Un blog de opinión e informaciones enfocado en temas relacionados con los derechos de la mujer. Soy una demócrata radical en el desarrollo de las naciones, con la equidad e igualdad social, económica y política de los ciudadanos/as dominicanos/as y del mundo.
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Compromiso de fe. Pedofilia y poder sagrado. Teólogo de Chile Pablo Richard
“Al que escandalice y haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de molino y que lo hundieran en lo más profundo del mar” (Palabra de Jesús en Mat 18, 6 y textos paralelos: Mrc 9, 42 // Lc 17, 2)
Mi intención con este artículo no es solo profundizar en los testimonios sobre la pedofilia en la Iglesia , sino ir a las causas, raíz y consecuencias de esta perversidad. La pedofilia, y otras iniquidades similares, ha desencadenado una crisis en la Iglesia , que no es una crisis temporal, que pueda ocultarse y olvidar, sino una crisis profunda de credibilidad, que puede durar muchas décadas para ser resuelta.
1: La Iglesia entre la iniquidad y la liberación
Un hecho revelador es confrontar la actitud de la Iglesia frente a la pedofilia y la actitud radicalmente diferente de la misma Iglesia frente a la Teología de la Liberación.
Por un lado, la Jerarquía fue permisiva, tolerante, legitimadora y encubridora de la pedofilia. Por otro lado, casi en el mismo tiempo, la Jerarquía de la Iglesia tuvo una vigilancia extrema de la Teología de la Liberación , que llevó a muchas condenas y medidas altamente represivas y bien publicitadas. Tuvimos un modelo de Iglesia donde se abusó de los niños y se los dañó profundamente en su naturaleza humana. Casi en la misma época tuvimos otro modelo de Iglesia que optó por los pobres y buscó su liberación. A la Teología de la Liberación se le exigió fidelidad irrestricta al dogma católico y obediencia al Sumo Pontífice. A la Iglesia que sufría el problema de los clérigos pedófilos se les impuso guardar silencio, ocultar los hechos, incluso en casos graves, guardar la información como “secreto pontificio” (véase carta de Hans Küng a los obispos del 15 abril 2010).
2: Crisis de una Iglesia cuyo poder es la institución, la ley y el dogma
Nos dice Pablo de Tarso: “Han roto con Cristo todos cuantos buscan la justicia en el cumplimiento de la ley. Han caído en desgracia. Nosotros, en cambio, esperamos la justicia anhelada por medio del Espíritu y de la Fe ” (Gal 5, 4-5).
Existe un modelo de Iglesia que busca la justicia en el cumplimiento fiel de la ley, de la norma, del canon, del dogma, de la doctrina, de la rúbrica y de la estructura jerárquica de la Iglesia. Hay otro modelo de Iglesia que busca la justicia en una actitud crítica frente la ley, el dogma y la estructura jerárquica de la Iglesia. Esta búsqueda se hizo efectiva en una nueva manera de hacer teología ( la Teología de la Liberación ), una nueva manera de ser Iglesia (las Comunidades de Base), una nueva manera de interpretar la Biblia ( la Lectura comunitaria de la Biblia ) y una manera nueva de organizar los ministerios y de celebrar la liturgia, al margen de la rúbrica y de la ley. La Iglesia que buscó la justicia en la defensa absoluta de la ley “rompió con Cristo y cayó en desgracia”. La pedofilia es un signo de esta ruptura y de esta desgracia. La Iglesia de la ley ya no es una Iglesia que busca la justicia por medio del Espíritu y de la práctica de la Fe.
"La ira de Dios se revela desde el cielo sobre toda impiedad e iniquidad de los que pervierten la verdad con la iniquidad. Habiendo conocido a Dios se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció. Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo: injusticia, perversidad, codicia, maldad, desafían a Dios, son altaneros, orgullosos, farsantes, insensatos, desleales, sin amor y despiadados” (carta de Pablo a la Iglesia de Roma: 1, 18-30).
“Ninguna condenación existe para los que viven en Cristo Jesús, porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte. (8, 1-2).
3: Leyes, estructuras y dogmas que dieron vida a la perversión
a) La ley del celibato obligatorio
El celibato obligatorio puede dañar profundamente la naturaleza humana. Una excepción, a la luz de los Evangelios, sería el celibato asumido libremente por causa del Reino de Dios, sean éstos clérigos o laicos. De hecho hay médicos, enfermeras, educadores y muchas otras personas que entregan su vida entera al servicio de los pobres, dentro o fuera de la Iglesia
En los seminarios y en los retiros espirituales a los sacerdotes, se habla mucho de “crucificar la sexualidad”. Otras veces se dice que las desviaciones de tipo sexual son subjetivas y pueden ser superadas con la oración, con una buena disciplina y orientación psicológica, que no es dada normalmente por psicólogos, sino por “directores espirituales”, dañados ellos mismos por el celibato obligatorio.
b) La misma ley que justifica el celibato y condena la homosexualidad
La homosexualidad es una opción legítima, cuando está guiada por una ética de amor y fidelidad. Un problema frecuente surge cuando se utiliza la condición clerical para encubrir la homosexualidad. La perversión no es la homosexualidad, sino la utilización de la institución eclesial para encubrirla. La homosexualidad manipulada, reprimida y ocultada puede ser causa de serias perversiones sexuales. El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, en su visita a Chile, sentenció que no existe una relación entre celibato y pedofilia, sino entre homosexualidad y pedofilia, y que esta constatación estaría fundada en serias investigaciones científicas de psicólogos y psiquiatras. El cardenal en una sola declaración buscó justificar el celibato y condenar la homosexualidad, con lo cual negó toda culpabilidad de la Iglesia en los delitos de pedofilia y culpabilizó de estos delitos a los homosexuales.
c) La ley absoluta en Iglesia de incluir solo hombres en su jerarquía
La Iglesia católica es la institución religiosa más antigua y poderosa, donde toda su estructura jerárquica son exclusivamente hombres. Una revista (Newsweek) habló del “club masculino más exitoso e indestructible en toda la historia”. El Papa en Roma, el Obispo en su diócesis y el Párroco en su Parroquia es el poder sagrado masculino más antiguo en la Iglesia.
La exclusión de la mujer de la estructura jerárquica de la Iglesia católica es la otra cara de la masculinización absoluta del ministerio clerical. Esta situación transforma a la Jerarquía eclesial en un espacio donde todo es discutido y decidido entre hombres. ¿Cual sería la posición de la Jerarquía si la pedofilia fuese discutida entre hombres y mujeres? ¿Cómo sería la Iglesia católica si el cargo actual de Secretario de Estado lo ejerciera una mujer ordenada cardenal o si una mujer estuviera a cargo de un dicasterio en el Vaticano?
d) Confrontación de la Iglesia Católica con la modernidad
La Iglesia , desde el siglo 19 se ha visto amenazada por la modernidad. Por eso redactó el “Sílabo de los errores modernos”. El Concilio Vaticano Primero (1869-1870) enfrentó la “civilización moderna” cuando afirma la autonomía de la razón, del individuo, del Estado y de las ciencias frente a la Iglesia católica.
