Sensibilidad de Josette Sheeran del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, en Haití

Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), es parte del mundo sensible a quien le duele el sufrimiento de Haití. La situación en Haití no puede ser más extrema de hambre, precariedad. Las tormentas han acabado de rematar el cuadro. Están haciendo telemaratones dentro del mismo Haití, y algunos grupos sensibles internos están actuando como sociedad civil voluntaria. Del sufrimiento extremo surge a vecesn las mejores cualidades humanas. Muchas veces el que se mezcle parte de quienes siempre ha vivido bien, como Josette (parece de origen francés, o es quizás haitiana, por el nombre) ayuda a despertar miradas. Ojalá que el llamdo de Josette conmueva.

La directora del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas es muy activa, parece tiene poder, se reunió con MINUSTAH, la Primera Ministra y con el PNUD.

¡¡¡¡Pa'lante Josette Sheeran!!!!

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Tormentas colocan a Haití en “emergencia extrema”

Directora del Programa Mundial de Alimentos llama a unir fuerzas para ayudar Haití

La ayuda de Estados Unidos y otros países no ha sido suficiente para enfrentar la hambruna que requiere no menos de 34millones de dólares por seis meses.

El mundo fue llamado ayer por la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Josette Sheeran, a unir sus fuerzas para enfrentar la situación de Haití que calificó de “emergencia extrema” por los daños climáticos.

En una rueda de prensa, tras recorrer a Haití, la funcionaria reveló dramáticamente que las lluvias han dejado a 800 mil damnificados pero que su programa PMA solo ha podido dar ayuda alimentaría a 285 mil
personas.

Las infraestructuras del país haitiano sufrieron severos daños, lo mismo que las plantaciones agrícolas. “Nunca había visto tantos daños en el sector agrícola y las pérdidas son terribles”, dijo la directora de PMA.

PUERTO PRÍNCIPE. EFE. La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, dijo ayer que en Haití hay una situación de “emergencia extrema” tras los últimos huracanes y tormentas que afectaron el país caribeño, por lo que llamó al mundo a
unir fuerzas para enfrentarla.

Sheeran ofreció esas declaraciones en una rueda de prensa al concluir una visita de 48 horas que realizó en Haití para constatar los daños dejados por los fenómenos meteorológicos, especialmente en
Gonaives (norte), la ciudad más afectada por las inundaciones.

Las lluvias y sus consecuentes inundaciones dejaron 426 muertos, 50 desaparecidos, más de 800,000 damnificados y ocasionaron severos daños a las infraestructuras y las plantaciones agrícolas.

Sheeran afirmó que nunca había visto tantos daños en el sector agrícola y dijo que el impacto de las pérdidas es “terrible".

Estimó en 34 millones de dólares los recursos necesarios para suministrar alimentos a los damnificados durante los próximos 6 meses en el empobrecido país caribeño.

“El periodo ciclónico no ha terminado y no llegamos a asistir a todos los que necesitan ayuda”, enfatizó, precisando que solamente 285,000 personas recibieron asistencia alimentaría del PMA.

Este esfuerzo fue posible con aportes de Estados Unidos, Japón, la Unión Europea, Suiza y Canadá, que realizaron un aporte de 11,000 dólares.

Durante su visita a Haití, la directora de PMA se reunió con la primera ministra del país, Michèle Pierre-Louis, así como con varios de sus ministros.

Asimismo, se entrevistó con el representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Joel Boutroue; así como con el jefe civil de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), Hedi Annabi.

¿Estamos reconociendo lo público, la intervención de la sociedad a través del Estado, para proteger la humanidad?

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_7640000/764 0173.stm

En Inglaterra, nacionalizando un banco.

¿Qué está pasando con el libre mercado, sin que nadie se pueda entromenter en nombre de pensar en lo colectivo, en toda la sociedad?

¿Están los intrusos intereses de toda la sociedad, lo público, el Estado, rescatando el mercado?

Carta de Juan Bosch sobre Haití y República Dominicana a Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Incháustegui Cabral y Ramón Marrero Aristy

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Juan Bosch



Juan Bosch, Haití y la República Dominicana a 55 años.

2008-09-25 | perspectivaciudadana.com | Juan Bosch

Bajo el título de Carta para la Historia aparece este texto de Juan Bosch en el tomo XI de sus Obras Completas (2007). Escrita hace hoy cincuenta y cinco años, esta carta a Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Incháustegui Cabral y Ramón Marrero Aristy es un documento conmovedor y de una vigencia lamentablemente abrumadora.

La Habana,

14 de junio de 1943.


Mis queridos Emilio Rodríguez Demorizi,

Héctor Incháustegui y Ramón Marrero Aristy:

Ustedes se van mañana, creo, y antes de que vuelvan al país quiero escribirles unas líneas que acaso sean las últimas que produzca sobre el caso dominicano como dominicano. No digo que algún día no vuelva al tema, pero lo haré ya a tanta distancia mental y psicológica de mi patria nativa como pudiera hacerlo un señor de Alaska.

En primer lugar, gracias por la leve compañía con que me han regalado hoy; la agradezco como hombre preocupado por el comercio de las ideas, jamás porque ella me haya producido esa indescriptible emoción que se siente cuando en la voz, en el tono, en las palabras de un amigo que ha dejado de verse por mucho tiempo se advierten los recuerdos de un sitio en que uno fue feliz. Acaso para mi dicha, nunca fui feliz en la República Dominicana, ni como ser humano ni como escritor ni como ciudadano; en cambio sufrí enormemente en todas esas condiciones.

