Acá hay un link con un resumen de las 31 meditaciones
Resumen Mildred Mata: http://acariciando.blogspot.com/2007/01/meditaciones-de-anthony-de-mello-para.html
Meditación No. 7. No albergar sentimientos negativos hacia nadie.
Meditación
7
"Airado, el dueño de la casa dijo a su siervo:
'Sal en seguida a las calles i. plazas de la ciudad
y tráete a los pobres y lisiados y ciegos y cojos' "
(Lc 14.21)
'Sal en seguida a las calles i. plazas de la ciudad
y tráete a los pobres y lisiados y ciegos y cojos' "
(Lc 14.21)
Piensa en alguien que te desagrade:
alguien a quien sueles tratar de evitar, porque su presencia te produce
sentimientos negativos. Imagina que estás ahora mismo en presencia de esa
persona y observa cómo surgen las emociones negativas... Es perfectamente
posible que imagines a alguien pobre, lisiado, ciego o cojo.
Comprende ahora que, si invitas a tu casa
a esa persona, a ese mendigo que anda por plazas y calles, es decir, si la
invitas a estar en tu presencia, ella te ofrecerá algo que ninguno de tus
encantadores y amables amigos. por muy rico que sea, puede ofrecerte. Te
revelará a ti mismo tu propio ser y la naturaleza humana: una revelación tan
valiosa como cualquiera de las que pueden hallarse en la Biblia, porque ¿de qué
te vale conocer todas las Escrituras si no te conoces a ti mismo y.
consiguientemente, vives como si fueras un "robot" La revelación que
ese mendigo va a hacerte servirá para ensanchar tu corazón hasta que haya
espacio en él para toda criatura viviente. ¿Puede haber mejor regalo?
Trata de verte ahora reaccionando
negativamente y hazte la siguiente pregunta: "(Tengo yo el control de esta
situación o, por el contrario, es la situación la que me domina a mí?"
Esta es la primera revelación. Y a continuación viene la segunda: la manera de
controlar esta situación consiste en que tengas el control de ti mismo, cosa
que en realidad no sucede. ¿Cómo se logra ese dominio? Todo lo que tienes que
hacer es comprender que hay personas en el mundo que, si estuvieran en tu
lugar, no se verían afectadas negativamente por esa persona, sino que
controlarían la situación y estarían por encima de ella, no sometidas a ella
como tú lo estás. Así pues no es esa persona la que origina tus sentimientos
negativos, como equivocadamente crees, sino tu "programación": ésta
es la tercera y principal revelación. Observa lo que ocurre cuando logras
realmente comprender esto.
Una vez recibidas estas revelaciones
acerca de ti mismo, presta atención a la revelación relativa a la naturaleza
humana: ¿sabes si esa otra persona es o no responsable de ese comportamiento o
esa característica suya que te hace reaccionar negativamente? Sólo puedes
persistir en tus sentimientos negativos si crees, equivocadamente, que esa
persona es perfectamente libre y consciente y por lo tanto, responsable. Pero
¿acaso hay alguien que haga el mal con pleno conocimiento de causa? La
capacidad de hacer el mal o de ser malo no tiene que ver con la libertad, sino
que es una enfermedad, porque supone una falta de conciencia y de sensibilidad.
Los que son verdaderamente libres no
pueden pecar, como tampoco Dios puede hacerlo. Esa pobre persona que tienes
ante ti es una persona lisiada, ciega. coja, no la persona terca y malévola que
tú, neciamente, creías. Trata de comprender esta verdad; considérala detenida y
profundamente, y verás cómo tus emociones negativas dan paso a la ternura y la
compasión. De pronto se hará espacio en tu corazón para quien había sido
ignorado y despreciado por los demás... y por ti mismo.
Ahora constatarás cómo en realidad era ese
mendigo el que te ofrecía a ti la verdadera limosna de ensanchar tu corazón con
la compasión y darle a tu espíritu las alas de la libertad. Ahora, en lugar de
estar sometido tú a esas personas (que tenían la virtud de producirte emociones
negativas, lo cual te obligaba a desviarte de tu camino para evitarlas), posees
la libertad de no evitar a ninguna de ellas e ir adonde quieras.
Una vez que lo hayas visto, comprobarás
cómo al sentimiento de compasión se ha añadido en tu corazón el sentimiento de
gratitud hacia ese mendigo que de hecho, es tu benefactor. Y experimentarás
también un nuevo e inusitado sentimiento: del mismo modo que el que ha
aprendido a nadar desea encontrar agua donde poder hacerlo, así anhelarás
también tú la compañía de esos seres lisiados, ciegos y cojos. Porque siempre
que estás con ellos en lugar de experimentar como antes la opresión y la
tiranía de los sentimientos negativos, ahora puedes verdaderamente sentir una
compasión cada vez mayor y una inefable libertad. Y apenas puedes reconocerte a
ti mismo saliendo a las calles y plazas de la ciudad, obediente al mandato del
Maestro, en busca de los pobres. lisiados, ciegos y cojos.