Algunas conclusiones del Concilio Vaticano Primero: que la Iglesia es una “sociedad verdadera, perfecta, espiritual y sobrenatural”, que la Iglesia es “indefectible” e “infalible”.
Se define el primado del Romano Pontífice, la soberanía temporal de la Santa Sede y la función del Papa como juez supremo de cualquier controversia eclesiástica, mientras que él no puede ser juzgado por nadie, ni siquiera por el concilio. Finalmente se proclama “como dogma divinamente revelado que el romano pontífice, cuando habla ex cáthedra, goza de infalibilidad”.
Mientras tengamos un modelo de Iglesia marcado por esta tradición conservadora, la jerarquía católica será incapaz de aceptar los mejores logros de la modernidad, especialmente en materia de sexualidad humana.
e) La ley que une perversión sexual y poder sagrado
El arzobispo de Poitiers, mons. Albert Rouet, en un libro suyo titulado: J'aimerais vous dire” (Bayard, 2009) escribe: “ La Iglesia católica ha estado sacudida durante varios meses por la revelación de escándalos de pedofilia. ¿Es todo ésto una sorpresa? Quisiera antes que nada precisar una cosa: para que exista pedofilia son necesarias dos condiciones: una perversión profunda y un poder. Esto quiere decir que todo sistema cerrado, idealizado y sacralizado es un peligro. Cuando una institución, incluida la Iglesia , se fundamenta en una posición de derecho privado, y se afirma en una posición de fuerza, las desviaciones financieras y sexuales llegan a ser posibles”.
4: Las víctimas de la pedofilia y la credibilidad de la Iglesia
Es importante ver toda la realidad de la pedofilia desde sus víctimas. La Iglesia consideró hasta hace poco la pedofilia como un pecado y no como un delito. El pecado puede quedar oculto en el secreto del sacramento de la confesión, pero el delito es un crimen que debe ser llevado públicamente a los tribunales. La Iglesia jerárquica rechazó la culpabilización de la pedofilia y ocultó al pedófilo para salvar como Iglesia su credibilidad y prestigio. La Iglesia también ocultó la criminalización de la pedofilia para evitar ser condenada y obligada a pagar una indemnización económica. Ocultar al delito y al delincuente, para salvar el prestigio de la Iglesia , es una iniquidad y una agresión contra las víctimas. Expresa también hipocresía, fariseísmo y falta de solidaridad.
La Iglesia Jerárquica ocultó a los curas pedófilos, con el pretexto de hacer posible un seguimiento psicológico. Los traslada de una parroquia a otra o los envió a una diócesis fuera del país, con el pretexto de una rehabilitación de los pedófilos que no dañe la credibilidad y prestigio de la Iglesia. Se argumentó que la pedofilia era una “enfermedad”, que para ser “sanada” debía evitarse todo escándalo público (entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos realizda por Patricia Janiot en la CNN ).
Un argumento utilizado para ocultar la pedofilia del clero era la prioridad que se debía dar a la Institución Eclesial por encima sus víctimas. La rehabilitación del clero pedófilo se veía así como necesaria en función de los intereses de la misma Iglesia. Esta además no debía “perder” un sacerdote por causa de un problema “” y “personal”, como era considerada la pedofilia. También se argumentó que el número de los sacerdotes pedófilos era insignificante en comparación con la mayoría de los sacerdotes que no lo eran. También se discutió que el porcentaje de la pedofilia en el clero era mínima, si se la comparaba con el porcentaje de la pedofilia a nivel social y mundial.
También la Iglesia se enfrentó a los medios de comunicación que denunciaban la pedofilia en la Iglesia. Interpretó esto como una campaña mediática perversa contra la Iglesia católica misma. La Iglesia ahora se presentaba así como víctima, y ocultaba las verdaderas victimas de la pedofilia.
Todos estos argumentos confirman que la Iglesia no veía la pedofilia desde sus víctimas, sino desde sus intereses, especialmente desde la defensa de su credibilidad y autoridad.
5: Los gritos de las victimas y los llantos de la Jerarquía católica
No basta que la Iglesia pida perdón por los delitos de pedofilia cometidos por su jerarquía, episcopal y presbiteral. Tampoco basta la condena de los sacerdotes pedófilos y la así llamada “tolerancia cero”. Tampoco basta que la Iglesia tome medidas disciplinares para que la práctica de la pedofilia desaparezca para siempre. No basta reconocer que la Iglesia se siente herida y arrepentida. No basta que los Legionarios de Cristo declaren que su fundador el Padre Marcial Maciel y algunos de sus discípulos no son ejemplos de vida cristiana y sacerdotal.
Todo esto es justo y necesario, pero falta lo más importante: escuchar el grito de las víctimas. Toda la problemática de la pedofilia debe ser analizada y juzgada por ellos mismos y desde su propia realidad. Los que han sido víctimas tienen derecho a ser sujetos de su propia vida, sujetos de la reconstrucción de sus vidas y sujetos de la reconstrucción de los hechos de los cuales ellos han sido víctimas. No desean que sean otros, incluso sus victimarios, los que hablen por ellos.
Exigen ellos mismos una explicación sobre el porqué la Iglesia ocultó a los clérigos y obispos pedófilos. Piden personalmente una condena de sus agresores y una indemnización por los daños infligidos. Ellos como sujetos quieren ser solidarios con otras víctimas de pedofilia, en la Iglesia y en la sociedad, que todavía no han podido hacer su denuncia y llevarla a juicio. El grito de las víctimas ya resuena en el mundo entero. La solidaridad sin embargo ya se extiende a otros millones de niños y niñas que sufren otras realidades de muerte, como los 16 mil niños que mueren de hambre cada día.
Sentimos hoy la actualidad de las palabras que Dios dijo a Moisés: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado su clamor contra sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlos y conducirlos a una tierra que mana leche y miel (Exodo 3, 7-8).
Costa Rica, 23 abril 2010
- Pablo Richard es teólogo chileno.
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Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo. Por HANS KÜNG
El teólogo Hans Küng juzga el pontificado de Benedicto XVI como el de las oportunidades perdidas. En el quinto aniversario de su llegada al Vaticano, pide al clero que reaccione ante la crisis de la Iglesia, agudizada por los abusos a menores
Estimados obispos,
Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, y yo fuimos entre 1962 1965 los dos teólogos más jóvenes del concilio. Ahora, ambos somos los más ancianos y los únicos que siguen plenamente en activo. Yo siempre he entendido también mi labor teológica como un servicio a la Iglesia. Por eso, preocupado por esta nuestra Iglesia, sumida en la crisis de confianza más profunda desde la Reforma, os dirijo una carta abierta en el quinto aniversario del acceso al pontificado de Benedicto XVI. No tengo otra posibilidad de llegar a vosotros.
