En Haití el 3% conforma la oligarquía que concentra la riqueza. Felizmente el 3% por ciento, más sus aliados gringos, y los aliados nacionalistas que representan a los ricachones en RD, fueron sacudidos con los resultados de las elecciones en el 2006, en las cuales, casi la totalidad del pueblo haitiano le dijo sí a la democracia, a tener relaciones estrechas con Chávez, con Fidel, a un mínimo de justicia social,...pero también le dijo ¡no! a los extremismos de Aristides y a su personalismo sectáreo.
No es fácil desde lo político saber jugar el juego de manejar los intereses encontrados de las clases sociales, teniendo una buena lectura de las correlaciones de fuerza, para no empujar más de lo prudente y lo posible, hacia los intereses de la mayoría de los pueblos. La política seria y comprometida con los mejores intereses de los pueblos, tiene demasiadas fieras acechando. El egoísmo de las clases dominantes es ciego, y no entiende mucho de gobernabilidad y demás yerbas aromáticas finas. Ellos sólo saben engullir, hacer viajes en yate privados, tener amantes jóvenes, celebrar cumpleaños con Luis Miguel, avionetas privadas, apartamentos en Miami...Y para mala suerte de las mayorías de las clases dominantes y sus políticos aliados tienen las mismas mañas fanfarronas en todos los benditos países del mundo, salvo excepciones muy minoritarias. Y los pueblos tendemos a ser en muchos casos sumamente pasivos. De ahí la importancia de las personas y grupos que hacen ejercicio ciudadano activo de movilizaciones y denuncias.
Por eso yo no salgo de mi asombro de los vaivenes de algunos en República Dominicana. Viven diciendo que los haitianos son unos pendejos por la extrema desigualdad que hay en Haití, y cuando una mujer de ascendencia haitiana, como es el caso de Sonia Pierre, se levanta a defender este grupo de dominicanos la denigran por ser mala dominicana. Allá, los que no supuestamente defienden a los más pobres son pendejos, y aquí una dominicana que defiende a los más [pobres de uno de los grupos más pauperizados, segregados y marginados es una mala dominicana.
La coherencia es dura, porque el desapego a las conveniencias, el segregacionismo, el rechazo al otro, al diferente...es una prueba dura que no pasa fácilmente quien anda con los temas de un nacionalismo clasista contra el pobre que huela a una clase despreciada y que además tenga elementos culturales diferentes (subcultura dentro de una cultura hegemónica) y que además choque con un enculturamiento anti esclavos, y que además hayan elementos históricos de inconsecuencias colonialistas diviviendo a dos pueblos indefensos, y que además hayan sido penetrados por ideologías hitlerianas fascistas de derecha de blanqueamiento y segregación racial.
No se pueden mexclar dos razones que puedan explicar ese elitismo blanquesino, anti haitianos pobres y de los dominicanos descendientes de ellos.
Uno, la ocupación haitiana del período 1822-1944, y dos, la argumentación de sentirse como excesiva la mano de obra haitiana, pero ¡claro! dentro de la ideología nacionalista. La cual es la realidad dominante en casi todos los pueblos del mundo y eso se respeta, se comprende, si una/o no es autoritario y con prácticas de dominación. Los pueblos en sus inconductas discriminadoras se cambian con humanismo, con ternura, con la educación, con la información... Ese menú, ¡claro!, no lo respeta el capital y las mercancías y los intereses financieros no tienen fronteras, pero sí tienen fronyteras los infelices pobres.
La ocupación haitiana y sus motivaciones están muy lejos de haberse analizado en República Dominicana como proceso y con todas sus vertientes. Pero de todas formas, hay que ver una autonomía en los intereses elitistas de quienes invaden pueblos y el sentir de los pueblos, tal y como pasa con muchos sectores anti-imperialistas y anti gerreristas en USA que se oponen a las guerras de rapiña de sus élites económicas aliadas con algunos políticos en el poder. Además de que es un fenómeno abusivo militarista que ocurrió hace 200 años, y acá no hay anti-hispanismo, ni anti-gringos ricos. Somos chéveres con los extranjeros con billetes, o blanquitos.
La organización de la problemática considerada excesiva de la mano de obra migrante haitiana choca con los intereses del capital dominicano que adora la mano de obra barata indocumentada, y el Estado que sirve esos intereses. Desde la cancillería muy difícil que propician que se aplique la ley de migración.
Y algunos políticos como el FNP, y otros, alimentándose del antihaitianismo que ya hemos analizado en sus raíces.
Los pobres del mundo tienen un pleito muy disparejo, pero eso es lo que hay, y con eso tenemos que bregar quienes quisiéramos más orden y justicia en este problema de las migraciones: élites aliadas, una mayoría que sólo habla despreciando al extranjero pobre...y unos ancestrales elementos culturales de desprecio a los extranjeros. La xenofobia principalmente hacia el extranjero pobre es parte del primitivismo que aún prevalece en amplios sectores de la humanidad.
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