Regino Martínez es un sacerdote que trabaja en la República Dominica, en Dajabón, en la frontera con Haití, es jesuita, defiende los derechos humanos de inmigrantes haitianos y de las y los dominicanos descendientes de haitianos. Acaba de ser arrestado en Estados Unidos.
Koldo hace confesiones espirituales testimoniando la calidad humana y social de las luchas del padre Regino Martínez.
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Cronopiando
Koldo Campos Sagaseta
La Confesión
No creo en la otra vida, pero si algún día me desdigo y termino
aceptando la certeza de una eternidad para la que hoy no me basta la fe,
será porque piense que vidas tan generosamente entregadas a las mejores
causas de los seres humanos, como la del padre jesuita y dominicano Regino
Martínez, detenido ayer en Estados Unidos, no tendrían sentido sin esa
prolongación de la existencia donde se vean cumplidos los mejores sueños
y anhelos de todos, porque algo así debe ser la otra vida.
No creo en la Iglesia, pero si algún día me arrepiento de tanta
agnóstica ignorancia y acabo agradeciendo esa divina referencia en la que
todos los seres humanos seamos por fin iguales, será porque termine
apreciando, finalmente, que ejemplos como el que brinda el padre Regino
Martínez, preso en Miami por “razones de Estado”, supieron transformar
el más empobrecido y miserable infierno de este mundo en la más hermosa y
humana fiesta de la solidaridad, porque algo así debe ser la Iglesia.
No creo en Dios, pero si algún día reconduzco la incredulidad que hoy
manifiesto y termino convirtiéndome en otra oveja más de su rebaño,
será porque me confirmen su existencia conductas tan honestas y
desprendidas como las del padre Regino, el padre Rogelio, Patxi
Larrainzar, Jesús Lezaun, Arantxa Aguirre, Aparecida de Sousa, Ellacuría,
Casaldáliga, Arnulfo Romero, García Laviana, María Marciano, Ernesto
Cardenal y tantas y tantos sanadores de almas que han predicado el amor
allá donde más se hace preciso su arraigo y la justicia donde más urge
su gobierno, porque algo así debe ser Dios.
Antier, casi al mismo tiempo que en Miami se homenajeaba al terrorista
Orlando Bosch, responsable junto a Posada Carriles de haber hecho estallar
un avión cubano en 1976 asesinando a 73 personas, era detenido en el
aeropuerto de esa ciudad el padre Regino Martínez quien, con su
documentación en regla y su correspondiente visado, se disponía a viajar
a Nueva York donde participaría en una conferencia de su orden religiosa.
Para quien no lo conozca, el padre Regino Martínez tiene una larga vida,
parte de la cual ha pasado en Dajabón, en la frontera haitiano-dominicana,
dedicada a defender los derechos humanos, la verdad y la justicia. Y es,
también, uno de esos dominicanos cuya existencia nos ayuda a los demás a
preservar la fe en el futuro del país. Un ser humano íntegro y honesto,
excepcional.
Desde aquí mi abrazo, el de Urrategi, mi esposa, y el de todos los seres
humanos a los que su ejemplo nos ayuda a vivir.
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