Ganó la dominicana Rita Mella como jueza en Manhattan!!!!!!!!!!!!!
Manhattan Civil Court District 7 Rita Mella [Dem] 34800 68.07% Shari R. Michels [Oth] 9530 18.64% Kelly O'Neill Levy [Oth] 6791 13.28% Reporting: 224 of 224 precincts - 100.00 percent
Un blog de opinión e informaciones enfocado en temas relacionados con los derechos de la mujer. Soy una demócrata radical en el desarrollo de las naciones, con la equidad e igualdad social, económica y política de los ciudadanos/as dominicanos/as y del mundo.
También encontrarás algunas producciones literarias buscando un sentido de interioridad y una visión universal.
Quiero descansar acariciada
Y he trepado y estoy trepando desde muchas ciénegas
soy mujer
soy rural
soy pobre
y creo que estaré allá en el llano
donde están los/as agraciados/as
por oportunidades
y espacios muy humanos.
Y no conozco ni la montaña ni el llano
soy un topo acostumbrándose recién a la luz
y me siento cansada como si salir del fango cansara
y descubro porqué también
tú has repetido tanto:
-"estoy cansado"
prole de la mujer del campo;
y pregunto a los abuelos, abuelas
porqué llegaron de tan lejos
porqué no he sabido donde quedan sus suelos
y me engañaron
y me hicieron creer que el fango es bueno
y agradezco que a fuerza de piernas muy quietas
y cantos de amargura de almas en vela
adquirí estas pocas fuerzas.
Son fosas, son los sótanos de las cuevas
son las telarañas de la pobreza
es la pasividad milenaria
son rostros que no han tenido espejos
es mi rostro
es tu rostro
es su rostro
son nuestros rostros, huesos, sangre, cuerpos...
¡Estoy cansada!
vengo de lejos
vengo matando elefantes con galletadas.
¡Estoy cansada!
quiero una playa, una arena, una sombra
una agua tibia, una bicicleta
quiero también descansar
acariciada.
mildred dolores
9.XI.06
Santiago, RD.
soy mujer
soy rural
soy pobre
y creo que estaré allá en el llano
donde están los/as agraciados/as
por oportunidades
y espacios muy humanos.
Y no conozco ni la montaña ni el llano
soy un topo acostumbrándose recién a la luz
y me siento cansada como si salir del fango cansara
y descubro porqué también
tú has repetido tanto:
-"estoy cansado"
prole de la mujer del campo;
y pregunto a los abuelos, abuelas
porqué llegaron de tan lejos
porqué no he sabido donde quedan sus suelos
y me engañaron
y me hicieron creer que el fango es bueno
y agradezco que a fuerza de piernas muy quietas
y cantos de amargura de almas en vela
adquirí estas pocas fuerzas.
Son fosas, son los sótanos de las cuevas
son las telarañas de la pobreza
es la pasividad milenaria
son rostros que no han tenido espejos
es mi rostro
es tu rostro
es su rostro
son nuestros rostros, huesos, sangre, cuerpos...
¡Estoy cansada!
vengo de lejos
vengo matando elefantes con galletadas.
¡Estoy cansada!
quiero una playa, una arena, una sombra
una agua tibia, una bicicleta
quiero también descansar
acariciada.
mildred dolores
9.XI.06
Santiago, RD.
Sonia Pierre: una domínico-haitiana ejemplar
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 07 de noviembre de 2006
DESDE HAITI
Sonia Pierre: una domínico-haitiana ejemplar

http://images.google.com/images?hl=es&q=sonia+pierre&btnG=B%C
http://www.espacinsular.org/spip.php?article2420
Sonia, humildemente, me inclino ante ti pues eres una gran dominicana, una formidable mujer y un extraordinario ser humano.
Steven Gehy - Intelectual haitiano, residente en Puerto Príncipe.
PÉTION-VILLE, Haití.-No he tenido el placer de conocerla personalmente. Ni siquiera he tenido la suerte de escucharla alguna vez durante los múltiples seminarios o conferencias en los que habitualmente participa.
Sin embargo, como muchas otras personas, supe de sus valientes luchas a través de los medios informativos dominicanos e internacionales. Desde entonces, mi admiración por ella es infinita y el respeto que le tengo, absoluto.
La admiro y la respeto sencillamente porque pienso que la diferencia esencial entre los seres humanos reside en el sentido que dan a su vida.