Hoy también he sufrido…Pues de mi reunión con Uds. he sacado una conclusión dolorosa, y es ésta: la tragedia de mi país ha calado mucho más allá de donde era posible concebir. La dictadura ha llegado a conformar una base ideológica que ya parece natural en el aire dominicano y que costará enormemente vencer, si es que puede vencerse alguna vez. No me refiero a hechos concretos relacionados con determinada persona; no hablo de que los dominicanos se sientan más o menos identificados con Trujillo, que defiendan o ataquen su régimen, que mantengan tal o cual idea sobre el suceso limitado de la situación política actual en Santo Domingo; no, mis amigos queridos: hablo de una transformación de la mentalidad nacional que es en realidad incompatible con aquellos principios de convivencia humana en los cuales los hombres y los pueblos han creído con firme fe durante las épocas mejores del mundo, por los que los guías del género humano han padecido y muerto, han sufrido y se han sacrificado. Me refiero a la actitud mental y moral de Uds. – y por tanto de la mejor parte de mi pueblo – frente a un caso que a todos nos toca: el haitiano.

Antes de seguir desearía recordar a Uds. que hay una obra mía, diseminada por todo nuestro ámbito, que ha sido escrita, forjada al solo estímulo de mi amor por el pueblo dominicano. Me refiero a mis cuentos. Ni el deseo de ganar dinero ni el de obtener con ellos un renombre que me permitiera ganar algún día una posición política o económica ni propósito bastardo alguno dio origen a esos cuentos. Uds. son escritores y saben que cuando uno empieza a escribir, cuando lo hace como nosotros, sincera, lealmente, no lleva otro fin que el de expresar una inquietud interior angustiosa y agobiadora. Así, ahí está mi obra para defenderme si alguien dice actualmente o en el porvenir que soy un mal dominicano. Hablo, pues, con derecho a reclamar que se me oiga como al menos malo de los hijos de mi tierra.

Los he oído a Uds. expresarse, especialmente a Emilio y Marrero, casi con odio hacia los haitianos, y me he preguntado cómo es posible amar al propio pueblo y despreciar al ajeno; cómo es posible querer a los hijos de uno al tiempo que se odia a los hijos del vecino, así, sólo porque son hijos de otro. Creo que Uds. no han meditado sobre el derecho de un ser humano, sea haitiano o chino, a vivir con aquel mínimo de bienestar indispensable para que la vida no sea una carga insoportable; que Uds. consideran a los haitianos punto menos que animales, porque a los cerdos, a las vacas, a los perros no les negarían Uds. el derecho de vivir…

Pero creo también – y espero no equivocarme – que Uds. sufren una confusión; que Uds. han dejado que el juicio les haya sido desviado por aquéllos que en Haití y en la República Dominicana utilizan a ambos pueblos para sus ventajas personales. Porque eso es lo que ocurre, amigos míos. Si me permiten he de explicárselo:

El pueblo dominicano y el pueblo haitiano han vivido desde el Descubrimiento hasta hoy – o desde que se formaron hasta la fecha – igualmente sometidos en términos generales. Para el caso no importa que Santo Domingo tenga una masa menos pobre y menos ignorante. No hay diferencia fundamental entre el estado de miseria e ignorancia de un haitiano y el de un dominicano, si ambos se miden, no por lo que han adquirido en bienes y conocimientos, sino por lo que les falta adquirir todavía para llamarse con justo título, seres humanos satisfechos y orgullosos de serlo. El pueblo haitiano es un poco más pobre, y debido a esa circunstancia, luchando con el hambre, que es algo más serio de lo que puede imaginarse quien no la haya padecido en sí, en sus hijos y en sus antepasados, procura burlar la vigilancia dominicana y cruza la frontera; si el caso fuera al revés, sería el dominicano el que emigraría ilegalmente a Haití. El haitiano es, pues, más digno de compasión que el dominicano; en orden de su miseria merece más que luchemos por él, que tratemos de sacarlo de su condición de bestia. Ninguno de Uds. sería capaz de pegar con el pie a quien llegara a sus puertas en busca de abrigo o de pan: y si no lo hacen como hombres, no pueden hacerlo como ciudadanos.

Ahora bien, así como el estado de ambos pueblos se relaciona, porque los dos padecen, así también se relacionan aquéllos que en Santo Domingo igual que en Haití explotan al pueblo, acumulan millones, privan a los demás del derecho de hablar para que no denuncien sus tropelías, del derecho de asociarse políticamente, para que no combatan sus privilegios, del derecho de ser dignos para que no echen por el suelo sus monumentos de indignidad. No hay diferencia fundamental entre los dominicanos y los haitianos de la masa; no hay diferencia fundamental entre los dominicanos y los haitianos de la clase dominante.

Pero así como en los hombres del pueblo en ambos países hay un interés común – el de lograr sus libertades para tener acceso al bienestar que todo hijo de mujer merece y necesita -, en las clases dominantes de Haití y Santo Domingo hay choques de intereses, porque ambas quieren para sí la mayor riqueza. Los pueblos están igualmente sometidos; las clases dominantes son competidoras. Trujillo y todo lo que él representa como minoría explotadora desean la riqueza de la isla para sí; Lescot y todo lo que él representa como minoría explotadora, también. Entonces, uno y otro – unos y otros, mejor dicho – utilizan a sus pueblos respectivos para que les sirvan de tropa de choque: esta tropa que batalle para que el vencedor acreciente su poder. Engañan ambos a los pueblos con el espejismo de un nacionalismo intransigente que no es amor a la propia tierra sino odio a la extraña, y sobre todo, apetencia del poder total. Y si los más puros y los mejores entre aquéllos que por ser intelectuales, personas que han aprendido a distinguir la verdad en el fango de la mentira se dejan embaucar y acaban enamorándose de esa mentira, acabaremos olvidando que el deber de los más altos por más cultos no es ponerse al servicio consciente o inconsciente de una minoría explotadora, rapaz y sin escrúpulos, sino al servicio del hombre del pueblo, sea haitiano, boliviano o dominicano.