Aprecié mucho que el papa Benedicto, al poco de su elección, me invitara a mí, su crítico, a una conversación de cuatro horas, que discurrió amistosamente. En aquel momento, eso me hizo concebir la esperanza de que Joseph Ratzinger, mi antiguo colega en la Universidad de Tubinga, encontrara a pesar de todo el camino hacia una mayor renovación de la Iglesia y el entendimiento ecuménico en el espíritu del Concilio Vaticano II.
Mis esperanzas, y las de tantos católicos y católicas comprometidos, desgraciadamente no se han cumplido, cosa que he hecho saber al papa Benedicto de diversas formas en nuestra correspondencia. Sin duda, ha cumplido concienzudamente sus cotidianas obligaciones papales y nos ha obsequiado con tres útiles encíclicas sobre la fe, la esperanza y el amor. Pero en lo tocante a los grandes desafíos de nuestro tiempo, su pontificado se presenta cada vez más como el de las oportunidades desperdiciadas, no como el de las ocasiones aprovechadas:
- Se ha desperdiciado la oportunidad de un entendimiento perdurable con los judíos: el Papa reintroduce la plegaria preconciliar en la que se pide por la iluminación de los judíos y readmite en la Iglesia a obispos cismáticos notoriamente antisemitas, impulsa la beatificación de Pío XII y sólo se toma en serio al judaísmo como raíz histórica del cristianismo, no como una comunidad de fe que perdura y que tiene un camino propio hacia la salvación. Los judíos de todo el mundo se han indignado con el predicador pontificio en la liturgia papal del Viernes Santo, en la que comparó las críticas al Papa con la persecución antisemita.
- Se ha desperdiciado la oportunidad de un diálogo en confianza con los musulmanes; es sintomático el discurso de Benedicto en Ratisbona, en el que, mal aconsejado, caricaturizó al islam como la religión de la violencia y la inhumanidad, atrayéndose así la duradera desconfianza de los musulmanes.
- Se ha desperdiciado la oportunidad de la reconciliación con los pueblos nativos colonizados de Latinoamérica: el Papa afirma con toda seriedad que estos "anhelaban" la religión de sus conquistadores europeos.
- Se ha desperdiciado la oportunidad de ayudar a los pueblos africanos en la lucha contra la superpoblación, aprobando los métodos anticonceptivos, y en la lucha contra el sida, admitiendo el uso de preservativos.
- Se ha desperdiciado la oportunidad de concluir la paz con las ciencias modernas: reconociendo inequívocamente la teoría de la evolución y aprobando de forma diferenciada nuevos ámbitos de investigación, como el de las células madre.
- Se ha desperdiciado la oportunidad de que también el Vaticano haga, finalmente, del espíritu del Concilio Vaticano II la brújula de la Iglesia católica, impulsando sus reformas.
Este último punto, estimados obispos, es especialmente grave. Una y otra vez, este Papa relativiza los textos conciliares y los interpreta de forma retrógrada contra el espíritu de los padres del concilio. Incluso se sitúa expresamente contra el concilio ecuménico, que según el derecho canónico representa la autoridad suprema de la Iglesia católica:
- Ha readmitido sin condiciones en la Iglesia a los obispos de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, ordenados ilegalmente fuera de la Iglesia católica y que rechazan el concilio en aspectos centrales.
- Apoya con todos los medios la misa medieval tridentina y él mismo celebra ocasionalmente la eucaristía en latín y de espaldas a los fieles.
- No lleva a efecto el entendimiento con la Iglesia anglicana, firmado en documentos ecuménicos oficiales (ARCIC), sino que intenta atraer a la Iglesia católico-romana a sacerdotes anglicanos casados renunciando a aplicarles el voto de celibato.
- Ha reforzado los poderes eclesiales contrarios al concilio con el nombramiento de altos cargos anticonciliares (en la Secretaría de Estado y en la Congregación para la Liturgia, entre otros) y obispos reaccionarios en todo el mundo.
El Papa Benedicto XVI parece alejarse cada vez más de la gran mayoría del pueblo de la Iglesia, que de todas formas se ocupa cada vez menos de Roma y que, en el mejor de los casos, aún se identifica con su parroquia y sus obispos locales.
Sé que algunos de vosotros padecéis por el hecho de que el Papa se vea plenamente respaldado por la curia romana en su política anticonciliar. Esta intenta sofocar la crítica en el episcopado y en la Iglesia y desacreditar por todos los medios a los críticos. Con una renovada exhibición de pompa barroca y manifestaciones efectistas cara a los medios de comunicación, Roma trata de exhibir una Iglesia fuerte con un "representante de Cristo" absolutista, que reúne en su mano los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Sin embargo, la política de restauración de Benedicto ha fracasado. Todas sus apariciones públicas, viajes y documentos no son capaces de modificar en el sentido de la doctrina romana la postura de la mayoría de los católicos en cuestiones controvertidas, especialmente en materia de moral sexual. Ni siquiera los encuentros papales con la juventud, a los que asisten sobre todo agrupaciones conservadoras carismáticas, pueden frenar los abandonos de la Iglesia ni despertar más vocaciones sacerdotales.
Precisamente vosotros, como obispos, lo lamentaréis en lo más profundo: desde el concilio, decenas de miles de obispos han abandonado su vocación, sobre todo debido a la ley del celibato. La renovación sacerdotal, aunque también la de miembros de las órdenes, de hermanas y hermanos laicos, ha caído tanto cuantitativa como cualitativamente. La resignación y la frustración se extienden en el clero, precisamente entre los miembros más activos de la Iglesia. Muchos se sienten abandonados en sus necesidades y sufren por la Iglesia. Puede que ese sea el caso en muchas de vuestras diócesis: cada vez más iglesias, seminarios y parroquias vacíos. En algunos países, debido a la carencia de sacerdotes, se finge una reforma eclesial y las parroquias se refunden, a menudo en contra de su voluntad, constituyendo gigantescas "unidades pastorales" en las que los escasos sacerdotes están completamente desbordados.
Y ahora, a las muchas tendencias de crisis todavía se añaden escándalos que claman al cielo: sobre todo el abuso de miles de niños y jóvenes por clérigos -en Estados Unidos, Irlanda, Alemania y otros países- ligado todo ello a una crisis de liderazgo y confianza sin precedentes. No puede silenciarse que el sistema de ocultamiento puesto en vigor en todo el mundo ante los delitos sexuales de los clérigos fue dirigido por la Congregación para la Fe romana del cardenal Ratzinger (1981-2005), en la que ya bajo Juan Pablo II se recopilaron los casos bajo el más estricto secreto. Todavía el 18 de mayo de 2001, Ratzinger enviaba un escrito solemne sobre los delitos más graves (Epistula de delitos gravioribus) a todos los obispos. En ella, los casos de abusos se situaban bajo el secretum pontificium, cuya vulneración puede atraer severas penas canónicas. Con razón, pues, son muchos los que exigen al entonces prefecto y ahora Papa un mea culpa personal. Sin embargo, en Semana Santa ha perdido la ocasión de hacerlo. En vez de ello, el Domingo de Ramos movió al decano del colegio cardenalicio a levantar urbi et orbe testimonio de su inocencia.
