María Magdalena: Una mirada activa de Susi Pola (María Jesús Pola Zapico)

Poder mirar todo, sentir todo,  de manera inclusiva, agradecida, lo llama Stephen Covey en el Octavo Hábito: La grandeza.

Y Anthony de Mello en su libro Una llamada al amor: conciencia, libertad y felicidad, de la editora Sal Terrae, a esta cualidad le llmar, amor, santidad..

Así siento y miro este reconocimiento que hace Susi Pôla María Jesús Pola Zapico a la señora María Magdalena, y a sus aportes en la historiografía sobre la vida de Jesús Cristo y en el cristianimo. Esto ayuda a la visibilización de la mujer, a la justeza, y a una ruptura con el androcrentrismo, que es el sólo reconocimiento de los aportes de lo masculino en algunas miradas que han prevalecido en algunas religiones.

¡Viva la justicia en el reconocimiento de la mujer!


¡Viva el reconocimiento de la mujer en todos sus esfuerzos por construir el mundo en todas las esferas de la sociedad! ¡Viva María Magdalena, y las mujeres en las iglesias!


http://elnacional.com.do/martes-santo-y-la-magdalena/

Martes Santo y la Magdalena

por Susi Pola (susipola@gmail.com)

e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do

“Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que había sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que había salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes” —Lucas 8:1-3

Imagen de María Magdalena recreada por la imaginación de Gregor Erhart en el Museo del Louvre según el link  http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Magdalena#/media/File:Erhart-madalena.


De acuerdo al evangelio del Martes Santo, María Magdalena era una de las mujeres que acompañaban a Jesús al momento de la Pasión, la primera a quien se le aparece después de resucitado y la que anuncia la resurrección del Señor. Su nombre completo aparece en varias escenas evangélicas: ocupando el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús; presente durante la Pasión y al pie de la cruz con la Madre de Jesús; observando cómo sepultan al Señor; llegando antes que Pedro y que Juan al sepulcro la mañana de la Pascua; primera a quien se aparece Jesús resucitado y enviada a ser apóstol de los apóstoles.

Aunque era mujer de grandes cualidades y una discípula relevante y fiel, la han mostrado como una prostituta pecadora, regenerada por la fe en Jesucristo; sin embargo, en ningún lugar del evangelio dice que Magdalena fuera prostituta; ni siquiera que fuera pecadora, sino que los evangelistas Marcos y Lucas, informan en sus respectivos evangelios que Jesús había expulsado de ella «siete demonios».

María Magdalena fue reconocida como mujer de mucha fuerza y prestigio hasta el año 591 de esta era, cuando el Papa Gregorio sugirió en un sermón, la condición de ¨ramera arrepentida¨ de esta mujer apóstol y aunque El Vaticano invalidó sus comentarios en 1969, aún persiste en el imaginario de la feligresía, sin que la iglesia androcéntrica y machista, se interese mucho en desmentirlo.

Personalmente, y sin identificarnos necesariamente con la teoría del escritor Dan Brown que en la novela El Código Da Vinci sugiere a la Magdalena como mucho más que una discípula de Jesús, nunca nos convencieron las acusaciones de “promiscua pecadora arrepentida” contra ella y siempre sospechamos que la doble moral para el género era la responsable de esto, al final, también el apóstol Pedro, por nombrar a uno de ellos, fue un pecador perdonado, sin que la iglesia nos lo recuerde a cada rato.

María Magdalena es modelo a imitar para las mujeres y su mayor presencia en la iglesia, por la fidelidad y la fuerza con que siguió a Jesús, desafiando el hermetismo de la época.

Agenda de demandas de las mujeres RD: CLADEM-RD, Foro Feminista (FF) y CIPAF. Por Zobeyda Cepeda

En este artículo: Las dominicanas y Beijing+20, Zobeyda Cepeda escribe la propuesta de Agenda de tres organizaciones de mujeres de RD, a proposito de cumplirse en septiembre 2015, 20 anos dela Declaracion y Plataforma de Accion de Mujeres Beijing+20.
Zobeyda Cepeda, abogada RD, integrante del N'ucleo de Apoyo a la Mujer (NAM), Santiago, CLADEM-RD y monitora regi'on Am'erica Latina y El caribe (ALC) y del Foro Feminista (FF)
Estos son puntos de la Agenda pendiente de las mujeres dominicanaa desde las organizaciones de mujeres CLADEM-RD (litigacion internacional derechos humanos mujeres ALC), Foro Feminista (RD) y el CIPAF (investigacion, las TICs)

Zobeyda Cepeda es abogada, integrante del Nucleode Apoyo a la Mujer (NAM) de Santiago y monitora regional del CLADEM de America Latina y El Caribe (ALC), y con una clara y positiva vision sobre la participacion de la mujer en la politica y la comprension de la desigualdad social como la causa fundamental de los problemas humanos y en RD.

Es articulista del periodico digital El Municipalista

Mildrilla Dolores Mata
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http://www.elmunicipio.com.do/index.php/reflexiones/item/1046-las-dominicanas-y-beijing%2020
Las dominicanas y Beijing+20

RD, 13 de marzo 2015

Las dominicanas y Beijing+20

Escrito por  Zobeyda Cepeda

Con motivo de la celebración del veinte aniversario de la aprobación de la Declaración y Plataforma Mundial de Acción de Beijing, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM), el Foro Feminista, el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF) y ONU Mujeres realizaron la pasada semana, el encuentro “Las dominicanas y la Plataforma de Acción de Beijing”. En un documento entregado a la prensa, analizan los avances y retos de la agenda de género en el país, en el marco del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, a continuación reproducimos la nota entregada a la prensa:
“Con el activismo de las mujeres a nivel mundial logramos la Plataforma Mundial de Acción de Beijing hace veinte años, y en República Dominicana trabajamos para que el Estado dominicano redoble el compromiso con los derechos humanos y el bienestar integral de las mujeres

Las mujeres dominicanas celebramos la adopción de la Plataforma Mundial de Acción de Beijing al cumplirse  veinte años de su aprobación, no obstante reconocemos que el país presenta limitados logros  en materia de políticas públicas para la igualdad y la equidad.

La Plataforma Mundial de Beijing, acordada en septiembre de 1995, constituye el mayor consenso para eliminar la discriminación de género, priorizando para ello 12 áreas críticas: Pobreza, educación, derechos humanos, violencia contra la mujer, salud, ejercicio del poder y participación en la toma de decisiones, tecnologías, las niñas, medio ambiente, medios de comunicación, mecanismos institucionales de género y mujer en los conflictos armados.

Las metas para alcanzar la igualdad son aún amplias y significativas, expresándose en la eliminación de la cosificación del cuerpo de las mujeres, la feminización de la pobreza y en la violencia de género, obstáculos para la integración plena de las mujeres a nivel social, económico, político y cultural como ciudadanas con derechos a disfrutar de libertad, seguridad, calidad de vida y oportunidades, para lo cual se requieren políticas públicas inclusivas con adecuados presupuestos y clara voluntad política de romper con las limitaciones del patriarcado.

