¡Hola!, amigas y amigos del alma, o del espíritu:
Un pensamiento recurrente en mí, por temporadas es: hacer ese balance de, ¿qué dejo, qué queda si muero ahora? Cuando lo hago me siento inteligente, avispada, una mujer de compromiso.¡ Así es la mente humana!
Creo es importante escribir. Es una forma de dejar huellas. Con la esperanza de que hacerlo sea útil, de vez en cuando, a alguien que comparta conmigo, a través de la lectura. También tengo la esperanza de animar a escribir, ¡como sea!
Ahora estoy escribiendo, y no tengo mucho tiempo. Pero dicen los expertos en composición, que escribir bien requiere de cierta planificación. Un blog, es algo personal, y es un intermedio entre un gran escrito, y algo menos exigente. Pero pienso que ayuda a escribir mucha dosis de amor hacia uno o una misma, y hacia las demás personas.
Me he pasado parte de la mañana de este domingo leyendo parte de los artículos de Clave Digital y sobretodo, los comentarios. No siento tanta desilusión sobre la política, el país, etc., porque realmente vivo enamorada de la vida, y de la gente. Eso es lo que hay, eso es lo que hemos hecho hasta ahora, como país y como mundo. Hacer, dejar de hacer, aferrarnos a intereses particulares a veces dañinos, sobrevivir, matar, mal educar, luchar con las debilidades que nos han forjado en nuestra cultura. Ni más ni menos. Desde los años 1983-1985 decidí no vivir de desilusiones, porque amo al mundo incondicionalmente. Y espero, si ahorita muero, que se recuerde que tenemos que ayudar a construir personas, dando oportunidades, de acuerdo a sus posibilidades, y las del contexto, pero hay que arriesgarse un poco, DAR.. .No ser cómodas y cómodas, rechazando, sin dejerle puertas abiertas a las personas. Quizás deje ese ejemplo a mi pequeño círculo. Quizás, porque puede ser que mis huellas sean muy tenues.
Por eso trato de no inspirar temor a nadie, y de construir, aún las personas cometan acciones con pequeñas debilidades, o acciones más monstruosas. Como se podréis imaginar, no siento culpa, ni me averguenzo de mí. Me amo y me perdono, asumo las responsabilidades, recibiendo el rechazo y los fracasos que mis inconductas generan. Por eso pienso que la impunidad es de personas cobardes, disociadas, y que privan en chistosas con respecto al resto de la sociedad.
Creo que ayudo, poniendo límites, y poniéndome límites; atreviéndome a hablar (con el mayor respeto que pueda); practicando el desapego para no temer y desilusionar, inspirando confianza; renunciando, en aras de contemplar personas libres y a las que se les permita amarse. Que las personas no vivan con el terror del rechazo a su yo, que es muy diferente, a sus acciones.
Acá les dejo con mi pequeña herencia de hoy.
Un blog de opinión e informaciones enfocado en temas relacionados con los derechos de la mujer. Soy una demócrata radical en el desarrollo de las naciones, con la equidad e igualdad social, económica y política de los ciudadanos/as dominicanos/as y del mundo.
También encontrarás algunas producciones literarias buscando un sentido de interioridad y una visión universal.
Indefiniciones (cuento)
El cuerpo de Dary ondeando entre el agua azul, parecía un pez grande y suave. Llegaba hasta el piso de la piscina, y se quedaba quieto durante unos minutos. Yo temía un poco por tanta quietud, pero luego, él subía a la superficie, salía de la piscina y nos recostábamos en la orilla, sobre la grama. No me cansaba de mirar sus ojos, besar su cara, apretar sus muslos, mientras pensaba en sus últimas proezas, las cuales encandilaban mi alma y mi cuerpo.
Salíamos de la universidad conversando sobre si el ingreso percápita es un buen indicador de desarrollo; si el mismo no encubre la pobreza, promediando los ingresos de los ricos y de los pobres. Discutíamos sobre si era correcto el dejar que una menor de edad se mudara con un joven, aun sin mucho futuro económico, social y moral. También hablábamos de la poesía. A él le encanta la poesía, los temas de espiritualidad, y nuestro deseo de algún día poder tener una terapia de regresión a nuestras vidas pasadas.
Dary tiene un cuerpo parecido a Alex Rodríguez. Sí, ese; el jugador de béisbol. Su ropa se ciñe a su cuerpo, sin parecer vulgar. Tiene 20 años, y yo 21. Es alto, unos 6.2, de piel trigueña, ojos pequeños, traviesos, que no desmienten su timidez, inexplicable. Todo un misterio. No se sabe que vivencias de su niñez, mal interpretadas, le hacen tener un poco de temor a la gente.
