Susi Pola |
Susi Pola hace un análisis crítico de los afanes de dominio que predomina en una parte de la jerarquía Católica en su transcurrir histórico.
El rechazo a la sexualidad, a la educación sexual...es un ejemplo más, en el caso de la República Dominicana y a quienes más afecta es a las personas con poco poder: adolescentes y jóvenes, en este caso confundir sobre el Manual Hablemos: Educación sexual para jóvenes, un libro de Profamilia, manual de consulta.
Denuncia un gran deseo de poder y de dominar lo público sin respetar la diversidad laica de las sociedades.
Mildred D Mata
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Hablar y confundir
Por Susi Pola
22 de septiembre del 2015 -
Como bautizada católica, con una vida avalada por los sacramentos que una mujer puede tener -menos la consagración religiosa y los santos óleos- hace muchos años tengo conciencia de la crueldad asociada a la construcción y supervivencia de la Iglesia Católica a la que pertenezco. Desde entonces, me he permitido establecer comunicación directa con Dios, o la Diosa, o el Principio, o la Vida, porque tiene muchos y significativos nombres, no solo el referente masculino, poderoso y autoritario que reflejan un buen número de seguidores adocenados. Me ha ido bien porque aprendí que mi conciencia es el mayor regalo de Dios, la cuido, la fortalezco y de su mano me muevo.
No me asombra la campaña indecente contra la propuesta de una educación sexual oportuna y científica, ni la distorsión consciente y voluntaria de los argumentos utilizados, porque históricamente, la Iglesia Católica tiene la debilidad política de asociar su suerte al poder que manda, encontrando poca resistencia en grupos atrasados que defienden su cuota. Con estos sectores, la jerarquía eclesiástica, establece los mismos acuerdos con diferentes personajes, desde Constantino I, Teodosio I, Carlomagno, todos santos, claro, pasando por la línea de sátrapas latinoamericanos y quedándose en los Concordatos para…siempre?.
Cuando el papa Francisco, en su viaje a Bolivia, pidió perdón ¨no solo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América¨, le faltó cortar con todos los Concordatos que aún significan una de las mayores perversidades vigentes. El nuestro, funciona desde 1954, cuando fue acordado por Trujillo y Pio XII, ambos desdichados personajes, y mantiene su injerencia en la educación dominicana, impidiendo su avance científico.
Ahora, la saña es con el manual Hablemos, escogido por el Ministerio de Educación como texto para profesores y profesoras, creado originalmente hace 31 años para los multiplicadores del Programa con Jóvenes de Profamilia, para el que más de cien profesionales especializados en salud sexual y reproductiva trabajaron en las tres ediciones realizadas hasta la fecha, siendo validado en la Conferencia Latinoamericana sobre Educación de la Sexualidad en los Programas Escolares, en Querétaro, México, para 1998.
La Iglesia Católica local, poco puede hablar de educación sexual cuando ha demostrado proteger los crímenes de abuso sexual con menores en un tiempo bien reciente, pero encuentra en sus aliados políticos la resonancia necesaria tratar de mantener la inobservancia del derecho fundamental a la educación sexual integral, con información oportuna y científica, que tenemos todas las personas desde que nacemos.
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