En el ámbito nacional, al patriarcado dominicano estructurado en  una masculinidad hegemónica, caracterizada por el machismo violento, se le asigna una gran cuota de responsabilidad por la  inequidad social, económica y de género que  se mantiene  en el país con resultados de  pobreza y desigualdad, y situaciones que se constituyen en  obstáculos para alcanzar los objetivos de la Plataforma.

La pobreza ha constituido un histórico escollo en República Dominicana es el  producto de la implementación de políticas públicas   excluyentes, que han favorecido a un sector minoritario de la población dominicana con un resultado de la feminización de la pobreza, y en consecuencia, no han sido directamente abordadas  las necesidades específicas de las mujeres, no solo desde la función reproductora y/o maternal, sino desde una mirada de empoderamiento en todos los ámbitos.

Se ha avanzado en  la aprobación de marcos jurídicos en el ámbito de la violencia contra la mujer, destacando que el país se encuentra dentro de los pocos de la región latinoamericana que reconoce la violencia de género como un tipo penal específico. Tal avance en materia de la normativa no se corresponde con la aplicación y merece un llamado especial el que se superen los bajos presupuestos con los que funcionan las instituciones prestadoras de servicios y la poca prioridad que han tenido las políticas preventivas, sobre todo desde las educativas, a través de la educación no sexista, no  discriminatoria, promotora de la igualdad de género.

La existencia de un mecanismo de género como lo es el Ministerio de la Mujer, para la promoción de la igualdad, con carácter autónomo, se destaca dentro de los avances. Sin embargo, este ministerio tiene un  reducido presupuesto y marcada debilidad institucional para que se cumpla el objetivo de la transversalidad de género en todo el Estado.

En el ámbito de participación política, desde el año 1995 el aumento porcentual de representación en la Cámara de Diputados/as ha sido sólo de 8 (12.5%-20.8% en 2010) y de 6 en el Senado (3.3%-9.4%) lo que indica la persistente sub-representación femenina en el Congreso Nacional; pese a que la Constitución de la República establece desde el 2010 el mandato de representación equitativa de mujeres y hombres en los cargos de toma de decisiones y en las candidaturas de elección popular.

Reconocemos como un paso de trascendencia en la República Dominicana la despenalización del aborto terapéutico,  y cuando el embarazo ha sido producto de una violación sexual e incesto, o por malformaciones genéticas incompatibles con la vida. Estos últimos están sujetos aún a la aprobación de protocolos de regulación.

En este 8 de marzo del 2015, año en que la Organización de Naciones Unidas (ONU) evalúa la implementación de la Plataforma, las feministas dominicanas demandamos:

1.     Cambio radical en el modelo de desarrollo patriarcal y neoliberal, para dar paso a uno en el que prime la persona humana como eje central, en el que las mujeres podamos  disfrutar de manera efectiva de todos los  derechos humanos, con autonomía económica, social, cultural y política y el dominio sobre nuestros cuerpos.

2.     Definir y fortalecer la implementación de las políticas públicas para la igualdad de género definiendo mecanismos de rendición de cuentas, monitoreo y evaluación, desde el enfoque de derechos humanos.

3.     Aprobar en lo inmediato la ley que regule los protocolos de atención al aborto cuando el embarazo es producto de violación sexual o incesto, o presenta malformación incompatible con la vida, según lo ordena la Ley 550 que promulgó el Nuevo Código Penal.

4.     Establecer la paridad de género en los cargos de representación pública y candidaturas de elección popular, de acuerdo al artículo 39 de la Constitución.

¡Reafirmamos nuestro compromiso como mujeres por una vida con empoderamiento político, económico, social y cultural!”

Las mujeres necesitan participacion y voluntad politica gobiernos: Lydia Alpizar, AWID

Hay una demanda de participacion de la sociedad civil organizada de mujeres ante la exclusion de parte de los gobiernos en Quincuagesima novena (59) reunion de la Comision Juridica Social de la Mujer en la ONU (CSW).

Se siente no hay un compromiso en recursos y voluntad politica a la altrura de las situaciones que afectan a las mujeres en discriminacion y violencia. Aca el discurso de Lydia Alpizar, directora ejecutiva de la Asociacion para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo. Afectos.

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Discurso De La Directora Ejecutiva De AWID En La Sesión Inaugural De La CSW59
Lydia Alpizar, latinoamerica costarricense-mexicana, directora ejecutiva de la Asociacion para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID)
Lydia Alpizar: AWID 09/03/2015

Gracias señora Presidenta y distinguidas/os líderes de la ONU y de los gobiernos. Desearía centrar mi intervención en cinco mensajes clave, que recogen los pensamientos de cientos de mujeres del mundo entero.

Primero, celebremos. Hoy, yo celebro a las mujeres — lesbianas, negras, indígenas, mujeres urbanas y rurales que viven en situación de pobreza, trabajadoras, con discapacidades, jóvenes y adultas mayores, personas trans e intersex, líderes de distintas generaciones. Celebro el trabajo implacable e incansable de mujeres y niñas, organizadas en toda nuestra diversidad, en diferentes grupos y movimientos, que estamos transformando el mundo en que vivimos.

Lydia Alpizar

os logros de estos últimos veinte años han sido significativos y la transformación de algunas de las condiciones difíciles a las que nos enfrentamos mujeres y niñas es digna de mención. El grado de conciencia, reconocimiento y visibilidad que en este momento tienen distintos aspectos de los derechos de las mujeres en la sociedad es un logro importante y constituye una gran oportunidad que debe ser aprovechada. A estas transformaciones contribuyó la Agenda de Beijing, así como el compromiso de algunos gobiernos con su implementación.

También debemos conmemorar las vidas de miles de feministas y defensoras de derechos humanos que ya no están con nosotras, ya sea porque han ido falleciendo por causas naturales en estos últimos veinte años, o porque fueron asesinadas o están desaparecidas. Y honramos a todas las defensoras de derechos humanos que trabajan en condiciones peligrosas, desde algún rincón del Congo hasta las montañas de México y las calles de Egipto o Azerbaiyán, así como a aquellas cuyas tierras y medios de subsistencia están amenazados por el cambio climático en el Pacífico y en otras partes del mundo.
En segundo lugar, hoy debemos reconocer que los avances son muy limitados. La abrumadora falta de compromiso político y de recursos financieros, el sexismo y la misoginia de siempre, junto con el auge de los fundamentalismos religiosos han afectado la calidad de los acuerdos a que han llegado los gobiernos dentro del sistema de la ONU y a otros niveles. Todos estos factores han impedido que los compromisos acordados por los gobiernos y por otros actores en Beijing se cumplieran plenamente.
En tercer lugar, los desafíos que se les presentan a la justicia de género y a los derechos humanos de las mujeres en el mundo de hoy exigen acciones urgentes y audaces por parte de los gobiernos, la ONU, el sector privado y la sociedad civil. Algunos de esos desafíos son la profundización de las desigualdades y la discriminación estructural que conducen a la explotación económica de las mujeres, el cambio climático, el creciente poder de los fundamentalismos religiosos en distintas regiones y religiones acompañado de la violencia que ejercen sobre mujeres y comunidades, las amenazas que representan otros actores no estatales como las redes criminales que son cada vez más fuertes y el poder que están acumulando las corporaciones transnacionales sobre tierras y territorios, la profundización de los conflictos y la militarización, y la enorme magnitud de la violencia de género tanto en situaciones de conflicto como fuera de ellas.

