así que ojalá que Estados Unidos lo piensa” (Ramírez 2013). Muchas revistas (como La opinión y Diario Libre) de la República Dominicana enfatizan el irresuelto de la cultura y no se mencionan el irresuelto de los cardenales. Por ejemplo, Nicolás de Jesús López Rodríguez llamó a Brewster un “maricón” durante una entrevista (Martosko 2013). Por el énfasis en la violación de la cultura dominicana y católica, la iglesia puede aparecer como la víctima mientras la comunidad LBGTQ es la víctima real.
Algunas personas en la República Dominicana se han organizado para expresar su ira al embajador nuevo y el “irrespeto” de la cultura dominicana. El 15 de julio de 2013, los grupos religiosos organizaron el “lunes negro” para protestar la nominación de Brewster por el Presidente Barack Obama. Los manifestantes se vistieron de ropa y pañuelos negros y decoraron sus coches de negro (Francisco 2013). Aunque la iglesia católica no organizaba esta protesta, los cardenales y obispos no la detuvieron. Según una cita para los cristianos gays, el monseñor Agripino Núñez Collado admitió que la iniciativa del lunes negro no tuvo éxito. Como dice el monseñor, el público no puede separar el trabajo de Brewster de su orientación sexual. Por lo contrario, la misma página en el sitio Cristianos Gays muestra la contra-protesta de las personas gays. Con la ayuda de la organización TRANSSA (de transexuales, travestis y transgéneros), muchas personas llevaron los colores brillantes en el quince de junio (Fracaso del lunes negro 2013). Este sitio y las voces de las personas marginalizadas en la República Dominica complican los principios de la cultura dominicana. Como se ve, la cultura es muy diversa con muchas personas que apoyan la nominación de James Brewster. Aunque la voz de la jerarquía de la iglesia católica es muy fuerte, no es la voz unánime de todo el país.
Mientras el conflicto con James “Wally” Brewster continúa, hay señales del cambio en el catolicismo. En marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio de Buenos Aires, Argentina, fue elegido el Papa de la iglesia católica. En una entrevista famosa seis meses después de su elección, el Papa habla de algunos temas controvertidos en la iglesia católica como el aborto y la homosexualidad. Contestando una pregunta de Antonio Spadero, el Papa dijo, “Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla” (El Papa Francisco 2013). Más tarde en la entrevista, el papa Francisco dijo que la iglesia está obsesionada con el aborto, los contraceptivos y la homosexualidad. Además, el papa quiere que la jerarquía en la República Dominicana hable de los problemas con la iglesia, empezando con los abusos sexuales de los sacerdotes. En noviembre, el Papa Francisco envió una carta al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez para mostrar su apoyo para todas las víctimas de los crímenes sexuales de la jerarquía católica en la República Dominicana (El Papa reza por las víctimas 2013). Aunque no está cambiando la doctrina de la iglesia, el Papa quiere pedir perdón por los crímenes de la iglesia, dar atención a Latinoamérica, y cambiar el foco de la iglesia.
El Papa Francisco tiene mucha influencia en la República Dominicana porque es de Argentina, un país latinoamericano. Aunque las culturas de Argentina y la República Dominicana son muy diferentes, por la primera vez hay una conexión entre el Papa y Latinoamérica. El Papa no es un extranjero como los Papas de Italia o Polonia. Como dice Padilla (2007), el miedo de la influencia de los extranjeros es una causa de la persecución de la gente homosexual. Por lo contrario, el Papa puede relacionarse a los dominicanos católicos porque es el líder de su iglesia y habla castellano. Las opiniones del Papa han recibido atención en las revistas de la República Dominicana. Un artículo de Hoy digital reimprimió un artículo de BBC Mundo con el título “Papa Francisco: ‘Los gays no deben ser juzgados ni marginados’” (2013). Aunque los cardenales como Nicolás de Jesús López Rodríguez y los sacerdotes como Luis Rosario no están de acuerdo con el Papa Francisco, las opiniones del Papa son escuchadas por la gente de la República Dominicana.
Sin duda, la combinación de los factores como la colonización, las dictaduras, y la protección de la cultura dominicana han contribuido a la homofobia en la República Dominicana hoy en día. La iglesia católica ha tomado parte en cada uno de estos factores. Para entender la influencia de la iglesia, es importante estudiar su subida al poder. Después del colonialismo, lo más importante era la conexión entre el estado y la iglesia durante la década de 1950. La conexión entre la iglesia y el gobierno continúa hoy en día. Además, la influencia pública de los obispos y los cardenales como Nicolás de Jesús López Rodríguez contribuye al sentido homofóbico en el país. Sin embargo, hay muchas personas en la República Dominicana que apoyan los derechos humanos para las personas LGBTQ. Estas son las mismas personas que llevaron ropa de colores en el “lunes negro” para apoyar la nominación de James “Wally” Brewster. Es cierto que algunas de estas personas son católicas y apoyan las opiniones del Papa Francisco. Para cambiar el ambiente homofóbico, es necesario que estas personas de la República Dominicana cuestionen las opiniones y las acciones de la jerarquía católica en su país.
Referencias
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http://www.80grados.net/lacras-sociales-la-iglesia-y-la-homosexualidad-en-la-republica-dominicana/
