Lunes, 22 de marzo de 2010, 08:07 a.m.
El domingo 21 de marzo ha sido una fecha clave para el avance social en los Estados Unidos. Se votaba en el Congreso la Ley de universalización de la Sanidad o Salud. Tema que se ha debatido por decenios, que Clinton no pudo llevar adelante, que ha estado sometida a careos en el Congreso y el Senado y ha sido estudiada con lupa, y que contaba con la firme oposición del Partido Republicano.
Hasta el mismo momento de la votación la tensión era intensa, sobre todo en el seno de los mismos demócratas. Aunque se suponía que la ley podía aprobarse persistía la realidad que, ante el horizonte cercano de elecciones congresionales, algunos representantes se debatían entre la lealtad al Partido Demócrata y al presidente Obama, o ser reelegidos o no, debido a que en la opinión pública americana, el tema no goza de un gran consenso.
Visto desde la óptica de este lado del atlántico, desde Europa, es difícil de entender por qué tantos norteamericanos se oponen o dudan sobre esta ley de universalización de la salud. En Europa, la Salud es un derecho garantizado a sus ciudadanos y residentes legales, y dependerá, naturalmente, del nivel de ingresos de cada familia, él que alguien esté dispuesto a no usar los servicios asegurados de salud, y prefiera ir a clínica privadas, a sus expensas, por cualquier motivo. Pero en líneas generales los hospitales públicos tienen una tecnología incluso más sofisticada que gran parte de las clínicas privadas.
En Estados Unidos, sus concepciones archi individualistas y el darwinismo social tan arraigado entre los americanos “wasp” y también entre muchos “latinos” que se han socializado con la ideología de rechazo a lo estatal, a los impuestos, y asimilado toda la ideología ultra conservadora y excluyente, así como entre algunas minorías negras más sofisticadas y naturalmente ricas, como un juez del Supremo conservador, cuya mujer –blanca-, ha hecho campaña activa contra la Ley de Salud.
Ellos no tienen en consideración que la extensión del derecho a la sanidad para más de 32 millones de personas, que actualmente carecían de ella, es un derecho humano, vigente en la práctica totalidad de los países desarrollados. Eso no se lo plantean. Si tengo trabajo y mi plan privado de Salud, los demás que se las apañen. Como decía el clásico español, viva yo caliente, y ríase la gente.
Otro aspecto que ha movido a la opinión pública contra la ley ha sido la acción de los grupos ultra conservadores que se oponen no sólo a esta ley sino a todo lo que significa Obama. No en vano lo han tachado de “socialista”, lo cuál es el equivalente de lo que los conservadores dominicanos utilizan para referirse a sus adversarios políticos –muchos de ellos tan conservadores como ellos-, como “perros”. Es decir, un epíteto peyorativo y despreciativo, con un matiz implícito de rechazo y estigma social por ser de clase trabajadora o baja.
Se ha producido en el combate contra Obama una alianza de hecho entre los predicadores protestantes, muchos católicos, los anti estatalistas y anti impuestos de la derecha de los “Tea Party” y aún más a la derecha, si cabe, los racistas de la John Birch Society, los Birthers, los Oath Keepers y las milicias armadas, con el sostén mediático de la Fox News de Murdoch y financiero de las aseguradoras médicas, para vender la idea de que la aprobación de la Ley de Salud era un medio para financiar las prácticas abortistas por el Estado.
Los que no se movían con esta consigna recibían otra: sus planes médicos empeorarían o se encarecerían, y los más sutiles decían que la nueva ley de salud iba a imponer controles –como los pondrá – para limitar los gastos médicos, y eso iba a reducir las posibilidades de la investigación médica en algunos centros, reducidos en número, en los cuáles no se reparaba en los gastos en que podía incurrir un paciente, ya que, en última instancia, los mismos serían sufragados por recursos públicos.
Para concluir y resumir la importancia de esta nueva ley de universalización de la salud en los EEUU, y por tanto, el paso de avance que significa en la democratización de la sociedad norteamericana, recordemos que la misma va a proporcionar cobertura médica a 32 millones de personas que no tenían esa cobertura y que a partir de 2014 todo el mundo deberá tener un seguro médico.
Las aseguradoras no podrán excluir de los servicios médicos a las personas que tienen alguna enfermedad preexistente al hacerse el seguro o subirles el mismo como ocurría con las mujeres.
Los hijos estarán cubiertos por el seguro de sus padres hasta la edad de 26 años. Se ampliará el seguro médico a los pobres, (Medicaid) es decir, a las familias de cuatro personas que tengan ingresos familiares totales anuales inferiores a 29.327 dólares (21.675 euros o 1.055,772 pesos dominicanos), es decir, 2,443 dólares mensuales ((87. 948 pesos dominicanos).
Supongo que pese a todas las prédicas conservadoras, republicanas, neoliberales y anti estatalistas, ese “socialismo” será bien recibido, al menos, por esos 32 millones de personas, hasta ahora sometidos a una verdadera exclusión social y de salud.
http://www.clavedigital.com/App_Pages/Opinion/Firmas.aspx?id_Articulo=17185
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