En cuarto lugar, a medida que fueron pasando los años hemos ido percibiendo una tendencia preocupante de criminalización del disenso social, represión y una contracción de los espacios democráticos en muchos países. Esta tendencia también afecta a la ONU y perjudica la participación significativa de la sociedad civil.

Para ser eficaz, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que es el organismo principal de la ONU en esta temática, necesita desarrollar procesos más incluyentes que le permitan a la sociedad civil hacer aportes significativos. El proceso de negociación de la Declaración Política que la CSW va a adoptar hoy mismo, del que la sociedad civil estuvo en su mayor parte excluida, constituye un retroceso. Veinte años después de Beijing no podemos permitirnos retroceder.

En quinto lugar, el texto de la Declaración Política es débil y no avanza lo suficiente hacia los cambios transformadores que se necesitan para alcanzar la igualdad de género. Nosotras, las mujeres del mundo en toda nuestra diversidad, nos merecemos algo mucho mejor. Nos merecemos que ustedes hagan a un lado sus diferencias ideológicas, políticas y religiosas para reconocer y afirmar plenamente los derechos humanos de las mujeres y de las niñas y la justicia de género. Nada menos que eso. Necesitamos una reafirmación plena de la Plataforma de Acción de Beijing, pero también su fuerte compromiso de garantizar lo siguiente:

Asignación de los recursos financieros necesarios para implementar todos los acuerdos sobre igualdad de género, justicia de género y derechos humanos de las mujeres. En esto se incluyen recursos significativos para apoyar el trabajo fundamental que llevan adelante las organizaciones feministas y de derechos de las mujeres a todos los niveles. Es claro que esos recursos existen. Se trata de reasignarlos y de hacer que la igualdad de género y los derechos de las mujeres sean prioridades de verdad.

Un lugar central para los derechos humanos, incluyendo todos los derechos de las mujeres, en la concreción de la igualdad de género, el desarrollo sostenible y la paz. A ningún país se le debería permitir escoger qué derechos importan y cuáles no.

Que no se utilicen los derechos y la salud sexual y reproductiva como moneda de cambio entre los gobiernos en las negociaciones. Hay mujeres y niñas que están muriendo porque no se respetaron sus derechos. Esto debe terminar.

Que, como claramente se afirmara en Viena y en Beijing, la cultura y la religión no puedan ser utilizadas como excusa para violar, discriminar y justificar demoras en temas cruciales vinculados con los derechos de las mujeres y las niñas en todo el mundo.

Mecanismos apropiados para que los gobiernos rindan cuentas por los compromisos que asumieron.
Un lugar central para la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres en todos los acuerdos a los que se llegue durante las negociaciones en torno a las Metas de Desarrollo Sostenible,

el pos-2015 y la financiación para el desarrollo, además de incorporar una meta específica de género.
La protección integral y la prevención de la violencia contra las defensoras de derechos humanos en toda nuestra diversidad es un prerrequisito vital para la continuidad de los logros y para todo progreso futuro en nuestra labor. Es una vergüenza que en la Declaración Política se haya eliminado toda referencia a las defensoras.

Esta es una de las causas fundamentales de nuestra época. Ahora es el momento. ¡La lucha continúa!
Muchas gracias.

Lydia Alpizar, Directora Ejecutiva, Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID)
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Pepe Mujica, ejercicio de poder y diferencias sociales

Pepe Mujica, dialéctico, muestra en esta entrevista sus experiencias, y su lógica en el ejercicio del poder, moviéndose entre lo deseable, la correlación de fuerzas: cero infantil.
Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, período 2011-2015.
Su pensamiento es complejo sobre cómo manejar las diferencias en las clases sociales, inter países, a partir de las diferencias con Argentina, que difiere con Uruguay en tener un proyecto menos integrador.

Es un hombre de pensamiento y práctica colectiva, disciplinado, realista, todo un estadista, más allá de su parcela ideológica.

Habla sobre los medios de comunicación y sus mediaciones con los grupos económicos.
Acá la entrevista para el periódico País.
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"Vamos a bajarle los decibeles"

En su chacra, sentado en un banco de plaza que le regaló una cooperativa de trabajo, el presidente José Mujica recibe a El País. Es miércoles por la mañana. Se lo ve relajado pero cansado. Su discurso también parece sufrir la fatiga. Se le pregunta sobre su prédica sobre la lucha de clases y pide que se hable de "diferencias" de clase para "bajar los decibeles".


PAULA BARQUET / GONZALO TERRAsáb feb 28 2015
También aclara que "lo político por encima de lo jurídico" fue una figura teórica y admite que en la práctica sería "una barbaridad". Culpa a su forma de hablar. Mujica se despide y retorna a un tono conciliador. Pero no da tregua y se prepara para seguir en campaña para que su esposa Lucía Topolansky llegue a la intendencia. Anuncia que promoverá la reforma constitucional en la trinchera del Senado.

—En estos cinco años surgieron temas sobre los que usted no había hecho énfasis a lo largo de su carrera política: marihuana, matrimonio homosexual y otra serie de leyes que consagraron derechos. ¿Cómo llegaron a ser una prioridad?

—Yo tengo que confesar: eso que se llama la agenda social, en mi forma de pensar, tal vez por veterano y hasta por "conservador", no es central. A ver, el hombre de color que tiene problemas, es pobre. Si es rico ya no tiene tanto problema. El homosexual tiene problemas también si es pobre. Es decir, la lucha de clases, en mi humilde manera de pensar, sigue siendo el dibujo que está en la base de la sociedad y no deberíamos sumarlo con otras agendas que si bien son importantes, son relativamente más secundarias. Con esa salvedad, es evidente que estas cuestiones de la agenda social están motivando enormemente a la gente joven del Frente y de Uruguay. Y uno tiene que percibirlo.


—¿Hubiera preferido concentrar el debate en otros temas?

—No sé. No hacemos lo que queremos, hacemos lo que podemos. Uno tiene que ser sensible a los problemas que plantea el entorno social de la gente.



—Muchas cosas le quedaron en el tintero: mejora de la educación, puerto de aguas profundas, ferrocarril. En comparación con el primer gobierno de Tabaré Vázquez el suyo ha tenido muchos problemas de gestión. ¿A qué lo atribuye?

—Primero, yo en política sacaría la palabra gestión. La gestión es para los empresarios, porque si esto fuera gestionar, vamos a buscar al gerente de Conaprole y lo ponemos al frente del país. Esto no es una estancia, no es una fábrica. Por eso la política es un arte, sin que por ello se desprecie a la ciencia. Pero acepto. Es probable que… Yo no me propuse nunca ser presidente. Tuve que agarrar esta changa porque si no ganaba (Luis Alberto) Lacalle. Si lo dejábamos ganaba él. ¿Por qué? Porque las elecciones que yo gané las definió un grupo de blancos que a él no lo bancaban y a mí sí. Por una realidad política me metí en esta changa. Si no, ni se me pasaba por la cabeza. Yo soy muy libertario. Soy contestatario. Soy otra cosa y las naciones necesitan presidentes para la foto, con cara de estatua.