Cuando el ideal de vida de una persona radica principalmente en luchar en contra de la exclusión social, en contribuir a la eliminación del sexismo y del racismo, en exigir respeto a los derechos inalienables de cientos de miles de mujeres y hombres provenientes de sectores marginados, oprimidos y explotados de una nación, es porque él o la protagonista de estos procesos ha alcanzado unas dimensiones universales. Su noble legado se quedará eternamente entre las más bellas páginas de la historia de la Humanidad.
Esa no es una lucha fácil. De hecho, no existen luchas sociales que sean fáciles en ninguna parte del mundo. Es sin duda alguna, una misión ardua, compleja, titánica, la que escogió esta distinguida mujer, -ella misma dominicana de padres haitianos-, cuando decidió entregarse cuerpo y alma para “defender y salvaguardar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y humanos de la población dominicana de ascendencia haitiana".
En efecto, durante mucho tiempo y lamentablemente hasta hoy en día, la población dominicana de ascendencia haitiana sigue siendo despreciada, difamada, excluida, agredida verbal y físicamente por los ideólogos nacionalistas, sus intelectuales, periodistas y seguidores en general.
Sabemos que esta población dominicana de piel negra, no tiene cabida dentro de la estrecha "visión nacionalista" de esos grupos conservadores cegados por una perversa obstinación en aferrarse a un blanqueamiento cursi y firmemente opuestos al crecimiento de una nación justa, pluralista, multicultural y democrática en donde no se reprima a ningún ciudadano o ciudadana por el color de su piel, su religión, su cultura o por la nacionalidad y el estatus migratorio de sus padres.
En la hermana República Dominicana, nadie ignora que dentro de la "quimera nacionalista", la población dominicana de ascendencia haitiana debe ser mantenida eternamente como un conjunto de máquinas desechables, disponible en todo momento para las más duras y extenuantes labores, pero siempre alejada de los centros de salud, de aprendizaje, de entretenimiento, de los círculos donde se toman las decisiones políticas y de las posibilidades de movilidad económica y social.
Según el delirio nacionalista, no se puede permitir que los dominicanos negros de ascendencia haitiana se incorporen a la sociedad y tengan las mismas oportunidades que los demás.
Desde su anacrónico punto de vista, es necesario impedir a toda costa las acciones públicas o privadas que permitirían que se estimule y que se consolide finalmente la posibilidad de progreso social y económico para este grupo desfavorecido de dominicanos y dominicanas con ancestros haitianos.
Expresé anteriormente que admiraba a esta combativa mujer dominicana y hay que reiterarlo una y otra vez, porque creo que ha asumido una responsabilidad inmensa y ha aceptado un reto grandioso y altruista, de esos que sólo acogen y tienen fuerzas para cargar, algunas personalidades excepcionalmente dotadas. No es fácil y ella lo sabe sin duda alguna. Ya habrá tenido muestras de lo que cuesta llevar la bandera de la dignidad humana en las manos.
Sabe también que no hay otra salida. Que hay que implicarse, que hay que decir, que hay hablar, gritar, denunciar, exigir, pues las soluciones para mejorar la calidad de vida de los dominicanos y dominicanas descendientes de haitianos, no llegarán si ellos mismos no reclaman al Estado que cumpla con su deber de implementar las estructuras que faciliten la erradicación de la atroz situación de neo-esclavitud en la cual se encuentra hoy ese grupo especifico de la población dominicana.
Aquí nadie se hace la víctima. No es una queja o un lloriqueo. Es una demanda firme de una reivindicación justa, basada en el derecho al respeto, en el derecho a la vida, en el derecho a la dignidad.
De ninguna manera, los reclamos de los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana se deben entender como una lucha en contra de la nación que les vio nacer.
Todo lo contrario: es más bien una lucha para defender unos principios nobles e integrarse a ella no desde la segregación que la envilece, sino desde la igualdad que la magnifica.
Algunos, voluntariamente o involuntariamente, se han olvidado de los principios trascendentales de libertad, igualdad y fraternidad, que les han costado a la humanidad tantas luchas, tantos sacrificios y tanta sangre. Y hay que sacudir a los amnésicos. Esos ideales son imprescindibles para la conquista de aunque sea un poco de bienestar y de crecimiento humano y social.
Sonia, humildemente, me inclino ante ti pues eres una gran dominicana, una formidable mujer y un extraordinario ser humano.