Las consecuencias de todos estos escándalos para la reputación de la Iglesia católica son devastadoras. Esto es algo que también confirman ya dignatarios de alto rango. Innumerables curas y educadores de jóvenes sin tacha y sumamente comprometidos padecen bajo una sospecha general. Vosotros, estimados obispos, debéis plantearos la pregunta de cómo habrán de ser en el futuro las cosas en nuestra Iglesia y en vuestras diócesis. Sin embargo, no querría bosquejaros un programa de reforma; eso ya lo he hecho en repetidas ocasiones, antes y después del concilio. Sólo querría plantearos seis propuestas que, es mi convicción, serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz.
1. No callar: en vista de tantas y tan graves irregularidades, el silencio os hace cómplices. Allí donde consideréis que determinadas leyes, disposiciones y medidas son contraproducentes, deberíais, por el contrario, expresarlo con la mayor franqueza. ¡No enviéis a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma!
2. Acometer reformas: en la Iglesia y en el episcopado son muchos los que se quejan de Roma, sin que ellos mismos hagan algo. Pero hoy, cuando en una diócesis o parroquia no se acude a misa, la labor pastoral es ineficaz, la apertura a las necesidades del mundo limitada, o la cooperación mínima, la culpa no puede descargarse sin más sobre Roma. Obispo, sacerdote o laico, todos y cada uno han de hacer algo para la renovación de la Iglesia en su ámbito vital, sea mayor o menor. Muchas grandes cosas en las parroquias y en la Iglesia entera se han puesto en marcha gracias a la iniciativa de individuos o de grupos pequeños. Como obispos, debéis apoyar y alentar tales iniciativas y atender, ahora mismo, las quejas justificadas de los fieles.
3. Actuar colegiadamente: tras un vivo debate y contra la sostenida oposición de la curia, el concilio decretó la colegialidad del Papa y los obispos en el sentido de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro tampoco actuaba sin el colegio apostólico. Sin embargo, en la época posconciliar los papas y la curia han ignorado esta decisión central del concilio. Desde que el papa Pablo VI, ya a los dos años del concilio, publicara una encíclica para la defensa de la discutida ley del celibato, volvió a ejercerse la doctrina y la política papal al antiguo estilo, no colegiado. Incluso hasta en la liturgia se presenta el Papa como autócrata, frente al que los obispos, de los que gusta rodearse, aparecen como comparsas sin voz ni voto. Por tanto, no deberíais, estimados obispos, actuar solo como individuos, sino en comunidad con los demás obispos, con los sacerdotes y con el pueblo de la Iglesia, hombres y mujeres.
4. La obediencia ilimitada sólo se debe a Dios: todos vosotros, en la solemne consagración episcopal, habéis prestado ante el Papa un voto de obediencia ilimitada. Pero sabéis igualmente que jamás se debe obediencia ilimitada a una autoridad humana, solo a Dios. Por tanto, vuestro voto no os impide decir la verdad sobre la actual crisis de la Iglesia, de vuestra diócesis y de vuestros países. ¡Siguiendo en todo el ejemplo del apóstol Pablo, que se enfrentó a Pedro y tuvo que "decirle en la cara que actuaba de forma condenable" (Gal 2, 11)! Una presión sobre las autoridades romanas en el espíritu de la hermandad cristiana puede ser legítima cuando estas no concuerden con el espíritu del Evangelio y su mensaje. La utilización del lenguaje vernáculo en la liturgia, la modificación de las disposiciones sobre los matrimonios mixtos, la afirmación de la tolerancia, la democracia, los derechos humanos, el entendimiento ecuménico y tantas otras cosas sólo se han alcanzado por la tenaz presión desde abajo.
5. Aspirar a soluciones regionales: es frecuente que el Vaticano haga oídos sordos a demandas justificadas del episcopado, de los sacerdotes y de los laicos. Con tanta mayor razón se debe aspirar a conseguir de forma inteligente soluciones regionales. Un problema especialmente espinoso, como sabéis, es la ley del celibato, proveniente de la Edad Media y que se está cuestionando con razón en todo el mundo precisamente en el contexto de los escándalos por abusos sexuales. Una modificación en contra de la voluntad de Roma parece prácticamente imposible. Sin embargo, esto no nos condena a la pasividad: un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan. Algunas conferencias episcopales podrían proceder con una solución regional, aunque sería mejor aspirar a una solución para la Iglesia en su conjunto. Por tanto:
6. Exigir un concilio: así como se requirió un concilio ecuménico para la realización de la reforma litúrgica, la libertad de religión, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, lo mismo ocurre en cuanto a solucionar el problema de la reforma, que ha irrumpido ahora de forma dramática. El concilio reformista de Constanza en el siglo previo a la Reforma acordó la celebración de concilios cada cinco años, disposición que, sin embargo, burló la curia romana. Sin duda, esta hará ahora cuanto pueda para impedir un concilio del que debe temer una limitación de su poder. En todos vosotros está la responsabilidad de imponer un concilio o al menos un sínodo episcopal representativo.
La apelación que os dirijo en vista de esta Iglesia en crisis, estimados obispos, es que pongáis en la balanza la autoridad episcopal, revalorizada por el concilio. En esta situación de necesidad, los ojos del mundo están puestos en vosotros. Innúmeras personas han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla sólo valdrá abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes. Os pido, con todo el respeto, que contribuyáis con lo que os corresponda, cuando sea posible en cooperación con el resto de los obispos; pero, si es necesario, también en solitario, con "valentía" apostólica (Hechos 4, 29-31). Dad a vuestros fieles signos de esperanza y aliento y a nuestra iglesia una perspectiva.
Os saluda, en la comunión de la fe cristiana, Hans Küng.
Traducción: Jesús Alborés Rey
Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga (Alemania) y presidente de Global Ethic.
AUTORIDAD LEGÍTIMA
Dentro de los tópicos que trató, resalto el tema de la autoridad y algunas características esenciales para el ejercicio de ésta. Estas condiciones, de acuerdo a lo expuesto por la expositora, fueron:
• La coherencia.
• El respeto
• Control emocional
La coherencia
1. La coherencia refiere a que exista “conexión, relación o unión de unas cosas con otras. Y también refiere a una
2. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Lo hago por coherencia con mis principios.”.(2010: Diccionario de la Real Academia)
En las personas con autoridad eso implica que el pensamiento, las actitudes y las acciones se correspondan, estén conectadas. Ejemplo: Si creemos en una cultura de paz, y en una escuela en la que somos la autoridad, un profesor o una profesora maltrata a un niño, o a una niña, debemos enfrentar esa conducta, sometiendo a la profesora a un plan de terapia psicológica, ponerle alguna amonestación, monitoreando su conducta, o sometiéndole ante los tribunales, si el caso lo amerita. Actitudes como ocultar, tapar, no procurar esa reparación y cambios, no es coherente con el principio y el pensamiento de persona de paz.
El respeto
Siguiendo con el diccionario de la Academia de la Lengua, esta define el respeto como veneración, acatamiento que se hace a alguien, también es miramiento, consideración, deferencia, amor.