—¿Sus problemas de gestión pasan por la gente de la que se rodeó?

—Y a veces la chamboneamos, nos equivocamos. Elegimos estupenda gente como personas pero se los fumaron por buenos. Nos pasó en Salud Pública (N. de R.: se refiere a Mario Córdoba, expresidente de ASSE). En la enseñanza tuvimos que dar un golpe de Estado. Nosotros queríamos llevar un proyecto de libertad y autonomía de UTU, que se desarrollaran y apuntaran a futuras universidades tecnológicas. Nuestra fuerza no lo llevó, la oposición tampoco. El país necesita acentuar la enseñanza tecnológica. Por lo menos como etapa, y sobre todo en el interior.

—¿A qué se refiere con "golpe de Estado"?

—Y sí, agarramos a la gente que estaba dirigiendo la UTU y la pusimos al frente del Codicen. No le pudimos dar la autonomía y la libertad, pero le dimos un pedazo de poder. Nos dieron como premio consuelo la UTEC, que la votaron por unanimidad. Pero fue un premio consuelo. Yo quiero señalar que la enseñanza es muy importante; el conocimiento lo es. Pero más importante es el rumbo que hay atrás, y eso lo dan los valores. Y ahí me parece que es donde tenemos que pelear todos los uruguayos, no es un problema del Frente o del gobierno. Tenemos problemas de valores cada vez más fuertes: cada vez estamos más ricos, cada vez queremos más cosas, pero tenemos una crisis de valores.

—Los valores y la educación tienen mucho que ver con la prosperidad. ¿Conoce algún pobre que haya salido de pobre solo con ayuda estatal?

—No, no. Por supuesto. La pobreza es un cuadro espiritual y mental. Lo puedo superar estadísticamente en el campo de los ingresos, pero el ser humano puede tener severas limitaciones y se me puede caer en cualquier momento. Por un lado uno se puede sentir orgulloso porque disminuyó mucho la pobreza estadística y la indigencia. Y por otro lado se puede sentir triste porque este país no es para tener pobres e indigentes. Es bueno que nos acordemos de las dos partes. Creo que hay mucho que laburar en eso, y yo siento que es una deuda.

—Usted aspira al socialismo. ¿Para usted Vázquez puede llegar a ser un retroceso?

—No, mire, yo parto de la base, como teoría, de que no se puede construir una sociedad mejor a partir de una sociedad pobre. El país se tiene que desarrollar. No porque a partir del desarrollo vaya a ir en línea recta hacia una sociedad mejor. Puede ser una sociedad mucho más rica y muy venenosa. Pero creo que los recursos económicos y, sobre todo, la masificación de la cultura y del conocimiento, son condiciones para una sociedad mejor. Ese intento de crear socialismo a partir de sociedades pobres y todo lo demás, la historia porfiadamente demuestra exactamente lo contrario. Más cerca del socialismo están países como Noruega o como Suecia, mucho más. Entonces yo no le voy a poner piedras en la rueda a una etapa del Uruguay que tiene que desarrollarse. Y tengo la permeabilidad de no meterme a sustituir lo que no puedo sustituir porque no tengo con qué. ¿Ustedes no se dan cuenta de que el ministro de Agricultura es un empresario que puse yo? A un sector clave de la economía uruguaya, por la incidencia y la capacidad de exportar, le puse uno de ellos. Y es medio de izquierda, pero no deja de ser un empresario. Para que encaje. Porque si le pongo uno de los muy rengos de izquierda de los míos, van a estar desconfiados como caballo de tuerto, y los tipos tienen que trabajar con confianza porque yo no tengo nada para sustituirlos. Puedo tirar la bronca para la concentración de la riqueza, o que no quieran pagar impuestos, pero sé perfectamente que tienen que cumplir un papel histórico en un país que es agroexportador. Y si me dedico a ponerles palos en la rueda, lo único que voy a trancar es el desarrollo del país. Entonces, soy un tipo de izquierda pero no masco tuerca. Más bien soy un hombre de izquierda en la forma de vivir.

—Usted se va al Parlamento ahora y tiene ahí una bancada muy fuerte.

—Tengo, sí.

—Hace un rato decía que agarró la "changa" de presidente para que el proyecto de izquierda siguiera avanzando. La gente que usted identifica como "la barra" no tiene un 100% de coincidencias con Vázquez en lo que es su modelo de sociedad y el rumbo económico. ¿Cuál va a ser su papel en el Parlamento?

—No, no, no. El barco puede tener tablas que son distintas pero hay que intentar que navegue lo más posible. Si no, lo único que hay son los pedazos. No solo como Frente, sino como país. Yo voy a respaldar al gobierno. Ahora, no voy a respaldar como un soldado que dice amén. Alguna opinión voy a tener y alguna cosa... Pero como tiene que ser un político: un negociador. Mucho más en el Uruguay. Más que confrontador debe ser negociador. Entonces yo voy a respaldar a mi compañero en sus responsabilidades de gobierno. Sí, desde luego que tenemos diferencias. Él es un oncólogo brillante, dicen que es masón. Yo soy medio libertario… Pero bueno, ta.

—Nos dijo que el problema de fondo es la lucha de clases. Hace unos años, ante empresarios en el Conrad, no mencionó el discurso de la lucha de clases. ¿Por qué lo retoma ahora?

—No es la lucha de clases, es la diferencia entre clases. La lucha de clases puede ser opinable. Es la tendencia a la desigualdad acentuada que existe en nuestra sociedad y nos crea la peor fantasía de nuestras definiciones jurídicas: los ciudadanos son iguales ante la ley. Sí, sí. Si tenés un abogado que te puede defender. Sabemos que las diferencias materiales crean desigualdades sociales, no hay caso. No hay que tomarse con dolor las diferencias de clase. No creo que haya que tener odio con nadie. Yo me siento orgulloso de pertenecer por convicción a los sectores humildes de la sociedad. Me siento feliz, integrado. Aquellos que buscan la felicidad teniendo mucha plata están locos.

—Pero habló de lucha de clases y se refiere a la propiedad de los medios de producción y del antagonismo entre capital y trabajo. Usted decía "el Fondes es una velita prendida al socialismo". Cuando pone sobre la mesa que el problema es de clase ¿es porque vislumbra una sociedad en la que los medios de producción estén colectivizados?

—No, estoy de vuelta con lo que pensaba hace 50 años con respecto a esto. Yo no creo en ningún Estado avasallante, que se imponga y que se apropie de todo. Es el mejor camino para tener otra clase de burocracia que nos ponga reglamento para todo. No, no tengo nada que ver con eso. Prefiero coexistir con la actividad privada siglos. Se puede perfectamente tener una parte de la economía autogestionada y otra parte no. Y me parece que hay un largo camino así. Lo peor de todo es no laburar o caer en lo del perro del hortelano, que no come ni dejar comer. ¿Porque no me gusta el capitalismo no lo hagas vos? ¡No seas malo! Eso es ridículo. El capitalismo es una cultura, es una bruta formación y ha desatado una civilización que tiene enormes defectos pero nos da, nada más y nada menos, que 40 años más de vida promedio que lo que hacía hace un siglo. ¿Qué te parece? Entonces, no es como para poner en una bolsa y decir "todo esto lo tiro a la basura". Ese es un esquema infantil. Si mis palabras son duras, con respecto a eso, vamos a bajarle los decibeles. Creo que las clases sociales existen, están, pero tampoco hay que hacer un drama con eso.