Los "liliputienses" espirituales que somos casi todos sobre este planeta de mezquinos, necesitaremos de mucho tiempo y de mucha superación de nosotros mismos, para comprender y apreciar tu imperturbable espíritu y tu noble ideal.
DESDE HAITI
Sonia Pierre: una domínico-haitiana ejemplar
http://images.google.com/images?hl=es&q=sonia+pierre&btnG=B%C
http://www.espacinsular.org/spip.php?article2420
Sonia, humildemente, me inclino ante ti pues eres una gran dominicana, una formidable mujer y un extraordinario ser humano.
Steven Gehy - Intelectual haitiano, residente en Puerto Príncipe.
PÉTION-VILLE, Haití.-No he tenido el placer de conocerla personalmente. Ni siquiera he tenido la suerte de escucharla alguna vez durante los múltiples seminarios o conferencias en los que habitualmente participa.
Sin embargo, como muchas otras personas, supe de sus valientes luchas a través de los medios informativos dominicanos e internacionales. Desde entonces, mi admiración por ella es infinita y el respeto que le tengo, absoluto.
La admiro y la respeto sencillamente porque pienso que la diferencia esencial entre los seres humanos reside en el sentido que dan a su vida.
Cuando el ideal de vida de una persona radica principalmente en luchar en contra de la exclusión social, en contribuir a la eliminación del sexismo y del racismo, en exigir respeto a los derechos inalienables de cientos de miles de mujeres y hombres provenientes de sectores marginados, oprimidos y explotados de una nación, es porque él o la protagonista de estos procesos ha alcanzado unas dimensiones universales. Su noble legado se quedará eternamente entre las más bellas páginas de la historia de la Humanidad.
Esa no es una lucha fácil. De hecho, no existen luchas sociales que sean fáciles en ninguna parte del mundo. Es sin duda alguna, una misión ardua, compleja, titánica, la que escogió esta distinguida mujer, -ella misma dominicana de padres haitianos-, cuando decidió entregarse cuerpo y alma para “defender y salvaguardar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y humanos de la población dominicana de ascendencia haitiana".
En efecto, durante mucho tiempo y lamentablemente hasta hoy en día, la población dominicana de ascendencia haitiana sigue siendo despreciada, difamada, excluida, agredida verbal y físicamente por los ideólogos nacionalistas, sus intelectuales, periodistas y seguidores en general.
Sabemos que esta población dominicana de piel negra, no tiene cabida dentro de la estrecha "visión nacionalista" de esos grupos conservadores cegados por una perversa obstinación en aferrarse a un blanqueamiento cursi y firmemente opuestos al crecimiento de una nación justa, pluralista, multicultural y democrática en donde no se reprima a ningún ciudadano o ciudadana por el color de su piel, su religión, su cultura o por la nacionalidad y el estatus migratorio de sus padres.
En la hermana República Dominicana, nadie ignora que dentro de la "quimera nacionalista", la población dominicana de ascendencia haitiana debe ser mantenida eternamente como un conjunto de máquinas desechables, disponible en todo momento para las más duras y extenuantes labores, pero siempre alejada de los centros de salud, de aprendizaje, de entretenimiento, de los círculos donde se toman las decisiones políticas y de las posibilidades de movilidad económica y social.
Según el delirio nacionalista, no se puede permitir que los dominicanos negros de ascendencia haitiana se incorporen a la sociedad y tengan las mismas oportunidades que los demás.
Desde su anacrónico punto de vista, es necesario impedir a toda costa las acciones públicas o privadas que permitirían que se estimule y que se consolide finalmente la posibilidad de progreso social y económico para este grupo desfavorecido de dominicanos y dominicanas con ancestros haitianos.
Expresé anteriormente que admiraba a esta combativa mujer dominicana y hay que reiterarlo una y otra vez, porque creo que ha asumido una responsabilidad inmensa y ha aceptado un reto grandioso y altruista, de esos que sólo acogen y tienen fuerzas para cargar, algunas personalidades excepcionalmente dotadas. No es fácil y ella lo sabe sin duda alguna. Ya habrá tenido muestras de lo que cuesta llevar la bandera de la dignidad humana en las manos.