El Control emocional
Tiene como característica el autodominio ante situaciones negativas, ante crisis, diferencias. La persona es capaz de mantener un estado de ánimo tranquilo sin importar las circunstancias.
La autoridad que logra y se esfuerza por cultivar estas virtudes logra ejercer un liderazgo con legitimidad, confianza y estimula a la integración, la comunicación asertiva y constructiva, a la empatía y a la sinergia grupal.
¡¡¡A mejorarnos pues!!!
TRIBUNA: SINEAD O'CONNOR exige justicia ante abusos sexuales hacia infantes desde algunas cúpulas católicas
Para la cantante, las disculpas del Papa por los abusos sexuales a menores en Irlanda son huecas. No asume ninguna responsabilidad. ¿Qué hay de la complicidad del Vaticano en el ocultamiento de estos delitos?
SINEAD O'CONNOR 07/04/2010
Cuando era niña, Irlanda era una teocracia católica. Si se acercaba un obispo por la calle, la gente se apartaba para dejarle paso. Si asistía a un acontecimiento deportivo, el equipo se aproximaba a arrodillarse y besarle el anillo. Si alguien cometía un error, en vez de decir "Nadie es perfecto", decíamos "Podría pasarle hasta a un obispo".
Hace unos días, el papa Benedicto XVI escribió una carta personal en la que pedía perdón -por decir algo- a Irlanda por los decenios de abusos sexuales a menores que cometieron unos sacerdotes en los que se suponía que debían confiar esos niños. Para muchos irlandeses, esa carta del Papa es un insulto no sólo a nuestra inteligencia, sino a nuestra fe y a nuestro país. Para entender por qué, hay que tener en cuenta que los irlandeses hemos sufrido una variante brutal del catolicismo basada en la humillación de los niños.
Yo lo viví en persona. Cuando era niña, mi madre -una madre maltratadora y todo lo contrario de lo que debe ser una buena madre- me animaba a que robara en las tiendas. En una ocasión me atraparon y pasé 18 meses en el Centro de Formación An Grianán, una institución para niñas con problemas de conducta en Dublín, por recomendación de una trabajadora social. An Grianán era una de las hoy tristemente famosas "lavanderías de las Magdalenas", patrocinadas por la Iglesia, que albergaban a adolescentes embarazadas y jóvenes poco dóciles. Trabajábamos en el sótano, lavando la ropa de los curas en fregaderos con agua fría y pastillas de jabón. Estudiábamos matemáticas y mecanografía. Teníamos poco contacto con nuestras familias. No cobrábamos ningún sueldo. En mi caso, por lo menos, una de las monjas fue buena conmigo y me regaló mi primera guitarra.
An Grianán era un producto de la relación del Gobierno irlandés con el Vaticano; la Iglesia gozó de una "posición especial" recogida en nuestra Constitución hasta 1972. Todavía en 2007, el 98% de los colegios irlandeses estaba en manos de la Iglesia católica. Pero los colegios para niños difíciles han estado siempre plagados de castigos corporales salvajes, maltratos psicológicos y abusos sexuales. En octubre de 2005, un informe encargado por el Gobierno identificó más de 100 acusaciones de abusos sexuales cometidos por sacerdotes entre 1962 y 2002 en Ferns, un pueblo a unos 100 kilómetros al sur de Dublín. La policía no investigó a los sacerdotes acusados; se dijo que padecían un problema "moral". En 2009, un informe similar involucró a los arzobispos de Dublín en la ocultación de varios escándalos de abusos sexuales entre 1975 y 2004.
¿Por qué se toleraba esa conducta criminal? Según el informe de 2009, el "importantísimo papel que ha desempeñado la Iglesia en la vida irlandesa es el motivo por el que se consintió que no se pusiera fin a los abusos cometidos por una minoría de sus miembros".
A pesar de la larga relación de la Iglesia con el Gobierno irlandés, la carta en la que el papa Benedicto pide teóricamente perdón no asume ninguna responsabilidad por las infracciones de los curas irlandeses. Dice que, "antes, la Iglesia en Irlanda debe reconocer ante el Señor y ante otros los graves pecados cometidos contra unos niños indefensos". ¿Qué hay de la complicidad del Vaticano en esos pecados?
En su texto, Benedicto da la impresión de que se ha enterado hace poco de los abusos y se presenta como una víctima más: "No tengo más remedio que compartir la desolación y la sensación de traición que habéis experimentado tantos de vosotros al saber de estos actos pecaminosos y criminales y de cómo se ocuparon de ellos las autoridades eclesiásticas en Irlanda". Sin embargo, la carta de infausta memoria que envió Benedicto en 2001 a los obispos de todo el mundo les ordenaba guardar secreto sobre las acusaciones de abusos sexuales so pena de excomunión, es decir, actualizaba una perniciosa política de la Iglesia, expresada en un documento de 1962, que establecía que tanto los sacerdotes acusados de delitos sexuales como sus víctimas debían "observar el más estricto secreto" y "atenerse a un silencio eterno".
Benedicto, entonces Joseph Ratzinger, era cardenal cuando escribió esa carta. Hoy, cuando ocupa el sillón de San Pedro, ¿vamos a creer que su opinión ha cambiado? ¿Y vamos a conformarnos ante las recientes revelaciones de que en 1996 se negó a destituir a un sacerdote acusado de haber abusado de hasta 200 niños sordos en el Estado norteamericano de Wisconsin?
La carta de Benedicto afirma que su preocupación es "sobre todo ayudar a sanar a las víctimas". Sin embargo, les niega lo que podría sanarles: una confesión inequívoca del Vaticano de que ocultó los abusos y ahora está tratando de ocultar el ocultamiento. Asombrosamente, el Papa invita a los católicos a "ofrecer vuestro ayuno, vuestras oraciones, vuestra lectura de las Escrituras y vuestras obras de misericordia para obtener la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia de Irlanda". Y sugiere, cosa aún más asombrosa, que las víctimas irlandesas pueden sanar acercándose más a la Iglesia, la misma Iglesia que exigía votos de silencio a los niños víctimas de los abusos, como ocurrió en 1975 en el caso del padre Brendan Smyth, un sacerdote irlandés que más tarde acabó en la cárcel por delitos sexuales repetidos. Muchos irlandeses, cuando se nos pasó la risa, nos dijimos que la idea de que necesitamos la Iglesia para aproximarnos a Jesús es una blasfemia.
Para los católicos irlandeses, lo que insinúa Benedicto -que los abusos sexuales en Irlanda son un problema irlandés- es arrogante y blasfemo. El Vaticano está actuando como si no creyera en un Dios que todo lo ve. Quienes dicen ser los guardianes del Espíritu Santo se dedican a aplastar todo lo que el Espíritu Santo representa. Benedicto es culpable de dar una imagen falsa del Dios al que adoramos. Todos sabemos, en el fondo de nuestro corazón, que el Espíritu Santo es la verdad. Por eso sabemos que Cristo no está con esos que le invocan con tanta frecuencia.