Mi padre quiere que nos casemos. Le teme a las relaciones sexuales. Casi siempre hay estrés en casa. Mi madre y mi padre tienen diferencias sobre esto. No puedo mudarme de mi casa, no tengo posibilidad de estudiar y trabajar. Mis estudios me absorben. Por su parte, Dary se nota cansado de tantos inconvenientes para poder salir, encontrarnos. Tampoco quiere casarse.
Ahora estoy sola. Hace tres meses que no veo a Dary. Mi pasividad me espanta. ¿Será que no sé amar? Mi amiga Lia Mai no comprende como puedo moverme y continuar estudiando con tanta paz, a pesar de la ruptura. –Charo, tu pronóstico no era bueno. Cualquiera pensaría que no ibas poder manejar esta injusticia, a la que te sometieron tus padres, y que no permitió el disfrute, en tu relación con Dary –me decía, con sus hermosos y limpios ojos, un poco tristes.
Estamos a finales del año 2004, en una pequeña ciudad del Caribe hispanohablante.
Soy alta, blanca, ojos grandes con largas pestañas, mirar bucólico. Soy alta, más bien fuerte, aunque delgada; mi pelo es negro, rizo. Mi cuerpo se desliza como si fuese ágil, pero en realidad no lo soy. De estado de ánimo cambiante. Estudiante regular. He dejado de nadar. Empujo la vida por delante con un alto sentido de sobrevivencia. A pesar de todo creo que sé amar.
Ahora siento dolor, no sé bien quien soy, ni para donde voy. La pasividad me mata. Mi presente me permite amar a mis amigas, el mundo de la universidad, y me gusta la política.
Si bien siento un poco de dolor, pero no sé luchar con pasión. Parece que mi alma está enferma de quietud. No he vuelto a ver a Dary. Tampoco sé si me quiere. Creo que el amor es difícil para una pueblerina idealista, pero sin agallas. Aun así, tengo un poco de amor para vivir.
Mi padre está contento, su hija ya no tiene novio.
Y yo, Charo; rechazo las limitaciones para una joven poder amar en libertad. Sólo lo pienso hacia dentro, pero no sé gritarlo. Quizás sólo estoy en una pesadilla.
Salíamos de la universidad conversando sobre si el ingreso percápita es un buen indicador de desarrollo; si el mismo no encubre la pobreza, promediando los ingresos de los ricos y de los pobres. Discutíamos sobre si era correcto el dejar que una menor de edad se mudara con un joven, aun sin mucho futuro económico, social y moral. También hablábamos de la poesía. A él le encanta la poesía, los temas de espiritualidad, y nuestro deseo de algún día poder tener una terapia de regresión a nuestras vidas pasadas.
Dary tiene un cuerpo parecido a Alex Rodríguez. Sí, ese; el jugador de béisbol. Su ropa se ciñe a su cuerpo, sin parecer vulgar. Tiene 20 años, y yo 21. Es alto, unos 6.2, de piel trigueña, ojos pequeños, traviesos, que no desmienten su timidez, inexplicable. Todo un misterio. No se sabe que vivencias de su niñez, mal interpretadas, le hacen tener un poco de temor a la gente.
Mi padre quiere que nos casemos. Le teme a las relaciones sexuales. Casi siempre hay estrés en casa. Mi madre y mi padre tienen diferencias sobre esto. No puedo mudarme de mi casa, no tengo posibilidad de estudiar y trabajar. Mis estudios me absorben. Por su parte, Dary se nota cansado de tantos inconvenientes para poder salir, encontrarnos. Tampoco quiere casarse.
Ahora estoy sola. Hace tres meses que no veo a Dary. Mi pasividad me espanta. ¿Será que no sé amar? Mi amiga Lia Mai no comprende como puedo moverme y continuar estudiando con tanta paz, a pesar de la ruptura. –Charo, tu pronóstico no era bueno. Cualquiera pensaría que no ibas poder manejar esta injusticia, a la que te sometieron tus padres, y que no permitió el disfrute, en tu relación con Dary –me decía, con sus hermosos y limpios ojos, un poco tristes.
Estamos a finales del año 2004, en una pequeña ciudad del Caribe hispanohablante.
Soy alta, blanca, ojos grandes con largas pestañas, mirar bucólico. Soy alta, más bien fuerte, aunque delgada; mi pelo es negro, rizo. Mi cuerpo se desliza como si fuese ágil, pero en realidad no lo soy. De estado de ánimo cambiante. Estudiante regular. He dejado de nadar. Empujo la vida por delante con un alto sentido de sobrevivencia. A pesar de todo creo que sé amar.