Sabe también que no hay otra salida. Que hay que implicarse, que hay que decir, que hay hablar, gritar, denunciar, exigir, pues las soluciones para mejorar la calidad de vida de los dominicanos y dominicanas descendientes de haitianos, no llegarán si ellos mismos no reclaman al Estado que cumpla con su deber de implementar las estructuras que faciliten la erradicación de la atroz situación de neo-esclavitud en la cual se encuentra hoy ese grupo especifico de la población dominicana.
Aquí nadie se hace la víctima. No es una queja o un lloriqueo. Es una demanda firme de una reivindicación justa, basada en el derecho al respeto, en el derecho a la vida, en el derecho a la dignidad.
De ninguna manera, los reclamos de los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana se deben entender como una lucha en contra de la nación que les vio nacer.
Todo lo contrario: es más bien una lucha para defender unos principios nobles e integrarse a ella no desde la segregación que la envilece, sino desde la igualdad que la magnifica.
Algunos, voluntariamente o involuntariamente, se han olvidado de los principios trascendentales de libertad, igualdad y fraternidad, que les han costado a la humanidad tantas luchas, tantos sacrificios y tanta sangre. Y hay que sacudir a los amnésicos. Esos ideales son imprescindibles para la conquista de aunque sea un poco de bienestar y de crecimiento humano y social.
Sonia, humildemente, me inclino ante ti pues eres una gran dominicana, una formidable mujer y un extraordinario ser humano.
Los "liliputienses" espirituales que somos casi todos sobre este planeta de mezquinos, necesitaremos de mucho tiempo y de mucha superación de nosotros mismos, para comprender y apreciar tu imperturbable espíritu y tu noble ideal.
Ética para estar bien
PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 07 de noviembre de 2006
ACARICIANDO
Ética para estar bien
Dicen los varones que nosotras tenemos que ganarnos los puestos en los espacios políticos. Y nosotras vamos a su circo, y votamos por ellos, y le seguimos sosteniendo su brillante ejercicio público, y ellos no entienden que ya no lo hemos ganado, y que ya es hora de compartir espacios y poderes.
Mildred D. Mata - Pequeña. Madre. Amiga.
A veces no sabemos velar por nuestro propio bienestar, por el bienestar de nuestra familia, de nuestros hijas/os, por el bien del vecindario, de la ciudad, del país, de nuestros diferentes grupos sociales, de nuestros partidos, de nuestra región geopolítica, ¡del mundo!...de todo el habitat.
Velar por nuestro bien y aunque sea velar también por el bien colectivo, por lo menos de nuestra familia, ¡tan elemental!, y a la vez tan fácil de olvidar y de llevarlo a la práctica con persistencia, con pasión, con integralidad.
Falta un gran deseo del bienestar propio y del de los demás. Y se nos dificulta convertir lo negativo en positivo, la pasividad en actividad, armonizar lo personal con lo colectivo, la justicia común con los intereses particulares, amar nuestros valores, pero tolerar los de los demás…
No sabemos respirar profundo continuamente para elegir emociones en armonía con ese deseo ¡jonnnnnndo! de bienestar, que nos cuesta tener, mantener, impulsar…de manera individual y de manera colectiva.
Cuando hablo de velar por el bien de nuestro y de nuestra familia con integralidad; por integralidad me refiero a la práctica del bienestar con una actitud, un sentir, un procurar conocer, una reflexión, que integre lo individual con los aspectos estructurales, en los hechos sociales, más allá de nuestra situación y subjetividad particular, se trata de practicar el bienestar individual-colectivo de una manera “sistémica y estructurada”, como dice, hablando de otro asunto, mi Amigo Oreste Martínez, del Foro Clave Digital.
Y en lo que estoy pensando ahora, lo que tengo muy pendiente, es el cuidado de los hijos e hijas, el acompañarlos, el velar por sus intereses, necesidades afectivas, espirituales, materiales, intelectuales, recreativas, profesionales, velar por su salud, por su realización plena…
Y entonces pienso en nuestras estructuras que mantienen a hombres y mujeres segregados por nuestros estándares diferentes para este cuidado, pienso en esta mayor peso para que las mujeres asuman este compromiso, este afecto, estas labores, y andan estos roles segregados, roles cargados de mujerismo, roles muy humanos, pero un poco desatendidos por los hombres.
Hablo de esta parte de la cultura patriarcal de género, que definió hace miles de años atrás, que los hombres no se ocupasen de algunos quehaceres como la de cuidar de los hijos/as, entre otros, y las mujeres quedaron confinadas a la casa.
