María Magdalena: Una mirada activa de Susi Pola (María Jesús Pola Zapico)

Poder mirar todo, sentir todo,  de manera inclusiva, agradecida, lo llama Stephen Covey en el Octavo Hábito: La grandeza.

Y Anthony de Mello en su libro Una llamada al amor: conciencia, libertad y felicidad, de la editora Sal Terrae, a esta cualidad le llmar, amor, santidad..

Así siento y miro este reconocimiento que hace Susi Pôla María Jesús Pola Zapico a la señora María Magdalena, y a sus aportes en la historiografía sobre la vida de Jesús Cristo y en el cristianimo. Esto ayuda a la visibilización de la mujer, a la justeza, y a una ruptura con el androcrentrismo, que es el sólo reconocimiento de los aportes de lo masculino en algunas miradas que han prevalecido en algunas religiones.

¡Viva la justicia en el reconocimiento de la mujer!


¡Viva el reconocimiento de la mujer en todos sus esfuerzos por construir el mundo en todas las esferas de la sociedad! ¡Viva María Magdalena, y las mujeres en las iglesias!


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Martes Santo y la Magdalena

por Susi Pola (susipola@gmail.com)

e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do

“Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que había sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que había salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes” —Lucas 8:1-3

Imagen de María Magdalena recreada por la imaginación de Gregor Erhart en el Museo del Louvre según el link  http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Magdalena#/media/File:Erhart-madalena.


De acuerdo al evangelio del Martes Santo, María Magdalena era una de las mujeres que acompañaban a Jesús al momento de la Pasión, la primera a quien se le aparece después de resucitado y la que anuncia la resurrección del Señor. Su nombre completo aparece en varias escenas evangélicas: ocupando el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús; presente durante la Pasión y al pie de la cruz con la Madre de Jesús; observando cómo sepultan al Señor; llegando antes que Pedro y que Juan al sepulcro la mañana de la Pascua; primera a quien se aparece Jesús resucitado y enviada a ser apóstol de los apóstoles.

Aunque era mujer de grandes cualidades y una discípula relevante y fiel, la han mostrado como una prostituta pecadora, regenerada por la fe en Jesucristo; sin embargo, en ningún lugar del evangelio dice que Magdalena fuera prostituta; ni siquiera que fuera pecadora, sino que los evangelistas Marcos y Lucas, informan en sus respectivos evangelios que Jesús había expulsado de ella «siete demonios».

María Magdalena fue reconocida como mujer de mucha fuerza y prestigio hasta el año 591 de esta era, cuando el Papa Gregorio sugirió en un sermón, la condición de ¨ramera arrepentida¨ de esta mujer apóstol y aunque El Vaticano invalidó sus comentarios en 1969, aún persiste en el imaginario de la feligresía, sin que la iglesia androcéntrica y machista, se interese mucho en desmentirlo.

Personalmente, y sin identificarnos necesariamente con la teoría del escritor Dan Brown que en la novela El Código Da Vinci sugiere a la Magdalena como mucho más que una discípula de Jesús, nunca nos convencieron las acusaciones de “promiscua pecadora arrepentida” contra ella y siempre sospechamos que la doble moral para el género era la responsable de esto, al final, también el apóstol Pedro, por nombrar a uno de ellos, fue un pecador perdonado, sin que la iglesia nos lo recuerde a cada rato.

María Magdalena es modelo a imitar para las mujeres y su mayor presencia en la iglesia, por la fidelidad y la fuerza con que siguió a Jesús, desafiando el hermetismo de la época.