No tiene que ver con ningún partido, aunque la coincidencia se presente, y se refiere a la campaña que cada cada año convocan hombres que buscan un ejercico de la masculinidad más autentico, pacífico e igualitario, capaz de desmontar la cultura de la violencia, generada por los viejos patrones de dominio y autoritarismo.
La campaña tiene su historia y punto de partida el 25 de noviembre, Día Internacional de la Erradicación de la Violencia en Contra de la Mujer, prolongándose por una o dos semanas, y en algunos países, como Canadá, hasta diciembre 6, el día en que se conmemora la masacre de 1989 en contra de 14 mujeres en Montreal. Es internacional y en estos momentos se promueve como indefinida.
Es decir que, todos los hombres que sientan sensibilidad hacia el tema, por ser padres, hermanos, hijos de mujeres y que valoran la importancia de fundar una nueva cultura desde el respeto, la equidad y la no violencia, usan una cinta blanca como emblema de su compromiso y promesa personal de nunca cometer violencia en contra de la mujer y la niñez.
Estas acciones nacen, cuando a comienzos de junio de 1998, se llevó a cabo en Santiago de Chile un encuentro de grupos de hombres en reflexión, llamado "La equidad de género en América Latina y el Caribe: desafíos desde las identidades masculinas", convocado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con el patrocinio de UNFPA, de la Fundación Mac Arthur y de la Fundación Ford, con la idea de reflexionar sobre los conceptos vigentes de masculinidad que empobrecen las vidas de los hombres y resultan opresivos para las mujeres, y para dar pasos teóricos y prácticos hacia un nuevo paradigma.
Al compartir algunas informaciones de la página de la ONU en el internet, espero conmover corazones masculinos dominicanos que se atrevan a usar una cinta blanca en su pecho como un catalizador para la discusión y para el cambio:
Hoy se sabe que han existido sociedades sin violencia o casi sin violencia y que los hombres no son naturalmente violentos. Estudios del siglo pasado encontraron que casi la mitad de las sociedades tribales investigadas prácticamente carecían de violencia en contra de la mujer, de los niños o entre los hombres. Más aún, hoy en día en muchos países, la mayoría de los hombres no son físicamente violentos.
La violencia es algo que algunos hombres aprenden, es el resultado de la manera en que los hombres asumen la expresión su masculinidad en sus relaciones con las mujeres, los niños y otros hombres: pensar en el poder como la habilidad para dominar y controlar a la gente y al mundo que les rodea. Esa forma de pensar hace que el uso de la violencia sea aceptable para muchos hombres.
La mayoría de los actos individuales de violencia son un patético intento por ejercer control sobre las mujeres, los niños y otros hombres, sin embargo y paradójicamente, la mayoría de los actos violentos por hombres son un signo de debilidad, inseguridad y falta de auto-estima combinada con una capacidad para la dominación física o verbal y con un sentimiento de superiorerioridad y control.
Entonces, a quienes se atrevan a mostrar su adhesión al desmonte de la cultura masculina violenta, les regalo la idea compartida: siempre será interesante contestar a la pregunta, Esa cinta, para qué?..La respuesta es la que refuerza el compromiso.
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