Ni siquiera le lucía a la mujer ser un ente social en el vecindario, porque eso de visitar vecinos y vecinas, participar de los grupos de la calle (social, económica y política), eso de tener amigas era de mujeres chismosas o mujeres medio sinvergüenzas.
La mujer tenía y sigue teniendo que cuidar de todo el mundo, sin que esto le de capacidad de decisión sobre los asuntos públicos, ni esto le permita solvencia económica, ni tener ahorros, ni seguridad social, ni poder político, ni tener control sobre su cuerpo. El negocio de espacios y tareas segregadas del patriarcado ha sido el negocio de capaperros para las mujeres.
Pero resulta que hace unos 300 años los varones comenzaron a hablar de igualdad, de fraternidad, y de libertad. Y comenzaron a hablar de democracia. Pero la fraternidad viene de frater, y quiere decir hermano, no quiere decir hermana; los fraters destutanaron a los reyes, hablaron de elecciones, de ciudadanos, de representación, pero sólo para ellos.
Y dejaron a las mujeres fuera de esos hermosos estadios que tanta felicidad proporcionan. Esta división de tareas y de roles empobrece y mata a las mujeres. Y por ella, algunos hombres son unos diablos a caballo en la participación política, y en la República Dominicana tenemos una división desigual de género en la que: de un total de 32 senadurías, hay unos 30 hombres senadores y hay unas 2 senadoras (un 6% de senadoras), tenemos unos 178 diputaciones con unos 145 diputados y unas 33 diputadas (un 18% de diputadas) ; existen unas 153 síndicaturas, con unos 135 síndicos y 18 síndicas (11% síndicas); y finalmente tenemos un total de 900 regidurías, con unos 638 regidores y 262 regidoras (29% de regidoras). (Susi Pola Zapico, en ponencia sin editar, usando datos de la SEM, 2006).
Y las mujeres que somos el 50 % del pueblo no estamos representadas en esa proporción en esta democracia. Y dicen los hombres, sobretodo los menos “concientizados” que son la mayoría, que se consideran ciudadanos éticamente justos y democráticos, estando tan orondamente gandiítos en esta democracia que no nos incluye, sin que les importen los paradigmas de justicia, de igualdad, y de equidad, los cuales andan por ahí y se usan a veces a conveniencia.
Dicen los varones que nosotras tenemos que ganarnos los puestos en los espacios políticos. Y nosotras vamos a su circo, y votamos por ellos, y le seguimos sosteniendo su brillante ejercicio público, y ellos no entienden que ya no lo hemos ganado, y que ya es hora de compartir espacios y poderes.
Como resultado de esta casi ausente representación un Congreso aprueba un Código Penal sin tomar en cuenta los intereses de las mujeres, y en consecuencia de esta orfandad de no estar representados nuestros intereses, puede suceder que maten 150 mujeres promedio cada año, y que unos 30 hombres se suiciden, y que más de 500 niños y niñas queden huérfanas/os por esta cultura de desigualdad de oportunidades de género, y de antagonismos, de falta de hermandad e igualdad entre los sexos.
Y ahora tocaría hablar lo que han hecho y han dicho, y deben hacer hombres éticamente democráticos para que la democracia sea realmente representativa. Pero es justo para no abusar del espacio que continuemos el próximo martes.
ACARICIANDO
Ética para estar bien
Dicen los varones que nosotras tenemos que ganarnos los puestos en los espacios políticos. Y nosotras vamos a su circo, y votamos por ellos, y le seguimos sosteniendo su brillante ejercicio público, y ellos no entienden que ya no lo hemos ganado, y que ya es hora de compartir espacios y poderes.
Mildred D. Mata - Pequeña. Madre. Amiga.
A veces no sabemos velar por nuestro propio bienestar, por el bienestar de nuestra familia, de nuestros hijas/os, por el bien del vecindario, de la ciudad, del país, de nuestros diferentes grupos sociales, de nuestros partidos, de nuestra región geopolítica, ¡del mundo!...de todo el habitat.
Velar por nuestro bien y aunque sea velar también por el bien colectivo, por lo menos de nuestra familia, ¡tan elemental!, y a la vez tan fácil de olvidar y de llevarlo a la práctica con persistencia, con pasión, con integralidad.