Cuando los diplomáticos haitianos hacen aquí o allá una labor que Uds. estiman perjudicial para la República Dominicana, ¿saben lo que están haciendo ellos, aunque crean de buena fe que están procediendo como patriotas? Pues están simplemente sirviendo a los intereses de esa minoría que ahora está presidida por Lescot como ayer lo estaba por Vincent . Y cuando los intelectuales dominicanos escriben – como lo ha hecho Marrero, de total motu propio según él dijo olvidando que no hay ya lugar para el libre albedrío en el mundo – artículos contrarios a Haití están sirviendo inconscientemente - pero sirviendo – a los que explotan al pueblo dominicano y lo tratan como enemigo militarmente conquistado.

No, amigos míos…Salgan de su ofuscación. Nuestro deber como dominicanos que formamos parte de la humanidad es defender al pueblo haitiano de sus explotadores, con igual ardor que al pueblo dominicano de los suyos. No hay que confundir a Trujillo con la República Dominicana ni a Lescot con Haití. Uds. mismos lo afirman cuando dicen que Lescot subió al poder ayudado por Trujillo y ahora lo combate. También Trujillo llevó al poder a Lescot y ahora lo ataca. Es que ambos tienen intereses opuestos, como opuestos son los de cada uno a los de sus pueblos respectivos y a los del género humano.

Nuestro deber es, ahora, luchar por la libertad de nuestro pueblo y luchar por la libertad del pueblo haitiano. Cuando de aquél y de este lado de la frontera, los hombres tengan casa, libros, medicinas, ropa, alimentos en abundancia; cuando seamos todos, haitianos y dominicanos, ricos y cultos y sanos, no habrá pugnas entre los hijos de Duarte y de Toussaint, porque ni estos irán a buscar, acosados por el hambre, tierras dominicanas en qué cosechar un mísero plátano necesario a su sustento, ni aquéllos tendrán que volver los ojos a un país de origen, idioma y cultura diferentes, a menos que lo hagan con ánimo de aumentar sus conocimientos de la tierra y los hombres que la viven.

Ese sentimiento de indignación viril que los anima ahora con respecto a Haití, volvámoslo contra el que esclaviza y explota a los dominicanos; contra el que, con la presión de su poder casi total, cambia los sentimientos de todos los dominicanos, los mejores sentimientos nuestros, forzándonos a abandonar el don de la amistad, el de la discreción, el de la correcta valoración de todo lo que alienta en el mundo. Y después, convoquemos en son de hermanos a los haitianos y ayudémosles a ser ellos libres también de sus explotadores; a que, lo mismo que nosotros, puedan levantar una patria próspera, culta, feliz, en la que sus mejores virtudes, sus mejores tradiciones florezcan con la misma espontaneidad que todos deseamos para las nuestras.

Hay que saber distinguir quién es el verdadero enemigo y no olvidar que el derecho a vivir es universal para individuos y pueblos. Yo sé que Uds. saben esto, que Uds., como yo, aspiran a una patria mejor, a una patria que pueda codearse con las más avanzadas del globo. Y no la lograremos por otro camino que por el del respeto a todos los derechos, que si están hoy violados en Santo Domingo no deben ofuscarnos hasta llevarnos a desear que sean violados por nosotros en lugares distintos.

Yo creo en Uds. Por eso he sufrido. Creo en Uds. hasta el hecho de no dolerme que Marrero mostrara a Emilio el papelito que le escribí con ánimo de beneficiarlo y sin ánimo de molestar ni por acción ni por omisión a Emilio. En todos creo, a todos los quiero y en su claro juicio tengo fe. Por eso me han hecho sufrir esta tarde.

Pero el porvenir ha de vernos un día abrazados, en medio de un mundo libre de opresores y de prejuicios, un mundo en que quepan los haitianos y los dominicanos, y en el que todos los que tenemos el deber de ser mejores estaremos luchando juntos contra la miseria y la ignorancia de todos los hombres de la tierra.

Mándenme como hermano y ténganme por tal.

Juan Bosch

"En Para la Historia, dos cartas, Santiago, R.D. Editorial el Diario, 1943, pp.3-8"

A propósito de que se quiere cambiar el Jus Soli (Derecho al suelo): Juan Bosch y su cuento Luis Pie

En el mundo existen distintos idiomas, distintos mal entendidos, distintos culpables a los que ocasionan las adversidades. Migrantes haitianos y haitianas comparten su sudor en República Dominicana, más... se pretende que sus hijos, nacidos aquí, no formen parte de la sociedad como nacionales: un fenómeno mundial. Actualmente tenemos en la Constitución el jus soli, el derecho al suelo; ahora se propone en la Reforma Constitucional que no podrá integrarse al país con ciudadanía ningún hijo o hija de indocumentados/as. La abundancia sólo nos llega hasta coger el sudor. Tenemos que abrirnos más hacia los otros y hacia las otras, y sobre todo con los más desventajados/as.