—Dice que no hay que hacer drama con el tema de las clases sociales, pero su discurso cuando inició el gobierno era más centrado y tolerante que lo que le hemos escuchado últimamente. Ha hecho discursos fuertes contra las clases altas, la oposición, la Justicia, los medios. ¿A qué se debe? ¿A dónde quiere ir?

—No estoy intentando nada, yo estoy diciendo lo que pienso. Pero la verdad es compleja. El Derecho varía de acuerdo a los cambios históricos, las relaciones de clases. Toda revolución y esto fue lo que dije en algún momento, pero me lo agarraron con espíritu estudiantil una vez que se concreta es una fuente de Derecho, crea un ordenamiento jurídico en determinado sentido, y después se atiene a ese ordenamiento. Cuando pasa el tiempo se producen cambios en la sociedad y empiezan a haber incongruencias entre lo que jurídicamente se afirmó en el pasado y lo que está pasando en la realidad, y viene una época de cambio jurídico. ¿Cuántas veces habremos cambiado nuestra Constitución? ¿Y cuánto la cambiaremos? Entonces lo político está por encima de lo jurídico en el sentido estratégico del ordenamiento. En el diario vivir tenemos que tener normas jurídicas a las que atenernos porque si no, sería el caos. Nos matamos entre nosotros. Convengamos que estos niveles existen porque si no, no habría revolución ni cambio. Estaríamos como en la época de los reyes o de los señores feudales. Y estamos en la época de las repúblicas.


—Igualmente, haber dicho que lo político está por encima de lo jurídico es muy fuerte. Bajo esa consigna se hicieron muchas barbaridades.

—Sí..., exactamente. Si usted lo agarra en la de todos los días es una barbaridad. Pero lo jurídico lo inventamos los hombres para poder convivir.

—Es el fin por encima de los medios.

—Sí... Yo pienso que… Es posible que mi lenguaje… Pero ¿por qué tenemos miedo de llamar a las cosas como son? ¿Por qué no aceptamos que existen clases sociales, y que hay diferencias?

—Que existan clases sociales es un hecho objetivo. Que el Poder Judicial esté para defender las clases sociales altas ya es una valoración que, en definitiva, puede generar un imaginario negativo sobre la institucionalidad…

—No creo que sea el Poder Judicial. No es el Poder Judicial. Pero es evidente que una parte de la estructura jurídica le da un nivel de garantía al statu quo muy importante. Y los jueces se van a mover con ese ordenamiento jurídico; no es una cuestión de que los tipos tengan responsabilidad personal.

—Entonces lo suyo es contra la Constitución, porque el ICIR se lo frenan por la Constitución.

—Justamente, ¡y yo lo tengo que aceptar! Y estoy en contra de lo que dice la Constitución, ¡pero me la tengo que bancar!

—Entonces la Suprema Corte lo que hace es aplicar la Constitución. No son los señores de la Suprema Corte los malos.

—Desde luego. Pero es la Constitución la que defiende el statu quo.

—Ahora va al Senado y tiene los votos de un buen número de legisladores.

—¡Y tengo para pelearla, claro! Me parece que es de las cosas que ameritan cambios. Pero tampoco puedo caer en llevarme el país por delante.

—Países de la región han llegado a un nivel de confrontación social muy alto y también han iniciado caminos de reforma constitucional.

—No, no, de mi parte eso no lo van a ver porque eso es entrar de aprendiz de brujo. Yo tengo problema con los sueldos de los jueces pero hasta estoy dispuesto a buscar caminos de negociación. Pero se me portaron como una corporación. La Justicia puede tener defectos, pero pobres de nosotros si no tenemos a alguien que toque el pito. Y nunca debe estar en manos del Poder Ejecutivo.

—¿La reforma constitucional va a ser su prioridad como legislador?

—Le doy importancia, sí, pero no puedo internarme en una cosa así sin la fuerza política. Yo creo que es una herramienta importante a esta altura. Pero no para desangrar al país tampoco. Tuvimos un intento en el 92, ¿se acuerdan?

—Pero iba en otro sentido.

—El error fue que se les ocurrió ponerles sueldo a los ediles y ¡paf! Es notable nuestro pueblo, qué cosa bárbara.

—¿Cuál cree usted que fue su mejor acierto y cuál su mayor error?

—(Piensa) ...El mayor acierto, eso que les decía respecto a la indigencia y la pobreza. Mejoró sustantivamente. O podría ser la política energética. Nuestro mayor error (vuelve a pensar unos segundos) confiar demasiado. Confiar demasiado en alguna gente buena. Se nos perturbó la cosa en algunos lugares importantes. Perdimos muchísimo tiempo y energía. Pero esto lo digo con el diario del lunes. Si lo hubiera visto antes no habría pasado, qué va a hacer.

“Pensé que El País iba a apoyar el gobierno de Vázquez”.
Durante la entrevista hubo un momento en el que el presidente habló de los medios uruguayos, de la ley que aprobó para su regulación y opinó sobre el diario El País. Recordó que en un principio estaba negado a legislar sobre el tema y que llegó a decir que si le entregaban una ley de medios la tiraría a la basura. Ahora aclara que aquella fue una señal para su interna, porque mientras él “no tenía ni idea” del tema, otros estaban “sacando cosas para afuera” y causando “alarmismo” en vez de discutirlo en Presidencia. Después, sí, logró que lo “escucharan bastante” e incluso incidió en algún aspecto de la ley que se votó a fines de 2014.

“El problema es dónde están los medios. Son empresas en un mundo que se mueve entre empresas. Entre otras cosas son un hecho económico, porque si no tienen una economía que los respalde, desaparecen. Y naturalmente eso va a influir en parte o tiende a influir. Como no puede ser pública la manutención de los medios de prensa, naturalmente que aquellos que entonan mejor con el sistema empresarial van a tener en general un mejor apoyo que aquellos que están en contra”, dijo Mujica, y luego agregó: “No se me ofendan, pero sería ridículo si yo no les digo que hay gente que va a llevar avisos a El País, y si nosotros ponemos un diario no nos va a poner nada”. Mujica reveló entonces que tenía otra expectativa del diario cuando el Frente Amplio llegó al poder. “Yo pensé que El País iba a apoyar al gobierno la primera vez, cuando ganó Vázquez. Apoyar no, tener una cierta bonhomía con el gobierno. Me equivoqué, me equivoqué, porque las clases sociales funcionan”, señaló. Sin embargo, luego reconoció que de alguna manera su alta aprobación y popularidad relativizan el poder que tienen los medios. “Relativiza, es cierto. No es matemático. Y también hay que reconocer una resultante en general en el periodismo uruguayo de cierto margen de independencia que permite que haya una expresión bastante fuerte de las opiniones”, consideró.