Falta un gran deseo del bienestar propio y del de los demás. Y se nos dificulta convertir lo negativo en positivo, la pasividad en actividad, armonizar lo personal con lo colectivo, la justicia común con los intereses particulares, amar nuestros valores, pero tolerar los de los demás…
No sabemos respirar profundo continuamente para elegir emociones en armonía con ese deseo ¡jonnnnnndo! de bienestar, que nos cuesta tener, mantener, impulsar…de manera individual y de manera colectiva.
Cuando hablo de velar por el bien de nuestro y de nuestra familia con integralidad; por integralidad me refiero a la práctica del bienestar con una actitud, un sentir, un procurar conocer, una reflexión, que integre lo individual con los aspectos estructurales, en los hechos sociales, más allá de nuestra situación y subjetividad particular, se trata de practicar el bienestar individual-colectivo de una manera “sistémica y estructurada”, como dice, hablando de otro asunto, mi Amigo Oreste Martínez, del Foro Clave Digital.
Y en lo que estoy pensando ahora, lo que tengo muy pendiente, es el cuidado de los hijos e hijas, el acompañarlos, el velar por sus intereses, necesidades afectivas, espirituales, materiales, intelectuales, recreativas, profesionales, velar por su salud, por su realización plena…
Y entonces pienso en nuestras estructuras que mantienen a hombres y mujeres segregados por nuestros estándares diferentes para este cuidado, pienso en esta mayor peso para que las mujeres asuman este compromiso, este afecto, estas labores, y andan estos roles segregados, roles cargados de mujerismo, roles muy humanos, pero un poco desatendidos por los hombres.
Hablo de esta parte de la cultura patriarcal de género, que definió hace miles de años atrás, que los hombres no se ocupasen de algunos quehaceres como la de cuidar de los hijos/as, entre otros, y las mujeres quedaron confinadas a la casa.
Ni siquiera le lucía a la mujer ser un ente social en el vecindario, porque eso de visitar vecinos y vecinas, participar de los grupos de la calle (social, económica y política), eso de tener amigas era de mujeres chismosas o mujeres medio sinvergüenzas.
La mujer tenía y sigue teniendo que cuidar de todo el mundo, sin que esto le de capacidad de decisión sobre los asuntos públicos, ni esto le permita solvencia económica, ni tener ahorros, ni seguridad social, ni poder político, ni tener control sobre su cuerpo. El negocio de espacios y tareas segregadas del patriarcado ha sido el negocio de capaperros para las mujeres.
Pero resulta que hace unos 300 años los varones comenzaron a hablar de igualdad, de fraternidad, y de libertad. Y comenzaron a hablar de democracia. Pero la fraternidad viene de frater, y quiere decir hermano, no quiere decir hermana; los fraters destutanaron a los reyes, hablaron de elecciones, de ciudadanos, de representación, pero sólo para ellos.
Y dejaron a las mujeres fuera de esos hermosos estadios que tanta felicidad proporcionan. Esta división de tareas y de roles empobrece y mata a las mujeres. Y por ella, algunos hombres son unos diablos a caballo en la participación política, y en la República Dominicana tenemos una división desigual de género en la que: de un total de 32 senadurías, hay unos 30 hombres senadores y hay unas 2 senadoras (un 6% de senadoras), tenemos unos 178 diputaciones con unos 145 diputados y unas 33 diputadas (un 18% de diputadas) ; existen unas 153 síndicaturas, con unos 135 síndicos y 18 síndicas (11% síndicas); y finalmente tenemos un total de 900 regidurías, con unos 638 regidores y 262 regidoras (29% de regidoras). (Susi Pola Zapico, en ponencia sin editar, usando datos de la SEM, 2006).
Y las mujeres que somos el 50 % del pueblo no estamos representadas en esa proporción en esta democracia. Y dicen los hombres, sobretodo los menos “concientizados” que son la mayoría, que se consideran ciudadanos éticamente justos y democráticos, estando tan orondamente gandiítos en esta democracia que no nos incluye, sin que les importen los paradigmas de justicia, de igualdad, y de equidad, los cuales andan por ahí y se usan a veces a conveniencia.
Dicen los varones que nosotras tenemos que ganarnos los puestos en los espacios políticos. Y nosotras vamos a su circo, y votamos por ellos, y le seguimos sosteniendo su brillante ejercicio público, y ellos no entienden que ya no lo hemos ganado, y que ya es hora de compartir espacios y poderes.
