Yo y nada
es lo mismo
¡la misma mierda!
Y no hay remedio, ni secreto
que borre este desconsuelo
que limpie el smog de los cementos
que humedezca la sequedad de los desiertos.
No me alcanza el consuelo de los aviadores
y se me oye tanto como el trajinar de las hormigas
la dureza de este vendabal de soledad
me toca
me encuentra
tensa.
Quiero componer todas las cosas
y saltar, saltar, saltar, sobre las cordilleras
y luego,…
¡Nada importa!
y si importa
me entrego a mis caricias mientras restaño mis heridas
de soslayo…
recibo cualquier caricia
embebida siempre
tras las huellas de los pasos
tras cualquier vestigio de todo ser.
8.VI.06
Santiago, RD.
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