“La política miserable”
-Una de sus prioridades cuando asumió el gobierno era encaminar la relación con Argentina, pero no parece que se haya logrado. ¿Cuál fue el error?

-Yo creo que no hubo ningún error. Hubo una realidad difícil. El puente estaba cerrado cuando nosotros asumimos, pero estaba cerrada la financiación del Focem, que es una cosa tan o más importante que el puente, y la gente se olvida. Nosotros logramos destrabar eso. La interconexión pesada que tenemos terminada con Brasil, que nos permite traspasar para acá o para allá más de 500 mW, se hizo con plata del Focem. Y eso estaba bloqueado por la mala relación que teníamos con la Argentina. Pero naturalmente que la Argentina está metida en un proyecto, en mi opinión, muy cerrado, y eso tiene consecuencias en la región. Está como en un proyecto típico de 1960, por tomar una fecha. Y nosotros estamos en la época de la integración. Creo que esa política interna de la Argentina nos crea problemas para el desarrollo y el Mercosur. Eso no significa que la Argentina no haya hecho gestos; ha hecho muchos. Pero tiene la imposición del modelo que asumió, y eso resulta contradictorio con la integración del Mercosur. Tampoco me puedo colocar en un plano neutral. Yo soy de los que cuando Argentina juega con Alemania soy hincha de la Argentina. Le hago una crítica en familia, pero aprendí una cosa en la historia: cuando a Argentina le va bien, a nosotros nos va mejor. Hay mucho uruguayo torpe que no se da cuenta de eso.

-Pero ese esfuerzo suyo no ha sido de ida y vuelta con el gobierno argentino.

-Hemos tenido dificultades, yo lo reconozco, pero hemos tenido algunos logros. Con la otra política, la de cerrarnos a cal y canto… Ya la conocemos a esa política. La conocimos con Perón: seis años en los que no se podía ni venir a Uruguay. ¿Y qué nos pasó? ¿Cuál fue el beneficio que recibimos? ¡La muerte de toda la costa uruguaya! Yo tengo grabado eso porque lo viví. Entonces, ¿por qué negociar? Es nuestro camino. Con la confrontación, de guapo, te podrás sacar la bronca pero resultados prácticos no conseguís ninguno.

-Eso lo diferencia de Vázquez.

-Y bueno, puede ser que sea una diferencia. Yo no puedo jugar con la comida de la gente que vive del turismo. No es sacarme la bronca, yo me como la bronca. Alguna vez me he peleado con la presidenta argentina y difícilmente haya alguien que haya sido tan duro en una pelea como yo, pero no es cuestión de sacarse la bronca. Pero bueno, vendrán otros mejores que lo harán mejor.

-Usted ha dicho que su propia fuerza política le trancó algunas cosas. ¿Esa fue la verdadera oposición?

-No, no, en general no. Tuvimos oposición en alguna cosa gruesa, dura. Lo de la UTEC me duele hasta ahora y me dolerá mientras viva, pero bueno, ta. La culpa es mía porque no soy especialista en educación y no tuve capacidad de convencerlos. Después tenemos otra oposición, que es la peor. Yo tuve la mejor relación posible con los intendentes. Ahora, hay gente mía que se me enojaba en el interior porque le daba una mano al intendente. Si no ayudamos al interior, caemos en esa chiquita. La gente de su propio partido, acá, de contra, cuestiona las decisiones que toman los intendentes. Nos pasó con las patentes. Es de lo peor porque es una oposición al país, habla de nuestra inmadurez. Es la política miserable. Me dan ganas de llorar.

-Es una lógica que el Frente también utilizó cuando era oposición.

-Sí, señor. Sí, señor. Yo también. Me hago cargo. Tenemos que tener un sentido político más adulto.

Mujica recibió a El País en su chacra de Rincón del Cerro. Foto: Nicolás Pereyra


A favor de la justicia, sin impunidad ante la corrupción: Procurador RD Francisco Domínguez Brito

No se puede enseñar a las y los hijos ni a la juventud no atracar, no robar...porque si no hay ejemplo desde quienes ejercer la autoridad no podremos ser un país con ética, respeto, un Estado de Derecho con reglas confiables para frenar lo antisocial, y para que la democracia sea creíble: reglas del juego que se apliquen a todos y todas. Eso previene la delincuencia, el crimen, el sicariato, y nos da seguridad y cohesión, integración, paz...

Mildred Dolores Mata

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Francisco Domínguez Brito, Procurador República Dominicana, febrero 2015

Domínguez Brito: “Es mejor morir de pie que vivir de rodillas ante la corrupción, esto no es personal…”

Por Kharla Pimentel /Acento.com.do. 25 de febrero de 2015

Procurador: Aquí está en juego la confianza nacional, por lo que decidió subir al estrado para presentar las conclusiones del Ministerio Público.

http://tinyurl.com/pz4cxxr


SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, afirmó que con el juicio que se conoce contra el senador Félix Bautista y otros seis involucrados, está en juego la confianza nacional, por lo que decidió subir al estrado para presentar las conclusiones del Ministerio Público.

Domínguez Brito afirmó que en ese caso el Ministerio Público ha jugado su papel, y se refirió a anteriores casos de corrupción donde “la impunidad ha prevalecido”, y que en este caso espera que no suceda lo mismo.

“Es mejor morir de pie que vivir de rodillas ante la corrupción, tiene que haber un límite, esto no es personal, no es contra nadie” expresó, el procurador luego de que Félix Bautista arremetiera contra él acusándolo de dar declaraciones falsas en su contra a los medios de comunicación.

Domínguez Brito  llegó de sorpresa a la audiencia y subió al estrado para continuar con las argumentaciones del Ministerio Público contra Bautista, acusado de corrupción e enriquecimiento ilícito, lo que fue objetado por la defensa de Bautista.

Sentido de agradecimiento a la vida ante la muerte: Inés Aizpún

Me encanta este mensaje del sentido que tiene la vida como oportunidad y aventura , y la aceptación de la muerte con empatía, aceptación...

21 FEB 2015, El Diario Libre

Un elegante adiós
Inés Aizpun, comunicadora
POR INÉS AIZPÚN

"Por encima de todo, he sido un ser con sentidos, un animal pensante, en este maravilloso planeta y esto, en sí, ha sido un enorme privilegio y una aventura". La frase ha sido reproducida en los principales periódicos del mundo.

Su autor es columnista habitual del New York Times, y se despedía así de los lectores, al saber que sufre de un cáncer terminal, y que le quedan pocas semanas de vida. Oliver Sacks es neurólogo y escritor.

En una sencilla frase resume toda una filosofía. Es alguien, obviamente, al que la vida le ha tratado bien (o quizá él ha tratado bien la vida que le tocó vivir), y que recibe la noticia del final con tranquilidad de espíritu y la sensación del deber cumplido.

Es una frase que parece enseñar que la alegría serena es la Felicidad bajada a la vida diaria. La de andar por casa, la que se usa entre semana, por decirlo de alguna manera.