Acá un cuento de Juan Bosch. La sensibilidad de un dominicano que pudo mirar realidades, hace muchísimos años. En el partido que fundó la derecha radical parece que campea y dirige en este tema. Veamos en este cuento, al igual que en Juan Rulfo, la ternura de Bosch hacia un haitiano y hacia sus hijos/as, miremos que podía mirar un endurecimiento histórico en algunos/as dominicanos/as.


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Luis Pie

Por Juan Bosch

A eso de las siete la fiebre aturdía al haitiano Luis Pie.

Además de que sentía la pierna endurecida, golpes internos le sacudían la ingle. Medio ciego por el dolor de cabeza y la debilidad, Luis Pie se sentó en el suelo, sobre las secas hojas de la caña, rayó un fósforo y trató de ver la herida. Allí estaba, en el dedo grueso de su pie derecho. Se trataba de una herida que no alcanzaba la pulgada, pero estaba llena de lodo. Se había cortado el dedo la tarde anterior, al pisar un pedazo de hierro viejo mientras tumbaba caña en la colonia Josefita.

Un golpe de aire apagó el fósforo, y el haitiano encendió otro. Quería estar seguro de que el mal le había entrado por la herida y no que se debía a obra de algún desconocido que deseaba hacerle daño. Escudriñó la pequeña cortada, con sus ojos cargados por la fiebre, y no supo qué responderse; después quiso levantarse y andar, pero el dolor había aumentado a tal grado que no podía mover la pierna.

Esto ocurría el sábado, al iniciarse la noche. Luis Pie pegó la frente al suelo, buscando el fresco de la tierra, y cuando la alzó de nuevo le pareció que había itranscurrido mucho tiempo. Hubiera
querido quedarse allí descansando; mas de pronto el instinto le hizo salir ja cabeza. —Ah... Pití Mishe ta eperan a mué —dijo con amargura Necesariamente debía salir al camino, donde tal vez alguien le ayudaría a seguir hacia el batey; podría pasar una carreta o un peón montado que fuera a la fiesta de esa noche.

Arrastrándose a duras penas, a veces pegando el pecho a la tierra, Luis Pie emprendió el camino. Pero de pronto alzó la cabeza: hacia su espalda sonaba algo como un auto. El haitiano meditó un
minuto. Su rostro brillante y sus ojos inteligentes se mostraban angustiados. ¿Habría perdido el rumbo debido al dolor o la oscuridad lo confundía? Temía no llegar al camino en toda la noche, y en ese caso los tres hijitos le esperarían junto a la hoguera que Miguel, el mayor, encendía de noche para que el padre pudiera prepararles con rapidez harina de maíz o les salcochara plátanos, a su retorno del trabajo. Si él se perdía, los niños le esperarían hasta que el sueño
los aturdiera y se quedarían dormidos allí, junto a la hoguera consumida.

Luis Pie sentía a menudo un miedo terrible de que sus hijos no comieran o de que Miguel, que era enfermizo, se le muriera un día, como se le murió la mujer. Para que no les faltara comida Luis Pie cargó con ellos desde Haití, caminando sin cesar, primero a través de las lomas, en el cruce de la frontera dominicana, luego a lo largo de todo el Cibao, después recorriendo las soleadas carreteras del Este, hasta verse en la región de los centrales de azúcar.

—¡Bonyé! —gimió Luis Pie con la frente sobre el brazo y la pierna sacudida por temblores—, pití Mishé va a ta eperán to la noche a son per.

Y entonces sintó ganas de llorar, a lo que se negó porque temía entregarse a la debilidad. Lo que debía hacer era buscar el rumbo y avanzar. Cuando volvió a levantar la cabeza ya no se oía el
ruido del motor.

—No, no ta sien palla; ta sien paca —afirmó resuelto. Y siguió arrastrándose, andando a veces a gatas. Pero sí había pasado a distancia un motor.

Luis Pie llegó de su tierra meses antes y se puso a trabajar, primero en la Colonia Carolina, después en la Josefita; e ignoraba que detrás estaba otra colonia, la Gloria, con su trocha medio
kilómetro más lejos, y que don Valentín Quintero, el dueño de la Gloria, tenía un viejo Ford en el cual iba al batey a emborracharse y a pegarles a las mujeres que llegaban hasta allí, por la zafra, en busca de unos pesos. Don Valentín acababa de pasar por aquella trocha en su estrepitoso Ford; y como iba muy alegre, pensando en la fiesta de esa noche, no tomó en cuenta, cuando encendió el tabaco, que el auto pasaba junto al cañaveral. Golpeando en la espalda al chofer, don Valentín dijo: —Esa Lucía es una sinvergüenza, sí señor, ¡pero qué hembra!
Y en ese momento lanzó el fósforo, que cayó encendido entre las cañas. Disparando ruidosamente el Ford se perdió en dirección del batey para llegar allá antes de que Luis Pie hubiera avanzado trescientos metros.

Tal vez esa distancia había logrado arrastrarse el haitiano.

