El abrazo: un cuerpo herido...y un alma entera

Bondad infinita
manos, brazos, compasión,  amplios movimientos
suaves roces, veloces como tornados y huracanes son tus afectos
se enredan en tu pelo, y tu pelo enreda en suaves caricias
a la humanidad toda
tus palmas de las manos hacia abajo: rozan todo y nada
y alejan la ira, las fieras.

Manos suaves…en tu cuerpo, en tu casa,
en tu calle, en el peatonal, en el callejón, en tu vereda, en tu monte,
en tu río, en tu cuerpo roto, en tu alma plena de compasión
abrasadoras de todo, del fango. Te espanta la ira.

Manos mías, tuyas, las de tu madre, las de tu padre
las del vecindario y la del mundo sano, y el sin sentido. Te duele la ira
y brota más dolor ante el inmigrante inocente atropellado en tu nombre.

Manos tocando todo lo tuyo con hilos de luces y de colores
labios tragando con sorbidos tus lágrimas
tu ojo ausente quieto ¿Dónde está?
descansa en paz sin duda. Certezas de tu aliento.

Cunitas del dolor, mecemos, meces;
el olvido de las mentes despobladas de afectos, mecemos, meces;
el recuerdo eterno del amor, mecemos, meces
la bondad que nace cada segundo, mecemos, meces;
la potencia que se hace con la igualdad y los abrazos, mecemos
meces, meces, Chavela.

Ternura: aunque el ultraje y la locura, algunas fieras...

Caricias, a manos que matan atrapadas en el aire
suavidad a la envidia a rostros y al cuerpo.
El abrazo universal no olvidas

Nada hunde la confianza
ni  el hondo lodo mojado estancado.

Caricias excelsas
barbarie, llanto, alegría, ternura, compasión, ruego eterno,
lejanía, frialdad, y calor caliente.

Laberinto, enigma, grandiosidad.
Desatino, amor, violencia,
criaturas misteriosas. Humanos. Y Chavela.

Sábado 6 de agosto 2011, Santiago

Nota: este poema lo escribí inspirada en una mujer que fue violada, pude ser testigo de que ante las reacciones violentas de familiares y de la comunidad, ella se entristecía y pedía que por favor no fuesesn violentos. Fue el acto de una persona inmigrante haitiana, ella describe a su agresor para que lo arresten, dice que no debe estar en la calle... Pero él no la ha convertido en una fiera, en otra fiera... le lastima la violencia de la gente que la ama. Algo inusitado en medio de un cuerpo herido, y la ausencia de un ojo que perdió esta víctima de tanta violencia. Hasta conocer a Chavela no había sido testigo de tanta entereza y de tanta bondad.

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