Enfrentar la muerte sin miedo, sin culpa ni aspavientos es un privilegio reservado a unos pocos. Católicos que rezan a San José, Protector de la Buena Muerte, pidiendo un final sin sufrimiento (ni propio ni para los demás). Agnósticos que no necesitan creer en el premio de Otra vida, para valorar ésta. Ateos conformes con el destino.

Sacks se despide, advirtiendo que el tiempo que le queda lo dedicará a sus amigos, a su familia, a seguir aprendiendo y disfrutando de sus intereses. Un viaje si le acompañan las fuerzas. Y se dará incluso un lujo: "hacer alguna estupidez".

IAizpun@diariolibre.com

http://www.diariolibre.com/opinion/2015/02/21/i1023351_elegante-adis.html

Filosofía de Bruno Latour: ¿Sobrevivencia ecológica o economía del desarrollo sin valores comunes?

Interesantes temas con el filósofo italiano Bruno Latour: 1) desarrollo, economía  entra en conflicto con la conservación de la tierra, con la ecología; 2) la llamada modernidad ha sido a costa de la colonización y muerte de espacios geográficos y  de gente; 3) No tenemos valores comunes, estamos en una mesa de negociación de una guerra encubierta; 4) cuestionamiento a la ciencia social y sus métodos.
Filósofo italiano Bruno Latour

http://tinyurl.com/k2qjno4

Revista de Cultura Sábado 14 de febrero de 2015, 20:58hs.

Bruno Latour: Los modernos, según la antropología

Por Agustin Scarpelli (Argentino)

El filósofo plantea en este diálogo las contradicciones entre las pretensiones de desarrollo económico y la posibilidad de cuidar el planeta.

Aunque su último libro, Sobre los modos de existencia (Paidós 2013), lleve por subtítulo Una antropología de los modernos , para el filósofo y antropólogo francés Bruno Latour, que se ha ocupado durante años de etnografiar la labor de los propios científicos, el término “modernidad” no posee valor descriptivo alguno. No dice nada porque, arguye: “la modernidad nunca existió”. Pero no sólo esa denominación debe ser puesta en cuestión: para el huidizo filósofo, también la sociología y sus métodos de investigación, así como su objeto –“lo social”–, ya no designan nada, tal como argumentó en Reensamblando lo social (Manantial, 2005).

En este trabajo, muy difundido en los ámbitos académicos argentinos, Latour desarrollaba una teoría sobre la manera en que se establecen las asociaciones en la sociedad. Allí decía: “Nacida en un momento poco auspicioso, la sociología trató de imitar las ciencias naturales en el momento más álgido del cientificismo, y encontrar un atajo al debido proceso político para responder los reclamos urgentes de una solución para la cuestión social. Pero al fusionar la ciencia y la política demasiado fácilmente, nunca llegó a explicar de qué tipo de materia no social estaba hecho lo social ni tuvo libertad para elaborar su propia concepción de la ciencia”.

Entre sus propuestas, Latour sugería otorgar otro estatuto a los actores: no alcanza con limitarlos al rol de informantes o “tipos sociológicos”: “hay que restituirles la capacidad de crear sus propias teorías de lo que compone lo social”.

Vale decir que, lo que hay que describir –y no dar por descontado– cuando se habla de la dimensión social, son las asociaciones que se producen ante cada situación de interacción. Asociaciones en las que también entran a jugar un rol como actores los elementos no humanos –desde microorganismos hasta instituciones y objetos tecnológicos–, que también tienen, para Latour, capacidad de agencia.

Esta última idea se desprende de su conocida Teoría del Actor-Red, aquella que le dio notoriedad mundial por plantear, con 30 años de antelación, algo que pasaría a ser parte del sentido común con Internet y las redes sociales: que los humanos actúan en redes de relación con otros humanos e incluso con objetos no humanos, en especial, los artefactos técnicos.

Quien esté familiarizado con la historia de la filosofía de la técnica, sospechará –con razón– detrás de estos postulados la presencia del pensador francés Gilbert Simondon, el autor que ha iluminado con su teoría de la individuación (donde las relaciones mismas poseen valor de ser) tanto a filósofos como Gilles Deleuze y Bernard Stiegler como al propio Latour.

Por su parte, Latour también se ha inscripto en la tradición crítica de la modernidad: hace tres décadas, en Nunca fuimos modernos (Siglo XXI, 2007), traducido a 30 idiomas, apuntó a refutar la idea de que la modernidad sea un parámetro para explicar el desarrollo. Operación que de alguna manera lo acerca a la teoría poscolonial. De hecho, dejar de ser eurocéntricos está también entre las declaraciones de principios del propio Latour.

Su proyecto actual, Investigación sobre los modos de existencia , se propone realizar una antropología de los modernos e incluye un libro homónimo a modo de guía (Paidós, 2013) y un sitio web interactivo –www.modesofexistence.com– que actúa como interfas-e para realizar una especie de investigación colaborativa donde los lectores/investigadores pueden hacer sus aportes.

El objetivo es describir un “frente de modernización irreversible”, bosquejar cuáles serían los nuevos modos de existencia, para desentrañar de qué son herederos los autodenominados “modernos”, qué les es propio después de atravesar esa fallida experiencia de la “modernidad”.

En esta entrevista habló del problema de la objetividad científica, la posibilidad de un mundo común y la incompatibilidad entre economía y ecología. Advierte que existe una guerra velada en la que lo que se juega es el futuro de la tierra.

–Su libro sobre la investigación de los modos de existencia se presenta como una guía para avanzar en un proyecto de investigación colaborativo sobre las experiencias múltiples en las que se ve inmerso el hombre moderno. ¿Cómo podría resumirnos este proyecto?

–Es una encuesta que empezó hace 25 años, mucho antes que el libro. Y el sitio digital tiene tres años. En este proyecto participan personas de ámbitos muy distintos, como puede ser la economía, la teología, el derecho, etc. Hoy se trata de un proyecto en curso al mismo tiempo experimental, experiencial y vivencial en el sentido de que es muy complicado compartir un pluralismo ontológico que está en el meollo mismo del proyecto. Porque esto va en contra del sentido que le dieran los modernos a su propio accionar. Esta puesta en común de la experiencia es lo que llamo filosofía empírica.

– En los últimos años hemos trabajado con la noción de dispositivo como conjunto de discursos, prácticas y conductas que guían una acción. Su teoría del Actor-Red ha sido leída en diálogo con esa noción, en el sentido de que otorga importancia no sólo al sujeto sino también a la red de objetos de la que forma parte. ¿Cuáles son los puntos de contacto de estas teorías?

–Creo que son lo mismo. “Dispositivo” fue la noción que utilizó Foucault como término técnico para ingresar en la cuestión médica, los hospitales, las cárceles, los psiquiátricos, la sexualidad, etc. El actor-red tiene la misma tradición de indagación, es decir, permite encontrar un dispositivo empírico que posibilita hacer un seguimiento de las asociaciones, que suelen ser muy heterogéneas, en ámbitos que Foucault ni siquiera había estudiado, aunque se inscribe en continuidad con el trabajo que él inició. Pero hay una diferencia que consiste más bien en la forma en que Foucault utilizó el resultado de sus estudios dentro de una perspectiva crítica, que es una perspectiva modernizadora. Es decir, trata de contrarrestar el poder en las cárceles de lo que él denominaba el peligro del poder totalitario. Lo cual no es nuestro objetivo.