Trataba de llegar a la orilla del corte de la caña, porque sabía que el corte empieza siempre junto a una trocha; iba con la esperanza de salir a la trocha cuando notó el resplandor. Al principio no
comprendió; jamás había visto él un incendio en el cañaveral. Pero de pronto oyó chasquidos y una llamarada gigantesca se levantó inesperadamente hacia el cielo, iluminando el lugar con un tono rojizo. Luis Pie se quedó inmóvil del asombro. Se puso de rodillas y se preguntaba qué era aquello. Mas el fuego se extendía con demasiada rapidez para que Luis Pie no supiera de qué se trataba. Echándose sobre las cañas, como si tuvieran vida, las llamas avanzaban ávidamente, envueltas en un humo negro que iba cubriendo todo el lugar; los tallos disparaban sin cesar y por momentos el fuego se producía en explosiones y ascendía a golpes hasta perderse en la
altura. El haitiano temió que iba a quedar cercado. Quiso huir. Se levantó y pretendió correr a saltos sobre una sola pierna. Pero le pareció que nada podría salvarle.

—¡Bonyé, Bonyé! —empezó a aullar, fuera de sí; y luego, más alto aún: —¡Bonyéeeee!

Gritó de tal manera y llegó a tanto su terror, que por un instante perdió la voz y el conocimiento. Sin embargo siguió moviéndose, tratando de escapar, pero sin saber en verdad qué hacía. Quienquiera que fuera, el enemigo que le había echado el mal se valió de fuerzas poderosas. Luis Pie lo reconoció así y se preparó a lo peor.

Pegado a la tierra, con sus ojos desorbitados por el pavor, veía crecer el fuego cuando le pareció o ir tropel de caballos, voces de mando y tiros. Rápidamente levantó la cabeza. La esperanza le
embriagó.

—¡Bonyé, Bonyé —clamó casi llorando—, ayuda a mué, gran Bonyé;
tú salva a mué de murí quemá!

¡Iba a salvarlo el buen Dios de los desgraciados! Su instinto le hizo agudizar todos los sentidos. Aplicó el oído para saber en qué dirección estaban sus presuntos salvadores; buscó con los ojos la
presencia de esos dominicanos generosos que iban a sacarlo del infierno de llamas en que se hallaba. Dando la mayor amplitud posible a su voz, gritó estentóreamente:

—¡Dominiquén bon, aquí ta mué, Luí Pie! ¡Salva a mué, dominiquén bon!

Entonces oyó que alguien vociferaba desde el otro lado del cañaveral. La voz decía:
—¡Por aquí, por aquí! ¡Corran, que está cogió! ¡Corran, que se puede ir!

Olvidándose de su fiebre y de su pierna, Luis Pie se incorporó y corrió. Iba cojeando, dando saltos, hasta que tropezó y cayó de bruces. Volvió a pararse al tiempo que miraba hacia el cielo y
mascullaba:

—Oh Bonyé, gran Bonyé que ta ayudan a mué...

En ese mismo instante la alegría le cortó el habla, pues a su frente, irrumpiendo por entre las cañas, acababa de aparecer un hombre a caballo, un salvador.

—¡Aquí está, corran! —demandó el hombre dirigiéndose a los que le seguían.

Inmediatamente aparecieron diez o doce, muchos de ellos a pie y la mayoría armada de mochas. Todos gritaban insultos y se lanzaban sobre Luis Pie.

—¡Hay que matarlo ahí mismo, y que se achicharre con la candela ese maldito haitiano! —se oyó vociferar.

Puesto de rodillas, Luis Pie, que apenas entendía el idioma, rogaba enternecido:
—¡Ah dominiquén bon, salva a mué, salva a mué pa lleva manyé a mon pití!

Una mocha cayó de plano en su cabeza, y el acero resonó largamente.

—¿Qué ta pasan? —preguntó Luis Pie lleno de miedo.
—¡No, no! —ordenaba alguien que corría—. ¡Dénles golpes, pero no lo maten! ¡Hay que dejarlo vivo para que diga quiénes son sus cómplices! ¡Le han pegado fuego también a la Gloria!
El que así gritaba era don Valentín Quintero, y él fue el primero en dar el ejemplo. Le pegó al haitiano en la nariz, haciendo saltar la sangre. Después siguieron otros, mientras Luis Pie,
gimiendo, alzaba los brazos y pedía perdón por un daño que no había hecho. Le encontraron en los bolsillos una caja con cuatro o cinco fósforos.

—¡Canalla, bandolero; confiesa que prendiste candela!
—Uí, uí —afirmaba él haitiano. Pero como no sabía explicarse en español no podía decir que había encendido dos fósforos para verse la herida y qué el viento los había apagado.

¿Qué había ocurrido? Luis Pié no lo comprendía. Su poderoso enemigo acabaría con él; le había echado encima a todos los terribles dioses de Haití, y Luis Pie, que temía a esas fuerzas ocultas, no iba a luchar contra ellas porque sabía que era inútil!

—¡Levántate, perro! —ordenó un soldado.

Con gran asombro suyo, el haitiano se sintió capaz de levantarse. La primera arremetida de la infección había pasado, pero él lo ignoraba. Todavía cojeaba bastante cuando dos soldados lo
echaron por delante y lo sacaron al camino; después, a golpes y empujones, debió seguir sin detenerse, aunque a veces le era imposible sufrir el dolor en la ingle.

Tardó una hora en llegar al batey, donde la gente se agolpó para verlo pasar. Iba echando sangre por la cabeza, con la ropa desgarrada y una pierna a rastras. Se le veía qué no podía ya mas,
que estaba exhausto y a punto de caer desfallecido.

El grupo se acercaba a un miserable bohío de yaguas paradas, en el que apenas cabía un hombre y en cuya puerta, destacados por una hoguera que iluminaba adentro la vivienda, estaban tres niños desnudos que contemplaban la escena sin moverse y sin decir una palabra.