Ahora siento dolor, no sé bien quien soy, ni para donde voy. La pasividad me mata. Mi presente me permite amar a mis amigas, el mundo de la universidad, y me gusta la política.
Si bien siento un poco de dolor, pero no sé luchar con pasión. Parece que mi alma está enferma de quietud. No he vuelto a ver a Dary. Tampoco sé si me quiere. Creo que el amor es difícil para una pueblerina idealista, pero sin agallas. Aun así, tengo un poco de amor para vivir.
Mi padre está contento, su hija ya no tiene novio.
Y yo, Charo; rechazo las limitaciones para una joven poder amar en libertad. Sólo lo pienso hacia dentro, pero no sé gritarlo. Quizás sólo estoy en una pesadilla.
Inteligencia Emocional y democracia en las relaciones de pareja y en la familia
Son diversas las razones que explican la violencia en la familia dominicana. En este segmento se enfocan dos aspectos, la inteligencia emocional y la democracia.
ü Para el buen relacionamiento necesitamos esforzarnos por desarrollar las habilidades emocionales y una sólida personalidad democrática
Cuando las personas quieren satisfacer un deseo, lograr un objetivo, una meta; se mueve una energía interna significativa, en fin, algo importante para las personas sentirse bien. Lograr lo que se desea produce bienestar. No lograr lo que se desea para algunas personas, suele convertirse en rabia, ira, violencia, o impotencia, o frustración.
La violencia como forma de reacción ante las dificultades y el no logro de los deseos es una falla de la educación que no va enseñando a los niños y niñas a tener límites, a aceptar que no siempre se puede lo que queremos, y a interactuar en un mundo, en el cual sólo somos una parte. El aprender a vivir tomando en cuenta a los demás es parte del proceso de maduración, y constituye la base para hacer de las personas ciudadanas y ciudadanos democráticos.
El sistema educativo, los medios de comunicación, la familia, necesitan aprender la importancia de la sensibilidad de percibir las emociones que estamos experimentando y que experimentan los demás. También debe entrenarse en el control de las emociones, sobre todo la ira, la rabia, los celos. Se debe notar cuando nos estamos irritando y tomar medidas para votar la agresión. El respetar, ser considerada o considerado con las emociones de los demás es lo que llamamos inteligencia emocional.
ü El imaginario social ha creído y ha formado al hombre con la expectativa de que debe controlar y dominar.
El imaginario social, las expectativas que se les han generado a muchos hombres, es de que sé es hombre cuando en sus relaciones con la mujer él debe dominarla y controlarla.
Esta cultura dominicana se está socializando (educando, criando) de una manera que siembra y reproduce conflicto y división entre las mujeres y los hombres. Se esta reproduciendo una cultura de género de discriminación. Se tienen valores que dan prestigio y oportunidades diferentes para ambos, llevando la mujer la peor parte en algunos aspectos. Por ejemplo, se tiene la idea de que la identidad masculina es de una persona pro activa, y en la mujer una identidad pasiva. Se les enseña de manera diferenciada, las virtudes, el ejercicio del poder y los roles (oficios, obligaciones). Tradicionalmente también se separan los espacios. El espacio de la casa, lo doméstico, es para las mujeres y los espacios públicos (la calle, la política, el trabajo remunerado, principalmente en cargos importantes, etc.), son de los hombres.
A muchas personas les es difícil comprender porqué algunas mujeres aguantan tanta violencia. A la mujer se le enseña a ser pasiva; a pensar que hay que tener un hombre en la casa; que debe aguantar por los/as hijos/as, sin importar lo dañino que sea, y otras veces, suele haber mucha dependencia económica
Y esa separación conlleva a una distinción, donde los roles y espacios que se consideran de mujeres tienen menos valoración y poder. El espacio doméstico no produce estatus ni poder. Mientras que en el espacio político, específicamente en el Senado, como parte del El Congreso de la República, tiene treinta (30) hombres y una sola mujer. Y en ese espacio donde se producen las leyes que nos gobiernan a todas y todos; se aprueba el presupuesto de gastos del gobierno, se aprueban los préstamos, etc., etc. Es un espacio de mucho poder de donde la mujer está excluida. Se da el mal ejemplo de dividir las personas por categorías en razón del sexo.
Nota:
En un próximo segmento se tratará sobre los cambios en la vida de las mujeres y el contexto cultural como elementos a tomar en cuenta para el cambio en los valores y socialización de las mujeres y de los hombres.