Los católicos irlandeses tienen una relación disfuncional con una organización que comete abusos. El Papa debe hacerse responsable de las acciones de sus subordinados. Si hay sacerdotes católicos que abusan de los niños, es Roma, y no Dublín, la que debe responder de ello, con una confesión inequívoca y sometiéndose a una investigación criminal. Mientras no lo haga, todos los buenos católicos -incluidas las ancianitas que van a misa todos los domingos, no sólo los cantantes protesta como yo, a quienes el Vaticano puede ignorar sin problema- deberían dejar de acudir al templo. Ha llegado la hora de que en Irlanda separemos a nuestro Dios de nuestra religión y nuestra fe de sus supuestos dirigentes.
Hace casi 18 años, rompí una fotografía del papa Juan Pablo II en un episodio de Saturday night live. Muchos no entendieron la protesta; la semana siguiente, el presentador invitado del programa, el actor Joe Pesci, dijo que, si hubiera estado presente, me "habría dado una bofetada". Yo sabía que mi acción iba a causar problemas, pero quería provocar un debate necesario; ese es uno de los ingredientes de ser artista. Lo único que lamenté fue que la gente pensara que no creía en Dios. No es verdad, en absoluto. Soy católica de nacimiento y cultura, y sería la primera en presentarme a la puerta de la iglesia si el Vaticano ofreciera una reconciliación sincera.
Mientras Irlanda soporta la ofensiva carta con la que Roma pide perdón y un obispo irlandés dimite, pido a los estadounidenses que comprendan por qué una mujer católica irlandesa que sobrevivió a los malos tratos de niña pudo querer romper la foto del Papa. Y que piensen si a los católicos irlandeses, por no atrevernos a decir "merecemos algo mejor", se nos debe tratar como si mereciéramos algo peor.
© Sinead O'Connor, 2010
Limitaciones de la reforma sanitaria norteamericana: Pedro L.uis Castellanos
Hemos destacado anteriormente los que nos parecen importantes logros que podrían beneficiar amplios sectores marginados del sistema de aseguramiento y de salud. Señalamos que también ganarían las “big pharma” y los consorcios de atención medica, es decir el llamado “complejo medico industrial”, los pequeños y medianos empresarios, los gremios profesionales de la salud e incluso las aseguradoras. Por supuesto, el presidente Obama y el partido Demócrata han sido beneficiados políticamente al lograr retomar la iniciativa política.
Los grandes perdedores han sido los más rabiosamente conservadores (“neocons”) y los pregoneros del neoliberalismo y del neoclasicismo económico. El estado emerge no solo como un regulador necesario para “desfacer los entuertos” del mercado, sino como responsable, en última instancia, del bienestar de la poblacion.
¿Por qué entonces muchos sectores progresistas dentro y fuera de los USA han sido y son fuertes críticos?. Muchas de estas críticas son razonablemente válidas.
Unos destacan, con razón, que aun quedarán por fuera sectores muy vulnerables, como los residentes no legales, entre 12 a 16 millones, quienes viven y aportan a la economía, a la cultura y a la vida social, marginados de sus derechos básicos. Sin duda una injusticia que podría significar que algunos indicadores básicos de salud del país continúen rezagados.
Otros destacan que no se crea aseguradoras estatales, apenas la posibilidad de crear aseguradoras “sin fines de lucro”. Quienes recuerdan con tristeza la evolución de algunas experiencias, que nacieron como prestadoras de servicios de salud sin fines de lucro y terminaron convirtiéndose en remedios peores que la enfermedad, como las llamadas HMO (Blue Cross-Blue Shield, por ejemplo), abrigan dudas sobre la importancia de estas aseguradoras tipo ONG.
Muchos destacan que la capacidad reguladora del estado aun será muy limitada. Las aseguradoras lucrativas se han hecho tan poderosas que podrían capturar estos tímidos espacios. Por ejemplo, invirtieron más de US$ 500 millones en hacer “lobby” entre los congresistas para debilitar la propuesta inicial de reforma. Se considera que por cada parlamentario había al menos dos o tres “lobbystas” profesionales. Lobby es el eufemismo norteamericano para el tráfico de influencias.
Muchos piensan que las aseguradoras, que verán aumentadas sus ganancias con la incorporación de más de 30 millones de nuevos afiliados y cerca de 60 millones más que mejorarían sus pólizas, llevarán el agua a su molino y en pocos años la situación de salud y de protección podría ser igual o peor que actualmente si, como es probable, se restablecerá la alianza entre el “complejo médico industrial” y el “complejo financiero en salud”, y disminuye la movilización social en torno a la salud.
También se ha señalado que la reforma intenta mejorar el sistema de aseguramiento, pero muy poco el modelo de producción de servicios de salud. Ciertamente, a diferencia de casi todos los países desarrollados del mundo, predominan empresas lucrativas y un modelo de prestación centrado en atenciones individuales y de restauración, consumidoras intensivas y abusivas de tecnología, en desmedro de estrategias poblacionales, de salud colectiva, de promoción de mejor calidad de vida y salud, así como de modelos familiares y comunitarios; y en las estrategias de promoción y prevención predomina un enfoque que penaliza a la víctima, más que de responsabilidad de la sociedad y del estado ante los determinantes de la situación de salud de las poblaciones.
Algunos llaman la atención sobre las perversas consecuencias de que las intervenciones en salud se hayan convertido en una mercancía, con la cual lucran el “complejo medico industrial” y el “complejo financiero en salud”. Recuerdan, con razón, que los USA invierten en salud más del 16% de su PIB, más del doble del per cápita que nadie en el mundo, incluyendo a Francia e Inglaterra, que invierten el 11% y 8% del PIB, pero tiene el sistema de salud con los peores resultados sanitarios entre los países desarrollados. Destacan que estos malos resultados con tan altos costos, son consecuencia de esa forma de producir los servicios y de esa mercantilización del sistema.
Obviamente, no podría haberse esperado que la reforma tuviera una orientación contraria, ni siquiera diferente, a la de fortalecer y relanzar al capitalismo norteamericano y su concepto de democracia. Una reforma sanitaria no es suficiente para una revolución social y un cambio en las bases del modelo de sociedad y sistema económico y político. Sin embargo, lo que si debe esperarse, es que la reforma cumpla sus promesas de mejoramiento de la protección social y de la situación de salud de la poblacion y, en este sentido, muchos abrigan el temor de que algunas de las que hoy emergen como esperanzas puedan naufragar a consecuencia de las limitaciones de la nueva Ley. Habrá que ver el futuro.
Clave Digital
Busca amar
¿Quién necesita hoy tu amor?
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Fuente:
DOMINGO 4 DE ABRIL DE 2010
Afinación Diaria de la Conciencia de la Kabbalah:
La identidad y el destino, sus múltiples influencias determinantes: desde Mario Bunge
mildred d
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seminario sobre el destino
Los presos políticos de Perón
“¿Existe el destino?”, preguntó el militante textil. Esa pregunta disparó el seminario que organicé con los detenidos politicos en el sótano de la central policial de La Plata, a fines del verano de 1951. Las respuestas no se hicieron esperar.
