El Senado en contra de la vida de las Mujeres: niegan tipificar el feminicidio, y el aborto en estado de necedidad. Por Susi Pola

Susi Pola escribe con gran decepción el cómo el Presidente del Senado, y 16 senadores de la República Dominicana niegan los derechos de las mujeres dominicanas a no tener feminicidios consignando su tipificación en Proyecto de Código Penal, y niegan que se pueda hacer un aborto en estado de necedidad si la vida de la mujer peligra, no tomando en cuenta el pensamiento de la mayoría de dominicas/os (60%) que opinan así, para complacer un sacerdote católico. La excepción: Julio César Valentín, Senador de Santiago.

 Mildred Dolores Mata 
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No valió la pena
Susi Pola
Julio César Valentín, senador de la Provincia de Santiago, votó por la despenalización del aborto en estado de necesidad y por tipificar el feminicidio en el Código Penal


Por Susi Pola susipola@gmail.com

No valió que, ordenadamente, asistiéramos a las vistas públicas a exponer la situación de la mortalidad materna, del acorralamiento de las mujeres con la violencia en nuestra contra que nos mata cientos de veces al año ni que propusiéramos soluciones democráticas.

No valió saber que las mujeres de las organizaciones de la sociedad civil y el Foro Feminista, trabajamos de cerca con las más pobres y sus miles de problemas de supervivencia, desde hace más de cuarenta años, porque no les interesan ni ellas, ni nosotras.

No valió que nos integremos a espacios intersectoriales e interinstitucionales para evaluar, monitorear y proponer, ni que respetáramos los acuerdos resultados.

No valió que escribiéramos cientos de páginas con cuadros, argumentos, propuestas y hasta matrices comparativas, solicitadas para estar “claros/as”.

No valió saber que la R. Dominicana está altamente comprometida a nivel internacional para otorgar a las mujeres sus derechos.

No valió el repudio por la manera cómo la presidencia del Senado recibió la visita del Enlace de la Iglesia Católica, el mismo día de la segunda lectura del proyecto de Código Penal, así como la llamada del “jefe” del purpurado y les obedeciera.

No valió saber que las dominicanas, que los/as elegimos, necesitamos legislaciones precisas para no morir como Esperancita y tantas adolescentes que sucumbieron en los miles de abortos clandestinos, inseguros, ilegales.

No valió que nos manifestáramos y hasta gritáramos frente al Congreso dominicano, porque no nos escuchan ni nos temen.

No valió que las mujeres, solicitáramos por activa y por pasiva, entrevistas con el jefismo político partidista, porque no nos recibieron, demostrando que más de la mitad del país, por ser mujeres, les importamos un pito.

No valió saber que somos las mujeres las que votamos y los/as elegimos.

No valió que, pocos días antes, el presidente del Senado, en su campaña proselitista para la presidencia del país, dijera “Me encargaré de que se aplique todo el peso de la ley contra quienes abusen de las mujeres, pero también combatiré el problema social que representa el embarazo en las adolescentes, porque está decidido, las mujeres y los jóvenes serán el centro de mis programas”.

No valió tampoco que en la concentración frente a miles de mujeres, también asegurara: “Las mujeres, madres de familia, solteras, emprendedoras, jóvenes universitarias, mujer del campo, víctimas de violencia y envejecientes, contarán conmigo”.

No valió que protestáramos ni que nos calláramos, porque el Senado no quiso oírnos. Prefirió el eterno compinche con la jerarquía eclesial que amenaza y atemoriza en la lucha por mantener los privilegios terrenales más extravagantes.

¡No, no valió la pena!