–Usted plantea que la consideración social de la ciencia ha cambiado notablemente en los últimos años. ¿En qué sentido, y cuáles fueron las razones?

–La historia de la objetividad científica es algo que se hizo muy lentamente entre los historiadores. Hay una historia del siglo XVI, otra del XVII, y así hasta el siglo XX. Es decir, la historia de la objetividad cambió mucho. El libro Objectivity de Lorraine Daston y Peter Galison, describe ese proceso. Esa es una pregunta que más bien rige para los historiadores. Desde hace varios siglos se sumó a esta polémica la idea militante de la objetividad, que es un poco parasitaria con respecto a la investigación, porque se encargó a la actividad científica una serie de roles y funciones un tanto excesivas: mantener el estado de la ciencia, asegurar su futuro y tener una relación muy estrecha con respecto a las leyes de la naturaleza, entre otras demandas. Se llegó a una situación en la que hemos recargado tanto las tintas sobre la actividad científica con valores, que finalmente llegamos a esta crisis ecológica, y la confianza en la actividad científica reventó. Es paradójico porque es justamente el momento en que más se necesita la ciencia. Allí donde los resultados son más exactos –las ciencias del clima– es donde la versión militante de la epistemología se desmoronó.

–¿Por qué hace foco en la crisis ecológica para cuestionar las instituciones científicas y otras instituciones de la modernidad, y no en otros fenómenos que ya han entrado en crisis, como pueden haber sido en su momento el sida, el hambre o cualquier otro fenómeno que le plantea a la ciencia problemas que no puede resolver?
–Porque creo que muy recientemente, y sólo con la disputa por el tema del clima, se atacó el corazón de la actividad científica por parte de otros científicos e industriales. Me refiero a lo que en 2009 se denominó “ climagate ”, aquel escandaloso hackeo de documentos que reveló que había existido una manipulación de datos por parte de un grupo de científicos para apoyar la teoría del cambio climático antropocéntrico. Esto marcó una ruptura en la legitimidad de la ciencia porque son justamente los casos mejor presentados los que terminaron siendo más cuestionados. Y no por los científicos, sino por lo que llamo la epistemología militante, como el Wall Street Journal, o los que niegan la existencia del problema del clima de una manera que no valía para los demás temas. En el caso del sida nadie cuestionó la autoridad científica. Las controversias fueron mínimas en ese caso y no implicaron un ataque a la ciencia en su propio territorio. Hay algo en las ciencias de la climatología que hace muy difícil la distinción clásica entre el análisis de los hechos y el análisis de los valores.

–Desde una perspectiva latinoamericana, vemos también otros problemas respecto de la legitimación de la actividad científica que no tienen que ver sólo con las ciencias del clima. Este libro parece estar recorrido por una preocupación más bien europea respecto de un peligro que habría que repeler...
–No es así. Sucede que hay algo muy específico en las ciencias de la climatología por cuanto se hace más difícil la distinción clásica entre el análisis de los hechos y el análisis de los valores. Cuando hoy te dicen que hay más de 440 ppm de dióxido de carbono (co2) en la atmósfera, no se lo puede enunciar objetivamente como solía hacerse antes. Si sos climatólogo o bioquímico, la producción misma de los datos acarrea una suerte de híbrido entre posturas que solían ser tradicionalmente fácticas y posturas que son de alerta. Es como si alguien ahora se pusiera a gritar incendio: sería un enunciado que acarrearía inmediatamente una acción. Esto siempre fue así, pero la epistemología oficial quería separar entre hechos y valores. Esto terminó con la disputa ecológica y no tiene que ver sólo con Europa.

–Pareciera, sin embargo, que lo que usted llama disputa ecológica es sobre todo para los modernos (es decir, para Europa y los occidentales) un problema de escasez de tierras.
–La pregunta rige tanto para los argentinos que ocupan las tierras usurpadas a los indios como para los ingleses que desarrollaron su industria gracias a la colonización o los franceses que usurparon tierras en Africa. Eso es lo que define a los modernos, el hecho de que se desarrollaron gracias a haber usurpado tierras. Modernos son los que descubrieron una tierra, eliminaron a sus habitantes y construyeron su prosperidad a partir de esa usurpación. Eso rige tanto para los europeos como para los Estados Unidos y América Latina. Y eso también es interesante para aquellos cuyas tierras fueron usurpadas.

–Sí, claro, tanto el colonizador como el colonizado forman parte de la modernidad, pero cómo se experimenta esa modernidad es distinto. Los europeos llegan a un consenso sobre cuestiones como la ecología. Pero son consensos internos, no son valores universalizables. Por dar un ejemplo de lo que dice en su libro: La ley europea exige que el combustible contenga para 2020 un 20% de biocombustible, pero nunca se ocupó de establecer de qué plantaciones lo iba a obtener. ¿Quién debería pagar el costo ecológico de la conciencia ecológica europea?
–Lo que sucede es que cuando hablo de modernidad, no estoy hablando de algo que tenga valor descriptivo. La modernidad nunca existió. Es un término de guerra, bélico. Es una orden. El problema no es un consenso de valores. Los valores son el resultado de una encuesta antropológica sobre la cual, los que se consideran modernos, manifiestan cuáles son los valores que conservan. No se trata de juntarse alrededor de la mesa para decidir cuáles son los valores modernos.

–Eso quiere decir que no hay un mundo común.
–No hay un “mundo común”. La cuestión de los combustibles provenientes de fuentes vegetales es una guerra. Nadie está de acuerdo. Ni los agricultores, ni los gusanos, ni los brasileños están de acuerdo entre ellos. La idea modernista decía que bastaba con universalizar los valores, luego lo llamaron modernización y ahora neoliberalismo. Pero es el mismo fracaso. No hay algo que se considere “mundo común”. Alrededor de este tema se podría organizar un lenguaje.

–¿Vamos por tanto a una guerra?
–Ya empezó: ¿El juez Thomas Griesa no está en guerra con la Argentina?

–Le escuché decir que debíamos aprovechar esta época de paz para decidir qué es lo que queremos postular en la mesa de negociaciones...
–Bueno, lo que tal vez dije es que la guerra debe ser explícita, y no velada.

–¿En qué otros campos se daría esa guerra? Usted dice que se ha pasado de “economizar” a “ecologizar”, ¿la economía y la ecología son incompatibles, a pesar de términos como “desarrollo sustentable” y sus parientes?
–Tiene razón, la noción de desarrollo sustentable trata de “economizar la ecología”. Pero en este libro, que es filosófico, entendemos que lo que se llama economía está construido sobre la base de un dispositivo de cálculo donde economizar consiste en una forma de no poder resolver el problema ecológico. Y en esto hay que ser radicales: todo lo que es importante para la ecología, la economía lo toma como algo externo: daños colaterales.