Por Mario Bunge | 03.04.2010 | 04:00
“¿Existe el destino?”, preguntó el militante textil. Esa pregunta disparó el seminario que organicé con los detenidos politicos en el sótano de la central policial de La Plata, a fines del verano de 1951. Las respuestas no se hicieron esperar.
“Es claro que existe el destino”, dijo el ferroviario, y agregó: “Mi vieja siempre me decía que, si seguía actuando en la Unión Ferroviaria, estaba destinado a parar en la cárcel. Yo le retrucaba que ahora no es como antes, cuando el gobierno perseguía a los sindicatos: ahora, con Perón, gobierno y sindicato son carne y uña. Pero, por lo visto, la vieja tenía razón. Yo fui peronista desde el vamos, y aquí me ven junto con una manga de zurdos y gorilas. No hay vuelta que darle: al destino no se lo puede torcer”.
“No digás macanas, viejo”, terció el metalúrgico. “A vos te metieron aquí porque se te ocurrió torcer tu destino de peronista cuando te plegaste a la huelga de tu gremio. Como bien sabés, ésta fue la primera vez que un sindicato se rebeló contra tu partido. También sabés lo que dijo Evita: que los huelguistas son unos desagradecidos, que merecen palos por haber traicionado al líder, quien siempre les dio todo lo que habían pedido y aun más.”
“Muchachos, no nos vayamos por las ramas: volvamos a la pregunta del compañero textil que había preguntado si existe el destino”, dije yo. “La cuestión del destino es muy general: es científica y filosófica, no gremial ni política. Déjenme que les cuente algo al respecto.”
“Hay dos corrientes de opinión sobre el destino desde hace por lo menos dos mil años: la innatista y la ambientalista. Los innatistas afirman que nacemos buenos o malos, piolas o giles, dirigentes o dirigidos, etc. Los ambientalistas, en cambio, sostienen que la sociedad nos hace honestos o delincuentes, inteligentes o tarados, capos o subordinados, etc. O sea, unos creen que nacemos con sangre buena o mala; y otros creen que lo que importa no es la sangre sino el lugar que ocupa la familia de uno en la escala social.”
“¿Y usted qué cree, maestro?”, preguntó el obrero de la construcción.
“Yo creo que las dos opiniones son verdaderas a medias, y que para averiguar cuánto tienen de verdad hay que estudiar a la gente. Empecemos por nuestro amigo, el famoso carterista. ¿Qué te parece a vos, Dedos Brujos? ¿Naciste chorro, te hiciste o te hicieron?”
—Me hicieron, che, me hicieron chorro sin consultarme. Pero salí un experto, y esto es mérito personal.
—Contá, contanos cómo te iniciaste en la profesión.
—Yo era devanador. O sea, yo desenredaba el hilo del ovillo que alimenta al telar automático. El hilo viene desparejo, de modo que se enreda fácil, y hay que ir rápido de una máquina a otra para que no pare la producción, ¿entienden?
—¿Qué tiene que ver este trabajo con el otro?
—Mucho, ya que para los dos hacen falta dedos livianos y rápidos, y yo los tenía. Estaba orgulloso de ellos, tanto como un pugilista de sus puños. Y ganaba bien. Pero una vez, viajando en colectivo, me tenté y le saqué la billetera a un tipo. Me vio su mujer que empezó a los gritos. Total, que fui a parar a la comisaría.
—Eso pasa todos los días. No te pueden condenar a cadena perpetua por afanar una billetera.
—No, pero te pueden impedir ligar un conchavo permanente.
—¿Cómo?
—La policía visita periódicamente las empresas y revisa los ficheros de personal. En cuanto ven tu ficha te denuncian al patrón y le exigen que te despida. Eso me pasó tantas veces, que un buen día me cansé: agarré y me hice carterista profesional. Al fin y al cabo, tengo que mantener a la vieja y dos pibes. Pero tuve mala suerte y volvieron a chaparme.
—En resumidas cuentas, naciste con dedos largos, finos y ágiles, pero la ocasión te hizo ladrón aficionado y la policía te transformó en carterista de profesión.
—Y profesional célebre, como saben los que han visto mi carpeta llena de recortes de diarios, con fotos y todo.
“No hagamos autobiografías, compañeros”, dijo el militante bolche, y añadió con su tonito pedante habitual: “Los individuos no contamos, somos como hojas barridas por las tormentas de la historia. Y ahora estamos viviendo días históricos. Nuestro país está como una nuez en la pinza que forman el capitalismo moribundo y el comunismo victorioso. El gobierno peronista está en la pinza y por lo tanto es impotente. El que nos haya metido aquí es prueba de su debilidad”.
El médico y yo compartimos una sonrisa cómplice y pensamos que, si así fuera, los opositores tendríamos que afiliarnos en masa al partido gobernante, ya que un partido fuerte no encarcelaría a sus opositores.
Pero la ironía no afecta al fanático. Tampoco los hechos adversos. Se cuenta que, cuando alguien le dijo a Hegel que los hechos contradicen su filosofía, habría respondido: “¡Tanto peor para los hechos!”. Los opositores de esa época no éramos mejores que Hegel: maldecíamos al peronismo en lugar de estudiarlo objetivamente con esperanza de entenderlo y, con ello, vencerlo. Pero volvamos al seminario.
El textil se impacientó y dijo: “Ya hace como dos horas que pregunté si existe el destino, y todavía no lo sé. ¿En qué quedamos, Maestro?”
—Es verdad, nos hemos apartado del tema. Recordemos lo que nos contó Dedos Brujos: que su destino de carterista fue el resultado de su herencia, de su voluntad, y de la policía. No le echó la culpa a Dios, ni a su padre, ni al gobierno. Nos dijo, sin quererlo, que lo que cada cual termina siendo o haciendo es la resultante de muchos factores, unos biológicos y otros sociales, unos personales y otros colectivos. ¿Digo bien, Dedos Brujos?
—Sí, Maestro, aunque podrías haberlo dicho en cristiano.
—¿Qué querés? Fue culpa del textil, que hizo una pregunta difícil. La respuesta a la que llegamos es igualmente complicada. Los individuos cargamos con lo que nos legaron nuestros progenitores y lo que nos dio y nos quitó la sociedad. Por lo tanto, no somos totalmente libres de elegir lo que va a ser de nosotros, ni estamos totalmente a merced de otros. No tenemos la llave de esta prisión, pero cuando salgamos de ella podremos elegir entre quedarnos afuera y volver a ingresar.
“Yo te apuesto a que volveré a pesar mío”, opinó Dedos Brujos. “A mí no me agarrarán otra vez, porque emigraré”, anunció el médico. “Yo ya no sé a quién ni en qué creer”, confesó el ferroviario. “Todo dependerá de la relación de fuerzas”, sentenció el funcionario bolche. Y yo decidí estudiar en serio los problemas de la causalidad y del libre albedrío.