Aunque la luz era escasa todo el mundo vio a Luis Pie cuando su rostro pasó de aquella impresión de vencido a la de atención; todo el mundo vio el resplandor del interés en sus ojos. Era tal el
momento que nadie habló. Y de pronto la voz de Luis Pie, una voz llena de angustia y de ternura, se alzó en medio del silencio, diciendo:

—¡Pití Mishé, mon pití Mishé! ¿Tú no ta enferme, mon pití? ¿Tú ta bien?

El mayor de los niños, que tendría seis años y que presenciaba la escena llorando amargamente, dijo entre llanto, sin mover un músculo, hablando bien alto:

—¡Sí, per; yo ta bien; to nosotro ta bien, mon per! Y se quedó inmóvil, mientras las lágrimas le corrían por las mejillas.

Luis Pie, asombrado de que sus hijos no se hallaran bajo el poder de las tenebrosas fuerzas que le perseguían, no pudo contener sus palabras.

—¡Oh Bonyé, tú sé gran! —clamó volviendo al cielo una honda mirada de gratitud.

Después abatió la cabeza, pegó la barbilla al pecho que no lo vieran llorar, y empezó a caminar de nuevo, arrastrando su pierna enferma. La gente que se agrupaba alrededor de Luis Pie era mucha y pareció dudar entre seguirlo o detenerse para ver a los niños; pero como no tardó en comprender que el espectáculo que ofrecía Luis Pie era más atrayente, decidió ir tras él. Sólo una muchacha negra de acaso doce años se demoró frente a la casucha. Pareció que iba a dirigirse hacia los niños; pero al fin echó a correr tras la turba, que iba doblando una esquina. Luis Pie había vuelto el rostro, sin duda para ver una vez más a sus hijos, y uno de los soldados pareció
llenarse de ira.

—¡Ya ta bueno de hablar con la familia! —rugía el soldado. La muchacha llegó al grupo justamente cuando el militar levantaba el puño para pegarle a Luis Pie, y como estaba asustada cerró los ojos para no ver la escena. Durante un segundo esperó el ruido.

Pero el chasquido del golpe no llegó a sonar. Pues aunque deseaba pegar, el soldado se contuvo. Tenía la mano demasiado adolorida por el uso que le había dado esa noche, y, además, comprendió que por duro que le pegara Luis Pie no se daría cuenta de ello.

No podía darse cuenta, porque iba caminando como un borracho, mirando hacia el cielo y hasta ligeramente sonreído.

Apertura en la Iglesia Católica sobre la evolución

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7620000/7620666.stm

Celebro la apertura de la Iglesia Católica sobre la evolución.

Un amigo me comentó sobre esta noticia:

"La Iglesia Católica nunca ha censurado la evolución, ni se ha opuesto a ella (que algun curita semianalfabeto o monjita más beata que sensata lo hiciera es otra cosa), La Iglesia Catolica desde el inicio del siglo XX abrio el estudio bíblico basado en la hermeneutica y los datos de la arqueologia, ya en los años 40 y 50 varios sacerdotes habían hecho grandes descubrimientos en la evolucion del ser humano (Theilard de Chardin es un buen caso). La oposicion a la evolucion la ha encabezado el fundamentalismo religioso de gringolanda." D

Declaración de la Moneda sobre Bolivia: de nuevo el liderazgo latinoamericano se crece

El liderazgo en América Latina se crece, efectiva la autonomía regional, con agenda en base a intereses propios.

La "Declaración de La Moneda"

Publicado el 16 Sep 2008

Santiago, 15 de septiembre de 2008

Las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de UNASUR, reunidos en el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile el 15 de Septiembre del 2008, con el propósito de considerar la situación en la República de Bolivia y recordando los trágicos episodios que hace 35 años en este mismo lugar conmocionaron a toda la humanidad;

Considerando que el Tratado Constitutivo de UNASUR, firmado en Brasilia el 23 de mayo del 2008, consagra los principios del irrestricto respeto a la soberanía, a la no injerencia en asuntos internos, a la integridad e
inviolabilidad territorial, a la democracia y sus instituciones y al irrestricto respeto a los derechos humanos.

Ante los graves hechos que se registran en la hermana República de Bolivia y en pos del fortalecimiento del diálogo político y la cooperación para el fortalecimiento de la seguridad ciudadana, los países integrantes de UNASUR:

1. Expresan su más pleno y decidido respaldo al Gobierno Constitucional del Presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una amplia mayoría en el reciente Referéndum.

2. Advierten que sus respectivos Gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad territorial
de la República de Bolivia.

3. Consecuente con lo anterior, y en consideración a la grave situación que afecta a la hermana República de Bolivia, condenan el ataque a instalaciones
gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan la desestabilización de la democracia boliviana, exigiendo la pronta devolución de esas instalaciones como condición para el inicio de un proceso de diálogo.

4. A la vez, hacen un llamado a todos los actores políticos y sociales involucrados a que tomen las medidas necesarias para que cesen
inmediatamente las acciones de violencia, intimidación y de desacato a la institucionalidad democrática y al orden jurídico establecido.

5. En ese contexto, expresan su más firme condena a la masacre que se vivió en el Departamento de Pando y respaldan el llamado realizado por el Gobierno
boliviano para que una Comisión de UNASUR pueda constituirse en ese hermano país para realizar una investigación imparcial que permita esclarecer, a la
brevedad, este lamentable suceso y formular recomendaciones, de tal manera de garantizar que el mismo no quede en la impunidad.

6. Instan a todos los miembros de la sociedad boliviana a preservar la unidad nacional y la integridad territorial de ese país, fundamentos básicos de todo Estado, y a rechazar cualquier intento de socavar estos principios.