Como resultado de esta casi ausente representación un Congreso aprueba un Código Penal sin tomar en cuenta los intereses de las mujeres, y en consecuencia de esta orfandad de no estar representados nuestros intereses, puede suceder que maten 150 mujeres promedio cada año, y que unos 30 hombres se suiciden, y que más de 500 niños y niñas queden huérfanas/os por esta cultura de desigualdad de oportunidades de género, y de antagonismos, de falta de hermandad e igualdad entre los sexos.
Y ahora tocaría hablar lo que han hecho y han dicho, y deben hacer hombres éticamente democráticos para que la democracia sea realmente representativa. Pero es justo para no abusar del espacio que continuemos el próximo martes.
Vocación de paz
Y el alma justa
toca con sus labios la llanura
ama a las avispas
cura las picadas
y acompaña a los caballos
a pesar de las espuelas.
toca con sus labios la llanura
ama a las avispas
cura las picadas
y acompaña a los caballos
a pesar de las espuelas.
Actitud de paz sempiterna
Mirando el mundo hace un rato,
veo unos seres muy guapos.
Dudosa no lloro ni río
esperando pase este lío
la noche es de miel, de luna y fogata.
Palabra invitada
sempiterna.
1. f. V. sempiterno.
Ver artículo enmendadosempiterno, na.
(Del lat. sempiternus).
1. adj. Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.
2. f. perpetua (ǁ planta amarantácea).
3. f. perpetua (ǁ flor).
4. f. Tela de lana, basta y muy tupida, que se usaba para vestidos.
Real Academia Española
veo unos seres muy guapos.
Dudosa no lloro ni río
esperando pase este lío
la noche es de miel, de luna y fogata.
Palabra invitada
sempiterna.
1. f. V. sempiterno.
Ver artículo enmendadosempiterno, na.
(Del lat. sempiternus).
1. adj. Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.
2. f. perpetua (ǁ planta amarantácea).
3. f. perpetua (ǁ flor).
4. f. Tela de lana, basta y muy tupida, que se usaba para vestidos.
Real Academia Española
deseos
Este poema dedicado a los grupos pro paz en USA, a las y los seguidores de Barack Obama, a Barack Obama para ¡¡¡embrujarlo!!!
Para los grupos que quieren paz en Estados Unidos
Deseos
...sabiduría...
suspiros rebosantes...;
¡no!
heridas.
Para decir amor
se creó la compasión
osadía, es hoy,
una flor, una mano sobre todo lo tocable,
irreverentes.
Para decir amor
hacer brotar respiros profundos por doquier,
opacar el fuego
las armas que queman como brasa,
reverberantes, candentes,...
desterradas: están las armas
hay
nuevos espacios, seres, ojos:
tiernos.
Se dobla cada día
cada espina;
se corta la cizaña
siempre inexperta,
siempre queriendo herir
están derrotados
los gestos sin compasión,
sólo hay labios, piel,
mansos
y ni una sola gota de sangre.
embrujantes están las musas
para seguir sintiendo
...amor...
en un suave roce que refresque los labios
que se trage las voces sin miradas
las voces sin miradas huyen!!!,
apenas hoy son
un imperceptible murmullo.
La mansedumbre
es astros, cielo, galaxias,
palomas y rosas,
infinitas.
1.XI.o6
Santiago, mdm
Para los grupos que quieren paz en Estados Unidos
Deseos
...sabiduría...
suspiros rebosantes...;
¡no!
heridas.
Para decir amor
se creó la compasión
osadía, es hoy,
una flor, una mano sobre todo lo tocable,
irreverentes.
Para decir amor
hacer brotar respiros profundos por doquier,
opacar el fuego
las armas que queman como brasa,
reverberantes, candentes,...
desterradas: están las armas
hay
nuevos espacios, seres, ojos:
tiernos.
Se dobla cada día
cada espina;
se corta la cizaña
siempre inexperta,
siempre queriendo herir
están derrotados
los gestos sin compasión,
sólo hay labios, piel,
mansos
y ni una sola gota de sangre.
embrujantes están las musas
para seguir sintiendo
...amor...
en un suave roce que refresque los labios
que se trage las voces sin miradas
las voces sin miradas huyen!!!,
apenas hoy son
un imperceptible murmullo.
La mansedumbre
es astros, cielo, galaxias,
palomas y rosas,
infinitas.
1.XI.o6
Santiago, mdm
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