Ciencias Sociales,democracia y verdad. Miguel Sang Ben reivindica análisis de Raymundo Gónzalez.

El economista e historiador Raymundo González, 
Raymundo Manuel González de peña, graduado del INTEC, cursando doctorado en historia en Univeresidad de Sevilla desmonta las  críticas de Manuel Núñez que hizo que el Ministerio de Educación retirada el libro de texto de Ciencias Sociales

integrante de la Academia de Ciencias, ha fundamentado el análisis del libro de texto de Ciencias Sociales que retiró el Ministerio de Educación por las críticas que le hiciese el candidato a Diputado de la Fuerza Nacional Progresista, Manuel Núñez, al decir que no dice la verdad en torno a eventos relacionados con la isla y hechos históricos entre Haití y República Dominicana. Acá los datos biográficos de Raymundo González. http://www.clio.academiahistoria.org.do/curriculum/rmgdp.htm

Miguel Sang Ben reivindica el análisis que hace Raymundo González defendiendo el texto hoy retirado y pide al Ministerio de Educación mayor rigurosidad para tomar decisiones sobre la verdad o no verdad histótica. Acá el link de lo analizado por Raymundo González, y el artículo de Miguel Sang Ben (Peng Kian Miguel Sang Ben).

En una segunda entrega Miguel Sang Ben comenta algunas posiciones externadas por ciudadanas/os a la primera parte de su artículo Afectos,

Mildred D Mata

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DIVAGACIONES
Lo demasiado hasta Dios lo ve
Por Miguel Sang Ben

En mis tiempos de estudiante de primaria, allá en Santiago, en la Escuela Anexa, me llamó la atención el refranero popular porque teníamos una clase que trataba sobre ellos. Todavía me llama la atención la contradicción en la sabiduría popular cuando lo obvio se atribuye como facultad divina cuando lo definimos en “Lo demasiado hasta Dios lo ve”.

En el panorama actual dicotómico entre ultranacionalistas y, según esos mismos ultranacionalistas, los nada-nacionalistas, me llama la atención que para levantar una roncha se señalara un libro de texto, el de Ciencias Sociales de sexto año de primaria, como muestra de los pecados de los nada-nacionalistas seduciendo falazmente a nuestros niños.

El Dr. Manuel Núñez, proclamado candidato a diputado por el Distrito Nacional por la Fuerza Nacional Progresista, comenzó su campaña denunciando un libro de texto por pro-haitiana, provocando un apresurado retiro por el Ministerio de Educación sin ningún criterio riguroso. Es verdad que nuestros libros de textos tienen falencias, pero no para estar a merced de la primera crítica gratuita

Me enorgullezco de que un alumno de hace un largo tiempo en INTEC, haya salido al paso para desmantelar los argumentos sin fundamentos teóricos ni sostén histórico de la denuncia del Dr. Núñez. Por ello me hago eco del rigor y la parsimonia de su respuesta, considerándola la adecuada y que debió haber encargado el Ministro de Educación para guardar el decoro de su cartera.

Raymundo González, investigador histórico con estancia en los Archivos de Sevilla,  ha enviado una carta desmantelando los argumentos del Dr. Núñez que podemos encontrar en toda su extensión, en el siguiente enlace: http://nuestrotiempo.com.do/2015/09/07/raymundo-gonzalez-desmonta-avispero-creado-por-partido-de-los-vincho-sobre-libro-de-historia/ .

Destaco un punto: “Haití” como denominación de la isla se conoció con más amplitud porque en verdad, como colonia francesa, fue la que más riqueza le ofreciera a su colonizador francés, en contraste con todas las colonias americanas, fueren españolas o británicas, por su sobre-explotación capitalista de una mano esclava traída directamente de África. Lo contrario pasó en el Santo Domingo español, cuyos esclavos sólo podían llegar “cristianizados”. El Presbítero Sánchez Valverde le escribe al Rey en su famoso memorial el diferencial de riqueza por esta discrepancia, que la corona española sólo permitió a Cuba en las postrimerías del siglo XIX.

Nuestro desconocimiento de la cultura taína, fruto de su eliminación física temprana, nos lleva a desconocer la estructura política y sólo nos llegan los cinco cacicazgos mencionados por los cronistas de Indias, por lo que González señala que esos cacicazgos eran confederaciones de organizaciones políticas menores. Pero, la desaparición de los taínos no es óbice para generar dislates en la actualidad.

Pero, también nuestro desconocimiento de la Independencia Haitiana está lastrada por nuestro afán de demeritarla, ya que el encono del Imperio Francés con la soberbia de la primera “República Negra de Esclavos libres” en el mundo llevó a reprimirla, siendo la colonia del  Santo Domingo español la base para su supresión por una fuerza enviada por el mismo Emperador Bonaparte, restaurador de la esclavitud suprimida por la Asamblea de la Francia revolucionaria.