7. Hacen un llamado al diálogo para establecer las condiciones que permitan superar la actual situación y concertar la búsqueda de una solución sustentable en el marco del pleno respeto al Estado de derecho y al orden
legal vigente.

8. En ese sentido, los Presidentes de UNASUR acuerdan crear una Comisión abierta a todos sus miembros, coordinada por la Presidencia Pro Témpore, para acompañar los trabajos de esa mesa de diálogo conducida por el legítimo Gobierno de Bolivia, y

9. Crean una Comisión de apoyo y asistencia al Gobierno de Bolivia, en función de sus requerimientos, incluyendo recursos humanos especializados.

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Opiniones de mi amigo Pedro Luis Castellanos sobre esta declaración:


"Ahora habrá que esperar el desarrollo de los acontecimientos en Bolivia. Esta declaración de UNASUR parece suficientemente enérgica y clara sobre los asuntos básicos en juego. En lenguaje diplomático, han expresado que no se tolerará el derrocamiento del gobierno de Evo Morales ni el desmembramiento territorial y se considera una masacre las muertes en El Pando. Quien tenga oidos para oir que oiga.

Bachelet tiene suficiente habilidad para hacer valer esta declaración como fuerte instrumento político, y ha vivido en carne propia y en su vida familiar lo que significa este tipo de experiencias desestabilizadoras de gobiernos democráticos progresistas. Ojalá resulte suficiente para que se desinflen los planes subversivos, se restablezca la paz en Bolivia y se pueda continuar el proceso de democratización de ese hermano país. Sin duda, este mensaje llegará directo a algunos sectores clave, civiles y militares, nacionales e internacionales, que han auspiciado la estrategia de deestabilización y división territorial. Pongamos nuestras mejores energías detrás de estas gestiones de UNASUR.

Si se tiene éxito, como creo que todos deseamos y esperamos, ojalá que el recuerdo de la masacre de El Pando no se mantenga como perturbador. Es posible que si se logra detener, enjuiciar y eventualmente castigar por medios legales a los responsables de la misma, la pena y la justa indignación de los pobladores indígenas sea canalizada positivamente hacia el referendo constitucional previsto para el mes de noviembre."

"No deja de estar cargado de simbolismos que la reunión de Presidentes de UNASUR se haya realizado en el mismo salón en el que murió Allende y en el mismo mes de esta tragedia, ahora para considerar la situación de un país vecino, afectado por lo que parece ser un libreto de desestabilización con muchas semejanzas al que fuera aplicado para derrocar a Allende.

Es comprensible que la diversidad en Suramérica se haya expresado de una y otras formas durante la reunión, también le deseperación d elos comuniocadores pòr tratar de obtener "orejitas" sobre las discusiones (que fuerona puerta cerrada) mas allá de la declaración oficial. Pero lo mas destacable es que los acuerdos hayan sido por censenso de todos los participantes y que estos países hayan asumido jugar un papel protagónico en la búsqueda de soluciones, como UNASUR, un escenario en que solo participan paises de América del Sur."

Pedro Luis Castellanos

Elizabeth Cady Stanton: Feminista de Estados Unidos

Estuve leyendo sobre Frederick Douglas, quien fue un antiguo esclavo de los Estados Unidos, fue líder abolicionista de la esclavitud, y luchador por los derechos de las personas negras y de las mujeres. Muerta su esposa, casó más tarde con una mujer blanca, 20 años más joven que él, Helen Pitts. Toda la sociedad se opuso a ese matrimonio. En su biografía resalta, que en ese entonces, la feminista Elizabeth Cady Stanton aprobó su matrimonio.

Es así que busqué este nombre y acá les coloco su pequeña biografía.

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Elizabeth Cady Stanton



Feminista y antiesclavista estadounidense


Nació el 12 de noviembre de 1815 en Johnstown (Nueva York). Cursó estudios en el Seminario Femenino Troy. Entró pronto en contacto con movimientos de abstinencia de bebidas alcohólicas y antiesclavistas. En uno de ellos conoció al que sería su esposo Henry Brewster Stanton, periodista antiesclavista. Contrajeron matrimonio en 1840 y fueron padres de siete hijos. En 1848, junto Lucretia Coffin Mott, organizó la primera asamblea en defensa de los derechos de la mujer en Seneca Falls (Nueva York). Para el congreso, redactó una Declaración de Sentimientos, donde exigía el derecho al voto para la mujer. En este congreso conoció a Susan B. Anthony. Desde 1868 hasta 1870, publicaron el semanario Revolution, en Nueva York, y en 1869 fundaron la Asociación Nacional para el Sufragio Femenino (que a partir de 1890 se llamó Asociación Nacional para el Sufragio de las Mujeres Estadounidenses). En 1888 colaboró en la fundación del Consejo Internacional de las Mujeres. Falleció el 26 de octubre de 1902 en Nueva York.

El sistema de salud en USA necesita mejorar: Jackson Pichardo y Pedro Luis Castellanos

http://foros.clavedigital.com/forum_posts.asp?TID=5735&get=last#126779

En este foro se discute sobre la calidad de la salud en Estados Unidos sobre todo en la accesibilidad a tiempo y su debilidad en cuanto a seguridad social a tiempo con planes de pre pago o cualquier método que garantice cobertura universal. Un forista, Jackson Pichardo, se lamenta de como Isidra Martínez perdió su vida por no tener seguro de salud a tiempo. Veamos:

Réquiem por un sueño.