ü Para el buen relacionamiento necesitamos esforzarnos por desarrollar las habilidades emocionales y una sólida personalidad democrática
Cuando las personas quieren satisfacer un deseo, lograr un objetivo, una meta; se mueve una energía interna significativa, en fin, algo importante para las personas sentirse bien. Lograr lo que se desea produce bienestar. No lograr lo que se desea para algunas personas, suele convertirse en rabia, ira, violencia, o impotencia, o frustración.
La violencia como forma de reacción ante las dificultades y el no logro de los deseos es una falla de la educación que no va enseñando a los niños y niñas a tener límites, a aceptar que no siempre se puede lo que queremos, y a interactuar en un mundo, en el cual sólo somos una parte. El aprender a vivir tomando en cuenta a los demás es parte del proceso de maduración, y constituye la base para hacer de las personas ciudadanas y ciudadanos democráticos.
El sistema educativo, los medios de comunicación, la familia, necesitan aprender la importancia de la sensibilidad de percibir las emociones que estamos experimentando y que experimentan los demás. También debe entrenarse en el control de las emociones, sobre todo la ira, la rabia, los celos. Se debe notar cuando nos estamos irritando y tomar medidas para votar la agresión. El respetar, ser considerada o considerado con las emociones de los demás es lo que llamamos inteligencia emocional.
ü El imaginario social ha creído y ha formado al hombre con la expectativa de que debe controlar y dominar.
El imaginario social, las expectativas que se les han generado a muchos hombres, es de que sé es hombre cuando en sus relaciones con la mujer él debe dominarla y controlarla.
Esta cultura dominicana se está socializando (educando, criando) de una manera que siembra y reproduce conflicto y división entre las mujeres y los hombres. Se esta reproduciendo una cultura de género de discriminación. Se tienen valores que dan prestigio y oportunidades diferentes para ambos, llevando la mujer la peor parte en algunos aspectos. Por ejemplo, se tiene la idea de que la identidad masculina es de una persona pro activa, y en la mujer una identidad pasiva. Se les enseña de manera diferenciada, las virtudes, el ejercicio del poder y los roles (oficios, obligaciones). Tradicionalmente también se separan los espacios. El espacio de la casa, lo doméstico, es para las mujeres y los espacios públicos (la calle, la política, el trabajo remunerado, principalmente en cargos importantes, etc.), son de los hombres.
A muchas personas les es difícil comprender porqué algunas mujeres aguantan tanta violencia. A la mujer se le enseña a ser pasiva; a pensar que hay que tener un hombre en la casa; que debe aguantar por los/as hijos/as, sin importar lo dañino que sea, y otras veces, suele haber mucha dependencia económica
Y esa separación conlleva a una distinción, donde los roles y espacios que se consideran de mujeres tienen menos valoración y poder. El espacio doméstico no produce estatus ni poder. Mientras que en el espacio político, específicamente en el Senado, como parte del El Congreso de la República, tiene treinta (30) hombres y una sola mujer. Y en ese espacio donde se producen las leyes que nos gobiernan a todas y todos; se aprueba el presupuesto de gastos del gobierno, se aprueban los préstamos, etc., etc. Es un espacio de mucho poder de donde la mujer está excluida. Se da el mal ejemplo de dividir las personas por categorías en razón del sexo.
Nota:
En un próximo segmento se tratará sobre los cambios en la vida de las mujeres y el contexto cultural como elementos a tomar en cuenta para el cambio en los valores y socialización de las mujeres y de los hombres.
Dolor
En esta tarde inquieta
un colibrí yace un poco solo
un poco piedra
un poco lejos,
temblorosa silueta a la orilla del río,
casi ausencia
inmensidad de luz tenue.
Imperceptible.
¿Descansa?
no se sabe tranquilo en su encierro.
¿Se le oculta la mudanza,
primavera, verano, otoño, invierno?
¿Se le oculta el renacimiento?
¿Necesita aliento
una pequeña corriente
una brisa veloz
un abrazo
agua
luna lluviosa
ternura
dialéctica?.
Tal vez quisiera
correr, volar,
devolverse,
flotar entre las olas
y en movimiento,
percibir los movimientos.
un colibrí yace un poco solo
un poco piedra
un poco lejos,
temblorosa silueta a la orilla del río,
casi ausencia
inmensidad de luz tenue.
Imperceptible.
¿Descansa?
no se sabe tranquilo en su encierro.
¿Se le oculta la mudanza,
primavera, verano, otoño, invierno?
¿Se le oculta el renacimiento?
¿Necesita aliento
una pequeña corriente
una brisa veloz
un abrazo
agua
luna lluviosa
ternura
dialéctica?.
Tal vez quisiera
correr, volar,
devolverse,
flotar entre las olas
y en movimiento,
percibir los movimientos.