Ante estos correctivos, el Ministerio de Educación debería recordar el refranero criollo, porque “lo demasiado, hasta Dios lo ve”, y más cuando se falta al rigor científico y a la dignidad de los profesores dominicanos a quienes no se les debe catequizar con medias verdades, que es lo mismo que decir, medias mentiras.

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PARTE DOS ESCRITA POR MIGUEL SANG BEN


Lo demasiado hasta Dios lo ve, parte II

Por Miguel Sang Ben. 21 de septiembre de 2015 

Siempre he pensado en poner a prueba las definiciones. Una de ellas es la de medios de comunicación social, ya que suponen que interactuamos con ellos porque me pueden comentar lo escrito de una forma electrónica. Por ello, me sorprendió que mi artículo “Lo Demasiado hasta Dios lo ve” fuera comentado por varios seguidores deAcento.com.do. En esta ocasión, vamos a tratar de contestarles a ellos, de la forma más humilde posible. ¿Por qué humildemente? Por aquello de no tratar de ofender a ninguno, ya que tienen la sinceridad de contradecir mis argumentos.

Marino Mejía escribió: “Fui profesor de Manuel Núñez y, que yo recuerde, nunca le enseñé ni le insinué siquiera ese sentimiento de odio hacia los haitianos.”  Es la gran paradoja del educador: educamos con la mejor intención, pero la conciencia humana es libérrima y construye otras valoraciones que se escapan de nuestro esfuerzo educativo.

Por su parte, Lucas Adams señaló: “Más que historia, iilo nuestro es un amasijo de acomodos!! Quisiera que Manuel Núñez o cualquiera de sus defensores se parara con sus hijos y nietos, por ejemplo, en las intersecciones de las calles Juan Tomás Díaz, esq. Modesto Díaz (hay muchas más) y le explicara la vida de esos dos próceres! Pero sin congelar el tiempo ni hacer una parada brusca en la noche del 30 de mayo, ni en los días previos de conjura. Es decir, ¿podemos encontrar libros de textos con sus aportes del 1930 al 1960?”

Señor Adams, debemos reconocer las falencias de una estrategia educativa llevada a cabo en nuestras escuelas cuando la educación cívica y otras asignaturas se consideraron que podían  ser “transversales”, es decir que todos los profesores en todos los niveles la debían de enseñar, se fue al traste, porque nadie la enseña. La revisión curricular debe revisar la parte didáctica. Me parece que nadie reconoce esta culpa porque cae en un técnico olvidado. Por otra parte, sobre los acontecimientos alrededor de la caída de Trujillo hay mucha literatura, como la de Miguel Guerrero, que puede ayudar. Lo que pasa es que estamos dejando de ser una sociedad que lee.

Américo escribió: “Núñez se equivocó sobre el asunto de el nombre de la isla pero lo que denunció es real, desean haitianizar la historia dominicana. El país está infectado de historias binacionales donde se esconden los crímenes mañeses.(sic.)”  Esta opinión la respeto, pero he de señalar que no deseamos haitianizar la historia si no conocer la realidad histórica de ambas naciones, porque al igual que hay una historia mitológica en el lado dominicano, los haitianos tienen una versión sesgada de su propia historia, que también esconde crímenes monstruosos o “mañeses”.

En otra intervención, Américo reconoció la obra de Raymundo González cuando escribió: “Raymundo González escribió un buen libro sobre los esclavos y campesinos en el siglo XVIII, pero en muchos de sus artículos es un admirador de Boyer a partir de informaciones fantasiosas, y manipula la historia en favor de los haitianos, a nombre de una lucha sospechosa contra un supuesto antihaitianismo”. Sólo debo señalar que Boyer liberó los esclavos de esta parte de la isla, lo que no es poca cosa, sin embargo, fue quién tiranizó durante los 22 años de ocupación haitiana, por lo que no puedo comprender la acusación a Raymundo de admirador de ese señor. El esfuerzo es la historia contada a partir de evidencias, no de falacias.

Lux, por su parte, señala: “Nadie trata de haitianizar, lo que hay es una rampante ignorancia y parcialización. “ Es una frase lapidaria que comparto completamente. Lo que no entiendo es que Máximo D´Oleo no entendiera mi propia perplejidad ante la sabiduría popular de achacarle a Dios la incapacidad de ver cuando las aguas se desbordan.  Máximo escribió: “Núñez cometió un dislate al criticar el nombre de Haití, mas dio en el centro al advertir el antidominicanismo del texto. Tampoco entiendo el “lo mucho hasta dios lo ve”, pues si no lo ve debe ser ciego, y los abusos haitianos contra la Rep. Dominicana, hay que ser ciegos para no condenarlos. Manuel Núñez, en su entusiasmo, puede cometer errores. Pena que otros historiadores, vivan en los errores con toda la calma posible, traicionar a su país, desde la historia, es imperdonable.” Para terminar la frase de mi compañero de estudios universitarios, don Guido Riggio Pou: “Manuel Núñez y las lagunas imperdonables de nuestra Historia.”

Referencias