Nuestro estimulante seminario terminó cuando me soltaron. No volví a ver a ninguno de mis compañeros. Oí decir que algunos de ellos fueron “desaparecidos”. Evita murió el año siguiente, presumiblemente desilusionada de quienes habían sido sus queridos descamisados. Pero debe de haber estado orgullosa por haberse hecho su propia suerte, como la Gitanilla de Cervantes, aunque con una ayudita del Grupo de Oficiales Unidos y su providencial elegido.
*Filósofo.
Y recordé el amor
suave
valorar
suave...
Y recordé lo tosco
esperando ser amado, amada,
me quedé sin programa
o volví a la realidad consciente
de lo mejor
que ensancha
el alma
el corazón
el cerebro
las arterias
la respiración
las vísceras
...
Grandeza
trascendencia
tocar lo suave
tocar lo tosco
programa con retorno
cierto.
mildred d
3.4.2010
Santiago, República Dominicana
Datos sobre diferencias en memoria entre mujeres y hombres a los 50 años
mildred d
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Las mujeres de 50 años tienen mejor memoria que los hombres de la misma edad
11 de marzo de 2010
Agencia EFE
Londres.- La memoria de las mujeres de 50 años es mejor que la de los hombres de la misma edad, según un estudio del Instituto de Educación de la Universidad de Londres publicado hoy, jueves.
Para realizar el estudio, los investigadores realizaron diferentes test de memoria verbal a un total de 9,600 personas, hombres y mujeres de Inglaterra, Escocia y Gales.
Según Matthew Brown y Brian Dodgeon, autores de la investigación, los resultados de los hombres fueron "considerablemente peores" en los test de memoria retardada.
En uno de los test, los participantes escuchaban diez palabras de uso común y, dos minutos después, tenían que repetir tantas palabras como fueran capaces de recordar.
En el segundo test se les pedía que repitieran las mismas palabras, sólo que con una demora de cinco minutos.
Las mujeres consiguieron recordar un cinco por ciento más de palabras que los hombres en la primera prueba, una diferencia que crecía hasta el ocho por ciento en el segundo test.
Los hombres también obtuvieron peores resultados en una tercera prueba que consistía en subrayar la letra "P" y la "W" en una página llena de hileras de caracteres.
Aunque las mujeres conseguían localizar más "P" y más "W", también cometían más errores.
En una cuarta prueba, hombres y mujeres empataban al ser capaces de nombrar, por término medio, 22 especies de animales diferentes en tan sólo un minuto.
Los investigadores destacaron que, aunque otros estudios previos ya habían demostrado que la memoria de las mujeres es mejor que la de los hombres cuando tienen alrededor de 50 años, ésta es la primera vez que se realizan pruebas a un grupo tan amplio de personas de la misma edad.
Todos los encuestados participan en un estudio más amplio que, desde su fecha de nacimiento trata de evaluar el impacto de factores como el ejercicio físico, la dieta, el consumo de alcohol o tabaco y la depresión en su habilidad mental.
Los análisis iniciales apuntan a que aquellos que hacen ejercicio al menos una vez al mes, o son no fumadores, obtienen mejores resultados que los que no lo practican o fuman.
Aceptar, conocer, reconocer: libera, sana, mejora
mildred dolores mata
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Hoy.com
30 Marzo 2010, 10:31 PM
La acusación de la ONU de que somos racistas
Luce correcto que los países luchen contra la discriminación racial
Escrito por: BERNARDO VEGA
La agencia EFE reportó desde Ginebra el 17 de marzo que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU había recomendado “que nuestro país adoptara medidas para eliminar la discriminación racial y reconocer a los africanos y afro-descendientes como parte de la sociedad dominicana”. También sugirió “la protección de las personas de origen haitiano”.
Nuestros periódicos reprodujeron ese cable sin averiguar más al respecto. Algunos editorializaron quejándose sobre esas recomendaciones, como también lo hicieron algunos políticos y hasta nuestra Cancillería se pronunció en contra de las mismas.
Pero yo me puse a averiguar. Resulta que en diciembre pasado una amplia delegación dominicana (21 personas), encabezada por el Ministro de Trabajo Max Puig y que incluyó a tres miembros de nuestra Junta Central Electoral (¡gente que le gusta viajar!), un subdirector de Migración, un subsecretario de Educación y el diputado Pelegrín Castillo, entre otros, escuchó a representantes de 38 países exponer sus quejas sobre nuestras violaciones a los derechos humanos en general (asesinatos cometidos por la policía, violencia contra las mujeres, niños que trabajan, etc.). Esos países nos hicieron 79 recomendaciones. De las mismas la delegación dominicana acogió 43 de ellas, pospuso su respuesta a 31 y sólo se opuso a cinco, tres de las mismas porque violaban nuestra Constitución.
Entre las sugerencias que la delegación acogió estuvieron las de Bélgica, Inglaterra y Ghana, países que plantearon que deberíamos combatir el racismo y la discriminación racial, sobre todo en el caso de los haitianos. Nigeria sugirió, y nuestra delegación aceptó, que reconociésemos a los africanos y a los afro-descendientes como parte de la sociedad dominicana. Nuestra delegación también estuvo de acuerdo con la sugerencia norteamericana de que colaboráramos con el gobierno de Haití (esto fue antes del terremoto) para garantizar que los haitianos que viven entre nosotros pudiesen tener acceso adecuado a los mecanismos de registro civil a fin de acreditar los nacionales haitianos, es decir que los consulados haitianos en Santo Domingo pudiesen registrar a sus ciudadanos.
Todo esto tuvo lugar durante un “grupo de trabajo sobre el examen periódico universal” del caso dominicano. Esos mismos exámenes se hacen para todos los otros países del mundo.
Tres meses después, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU “analizó y adoptó” el “examen periódico universal” dominicano. El cable de EFE citó textualmente la recomendación de Nigeria sobre la eliminación de la discriminación racial y el reconocimiento de los afro-descendientes como parte de la sociedad dominicana. Asimismo citó la recomendación de Bélgica, Inglaterra y Ghana sobre combatir el racismo y la discriminación racial, incluyendo la protección de las personas de origen haitiano. También citó la antes referida recomendación norteamericana sobre asegurar que los haitianos puedan registrar su nacionalidad dentro del territorio dominicano.
En resumen, que EFE citó sólo tres de las setenta y nueve recomendaciones y fueron precisamente tres que la delegación dominicana había aceptado. Habría sido inaceptable que se hubiesen citado algunas de las cinco recomendaciones que no contaron con el apoyo del gobierno dominicano.
Entonces, ¿por qué el escándalo entre nosotros, incluyendo la reacción de agencias del gobierno, como la Cancillería, si nuestra propia delegación gubernamental aceptó las recomendaciones que cita el cable de EFE?
Por otro lado, luce muy correcto que todos los países del mundo luchen contra la discriminación racial y el racismo y que los consulados entreguen la ciudadanía a sus nacionales. Sugiero que el lector busque en la Internet ese mismo informe del grupo de trabajo para Sudán y Zimbabwe, países de gran violencia racial.