Jackson Pichardo

Si a finales de la década de los años setenta a la joven maestra Isidra Martínez le hubiesen dicho que su vida terminaría de forma abrupta en los Estados Unidos por falta atención medica temprana, de seguro no lo hubiese creído.

Esta joven mujer con las ánforas llenas de sueños, al igual que millones de latinoamericanos, decidió emigrar hacia el norte en búsqueda del suyo, el de lograr las oportunidades que su natal Montecristi, en la República Dominicana no podía ofrecerle en la vida.

Es así como llego a New York, ciudad en la que residió, amó y dejo lo mejores años de su vida ,siendo una ciudadana ejemplar y limpia de toda mácula, cumplió con todas sus obligaciones personales y sociales hasta su último aliento, pero al final de esta quizás no pudo entender ,como de seguro nosotros tampoco, el porque hay en medio de una sociedad relativamente opulenta más de cuarenta y cinco millones de personas como Isidra que no cuentan con un seguro medico y que cuando logran obtenerlo es porque ya es demasiado tarde.

Me pregunto como es posible que una persona no pueda acceder a Medicaid en la ciudad de New York si esta tiene ingresos pírricos, como lo son por ejemplo trescientos cincuenta dólares a la semana.

¿Me pregunto para que alcanza tamaña cantidad de dinero?

El rostro de Isidra es el de más de cuarenta y cinco millones de individuos que hoy sienten terror de enfermarse, púes no tienen acceso a la salud y preventiva y cuando llegan a ser tratados en un centro medico, terminan con la realidad de tener un mal sin remedio y con la incertidumbre de no saber el costo económico estratosférico que derivara para economía personal al acudir a un hospital sin tener un seguro de salud.

Hoy mientras el cuerpo inerte de Isidra yace inerte en una funeraria de Washinton Heights, miles de millones de dólares se gastan de forma absurda en armas y guerras que no logran prevenir ni derrotar el terror que significa para una persona pobre el enfermarse en los Estados Unidos.

El sistema de salud publica de este país necesita cambios urgentes, cambios que vayan mas allá de la saliva envenenada de la retórica electoral, púes el principal activo de una nación son sus habitantes, púes son las personas la fuente productoras de la riquezas de los pueblos.

Debemos de crear conciencia de que nuestra población, sin distinción de ningún tipo, tiene derecho a acceder a un servicio de salud público adecuado, es una conquista universalmente reconocida y avalada por organismos como las Naciones Unidas en su declaración universal.
Mañana cuando ya ella repose en su última morada, su caso podría ser perfectamente el suyo.

Desde aquí dejo esta campanada triste, por el sueño de Isidra y por el de todos nosotros.

Jackson Pichardo.

New York.
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A propósito de ese artículo, Pedro Luis Catellanos, comenta sobre el sistema de salud en USA:


"El sistema de salud de USA es el más caro del mundo (alrededor del 16% del PIb de ese país) y el de peores resultados entre los países desarrollados.

Amiga Mildred, aunque prefiero no participar en el debate que se está dando en Clave Digital, sobre todo porque no tendré tiempo de darle seguimiento a los comentarios, te puedo asegurar que la evidencia internacional es abrumadora acerca de que cualquier cobro en el momento de solicitar un servicio de salud (sea curativo o de promoción y prevención), es una barrera que afecta la accesibilidad, sobre todo (aunque no solo) de los mas pobres y menos informados. A esto es lo que se llama "gasto de bolsillo", el cual por cierto representa mas del 50% del gasto total en salud en la República Dominicana. En USA mas de 30 millones de personas no tienen acceso al sistema de salud, salvo en situaciopnes de emergencia, y no siempre.

La admisiión de esta realidad es tan generalizada que un principio básico asumido por casi la totalidad d elos países desarrollados y la gran mayoría de los países subdesarrollados, es que un sistema de salud, sis e orienta hacia constituir un sistema de protección social, no solo debe asegurar la protección universal de la pobalción, sino que debe asegurar que este gasto de bolsillo se reduce a su mínima expresión o se elimina totalmente.

Hay diversas modalidades de financiamiento y organización de los sistemas de salud que han sido adoptados o ensayados, unos mas vincualdos a la noción de derechos y por lo tanto cemas centrados en la responsabilidad de los entes públicos y otros mas centrados en la preocupación por los costos y por el papel del mercado como regulador de los mismos, la mayoría mixtos.

No creo que no exgaero si te digo que todos estos intentos tienen en común al menos dos cosas: a) Desarrollar mecanismos de prepago o de aseguramiento universal o de financiamiento via impuestos, etc, que eliminan o reducen al mínimo el gasto de bolsillo y b) un fuerte papel regulador y moderador por parte del Estado, así como de protección de los gastos públicos en salud, para evitar que sean reciclados en el mercado en beneficio de unos pocos.

El asunto es que salud, como educación no pueden ser analizados como si fueran sistemas proiductores de mercancias, aunque ciertamente se articulan de muchas formas con la dinámica económica, sino como igualadores o niveladores sociales, como creadores de calidad de vida indispesnable para la dignidad y para el desarrollo.

No tengo duda alguna al afirmnar que el sistema de salud de USA, es el máss caro del mundo (alrededor del 16% del PIB) y uno de los que producen los peores resultados tanto en términos de la salud de sus pobladores (USA ocupa uno d elos últimos lugares entre los países desarrollados en cuanto a situación de salud y desarrollo humano) y en términos de equiad, de nivelación social."

Pedro Luis Castellanos