Lilliam Fondeur es una valiosa compañera feminista, activista social por la defensa de los derechos de las mujeres dominicanas a vivir en paz, en libertad, en igualdad, equidad, con oportunidades para el ejercicio de una ciudadanía plena.
Lilliam es doctora ginecóloga, obstetra, y en esa área, defiende con vehemencia y valentía los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en una patria como la dominicana, donde somos de los escasos países en el mundo donde no se puede interrumpir un embarazo bajo ninguna circunstancia, según el artículo 37 de la Constitución aprobada en enero del 2010.
Como comunicadora que escribe la columna Ginecología Actualizada en el periódico El Nacional exhortaba al candidato Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en su artículo del 19 de diciembre del 2010 a que tomara nota sobre figuras de relevancia dentro de su partido que han ejercido violencia contra las mujeres.
Señaló los nombres de distintos señores congresistas, y del ex diputado Julio Romero asociándolo al hecho de violencia de las violaciones que este ejerció contra dos mujeres que lo denunciaron públicamente, entre ellas una menor de edad que salió embarazada de éste, y otra mujer que reside en Estados Unidos. Ambos hechos están públicamente documentados en videos que realizó la periodista investigadora Alicia Ortega.
El señor Julio Romero envió una intimación a la compañera Lilliam Fondeur, exigiendo que se retracte de la afirmación de que este ha ejercido actos de violación, y si no, escribió en el acta de intimación, que él la demandaría por 20 millones de pesos.
Lilliam Fondeur ha defendido su derecho a la palabra, la cual con brillantez defiende en su artículo: “No me pidas Tanto” (http://tinyurl.com/7ghdcmh). Argumenta como tres de sus valores más preciados 1) el derecho a expresarse, 2) la memoria, y 3) el derecho a no desdecirse de lo que es cierto.
En el artículo que escribí la semana pasada decía que hace falta el desarrollo de la formación política en los partidos. Había escrito este artículo antes de que se produjese este hecho. Y a la luz del mismo profundizo más esa percepción. En el acto de Julio Romero aprecio que falta cálculo político, análisis sobre las implicaciones de lo que ha pedido, las repercusiones de ese hecho, para qué alargar el que no se sane esa herida que no cerró bien, pues ante las conductas anti sociales denunciadas no sufrió el encierro que conllevan las mismas.
La violencia sexual a niñas, niños, o a adolescentes hace sufrir. La persona es tratada como un objeto, y se ha desconocido el respeto integral que merecen: su cuerpo, su mente, y su desarrollo social.
No se toma en cuenta que el proceso de maduración de su cerebro no le permite tomar decisiones complejas, y a esto se añade el que tienen que bregar con la rabia, con el temor, con la desconfianza y otros obstáculos, que le hacen perder motivación, concentración, autoestima y salud mental, muy necesarias para adultos y adultas sanas y ciudadanas/os plenas/os.
El abuso muchas veces influye en que se interrumpan los estudios, interrumpe el proceso de sentir placer integral, o se tiene que bregar con embarazos a destiempo, infecciones sexuales, VIH-SIDA.
La persona adulta que abusa ve a la otra persona, a la violentada, como un objeto para el placer. No se esfuerza en ejercer la voluntad, el autocontrol, desarrollar la reflexión, la conciencia,…Por lo que esa tendencia al placer sin límites implica dificultades para el compromiso social. E insisto en el papel de formación humana desde los partidos con empatía social para que “los cargos no se le suban a la cabeza” de tan mala manera.
Pretender callar personas de los medios de comunicación social es limitar el papel que éstos juegan para la consolidación de la democracia mediante la formación de la opinión pública, con las denuncias, y alentando sobre conductas antisociales que atentan contra la integridad de todas y todos.
En la República Dominicana hay mucho agradecimiento a la labor de investigación que vienen realizando las y los comunicadores que se empeñan en edificar una sociedad con menos injusticias y con más ética, como son las investigadoras Nuria Piera, Alicia Ortega. Igual de meritorio es el trabajo que hace Lilliam Fondeur.
Dentro del Movimiento de Mujeres y hombres solidarios la consigna es: ¡Todas y todos somos Lilliam!
La autora es Trabajadora Social y ciudadana.
Ver también en:
http://elmunicipio.com.do/contentsreflex.aspx?key=694