Continuando la historia sobre los procesos de instalación de la modernidad correspondiente al sistema capitalista y del fascismo en Japón tocaremos los detalles del período correspondiente al Período Meiji (1868-1912) a partir del libro de Barrington Moore (2002), Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia: El señor y el campesino en la formación del mundo moderno (Social Origins of the Dictatorship and Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Modern World). Ediciones Península. España.
3. El orden de los Meiji: los nuevos terratenientes y el capitalismo. En este período se da la Restauración de la Corte Imperial. Páginas 398-420.
Antes de la Era Meiji, prevalecía el Régimen Shogunato Tokugawa (unidad de grandes señores feudales con su propia burocracia militar que se instaló en Japón y que garantizó paz y estabilidad desde el siglo SXVII (1600 hasta 1868 cuando es sustitído por la Era Meiji), y que en consecuencia significó la paulatina desaparición de la burocracia militar de los samurai de dos millones miembros que se extendía en todo Japón hasta que fueron sustituidos por los Tokugawa.
Bajo el régimen de los Tokugawa el mando económico-político-militar descansaba bajo 268 señores llamados daimyô que tenían su propia burocracia militar. También las altas capas de los samurai tenían tierras equivalentes a los daimyô.
Los señores feudales tenían bajo sus tierras campesinos trabajando, en relaciones seudoparentales, bajo un control ideológico-represivo-control social que mantenía la unidad de la aldea y garantizaba la paz. La sociedad feudal se basaba en el cultivo de la tierra por el campesino y la posesión por el señor.” P.361
En la Era Meiji, como se permite la compra y venta de la tierra, las cuales antes sólo podían poseer los señores feudales, el terrateniente rentista con intereses mercantiles reemplaza al señor feudal, también desaparecen los daimyô que eran los poderosos feudales que tenían el control. Algunos señores daimyô pasaron a ser parte de la oligarquía financiera dominante. Para el año 1880 el 44 % los fondos depositados en los bancos nacionales pertenecían a antiguos daimyô y a miembros de la Corte Imperial (Kuge).
El régimen Meiji capitalizó a algunos daimyô cuando les compensó con pensiones, y también compensó a los samurai, cuya acción se refleja en que estos recibieron bonos, empréstitos para emprender negocios y comprar tierras.
“La clase terrateniente moderna del Japón parece que surgió sobre todo del campesinado (más ricos, nota de mildred d mata)... El régimen de los Tokugawa había dado ya un paso decisivo hacia el mundo moderno al separar a un amplio sector de la clase dirigente de vínculos directos con la tierra, separación que ha tenido lugar tarde o temprano en cualquier país industrializado.” Página 403.
Las extensiones agrícolas en japón eran tan pequeñas que no permitieron el uso de maquinarias agrícolas hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
La entrada de Japón al mercado mundial en 1888-1890 fue con la exportación de la seda cruda, el arroz y el té. Los campesinos tenían que pagar impuestos al nuevo régimen y tuvieron que convertir arroz en dinero, y esto daba poder a los comerciantes.
Se levantaron las barreras que impedían las ventas de la tierra, lo que fue permitiendo que las propiedades agrícolas se fueran concentrando en menos manos. Se fue creando un sistema de terratenientes, renteros (los que le alquilaban la tierra a los terrateniente) y propietarios independientes. Página 404.
Todo el proceso de coexistencia de todas estas clases, sin que existiera una revolución agraria ni violenta ni pacífica, se debió, estima Moore Jr., a la gran productividad del campesino japonés, lo cual se considera un milagro económico, debido a que lo que los campesinos tenían que pagar al señor era una cantidad de arroz fija, y toda la producción que ellos aumentaban por mejorar los métodos de cultivo le quedaba a los campesinos. Los feudales nunca pudieron incrementar lo que el campesino le aportaba por trabajar la tierra, diferente a Rusia por ejemplo. Este factor explica la amplia unidad conservadora entre las distintas clases, las cuales mantuvieron un carácter autoritario de obediencia a la jerarquía y a la patria. Elementos estos que facilitaron la instalación del fascismo en Japón y las tendencias de expansión hacia afuera de los japoneses.
Continúo luego.
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