Dedicado a María Olga, y a su inmensa capacidad de amar.
Claro que estás, nenita,
dentro, estás, Ena,
viva está tu respuesta, tu llamada,
tu risa y tu llanto.
Estás,
nada ha podido llevarte.
Estás: en el sol naciente y en el del ocaso.
Es mentira que te has ido,
eres trabajo creativo en nuestras almas,
te empapamos, te apapuchamos,
amiguita Ena de miel y de volcanes
de maicena, y de aire;
es cierto que nos acompañas
en nuestros esfuerzos.
Lanzadas hoy, quizás más riesgosas
sueños, por todos lados, andan,
pequeñas siluetas blancas, chinas,
mestizas, negras…:
junto a ti, Ena,
estamos desafiando el olvido.
Bailas Ena,
bailas, andas con mamá, con hermanitos, abuela, amiguitas, amiguitos, papá,
maestros, maestras, vecinas, vecinos,...
Somos más que promesas,
somos esbozos, fuerzas,
soltadores de amarres, vencedores de olvido,
blandas piedras duras,
pretensiones de vuelo aún cuando nuestras alas están rotas.
Como tú
amamos las letras,
la matemática, la risa,
el colegio, el patio, las escaleras;
junto a ti, morada del aire y de los espacios
presente, soplo, carne, vísceras, tierra, sangre,
aire, gotitas de agua,
vida eterna.
Mildred Dolores Mata
16.7.10
Santiago, RD
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