Acá coloco como invitada a Sara Pérez sobre los resultados de una reunión celebrada en Noruega entre delegaciones dominicana y haitiana tratando sobre las relaciones armoniosas entre los dos países.
Domingo 10 de Septiembre, 2006
¿Qué hicimos en Noruega?
Sara Pérez
Invitadas por el gobierno y las iglesias de Noruega y por el Diálogo de las iglesias Evangélicas en República Dominicana y Haití, dos comisiones, una dominicana y otra haitiana se encontraron en las ciudades noruegas de Oslo y Cristiansand, del 27 de Agosto al 4 de Septiembre, con el objetivo de conversar sobre las inicitivas que podrían tomarse para hacer más fructífera la relación entre República Dominicana y Haití y subsanar las asperezas que las dificultan.
No puede decirse que todos los/las integrantes de las dos comisiones y ni siquiera los/las integrantes en conjunto de una de ellas, tuvieran posiciones absolutamente homogéneas sobre alguno de los temas tratados.
Sin embargo, del encuentro salió un documento conjunto que fue llamado " El acuerdo de Cristiansand", porque fue firmado mientras nos encontrábamos en esa bellísima ciudad portuaria, en el que los distintos sectores representados en las comisiones de República Dominicana y Haití acordaron proponer y desarrollar varios proyectos nacionales y binacionales que respondan a determinadas necesidades compartidas por ambos países.
Las áreas en las que se centraron las discusiones fueron desastres naturales, migración, violencia y educación.
El documento recoge en líneas muy generales las inquietudes compartidas sobre esos cuatro tópicos, diciendo al respecto lo que se cae de la mata: que hay que definir y mejorar las respuestas a los desafíos de los procesos migratorios, específicamente el que se registra desde Haití hacia República Dominicana; que ambos países comparten el mismo ecosistema y están expuestos a los mismos desastres, por lo que es necesaria una estrategia conjunta para prevenir y responder emergencias; que la violencia, con distintas expresiones, afecta a las dos sociedades y debe establecerse y/o reforzarse la cooperación para enfrentarla, con las intervenciones sociales adecuadas.y que se debe contribuir con una educación orientada a la convivencia pacífica de los dos pueblos que comparten la isla.
Pero aparte de esos lineamientos generales, tanto la comisión dominicana como la haitiana, se empeñaron en definir propuestas específicas que ahora deben ser depuradas para presentarse en conjunto ante los gobiernos de República Dominicana y Haití y ante diversos organismos internacionales, a modo de solicitud y propuesta para responder a algunos de los problemas y necesidades identificados.
Para mí, lo mejor del encuentro en Noruega y del dialogo del que este forma parte, es que abre puertas y amplía posibilidades para que las relaciones domínico-haitianas se enrumben por un camino razonable, humanístico, diferente al trazado por el trujillismo fascista que tiene su inversión política y económica en la injusticia, la miseria, la segregación, la haitianofobia y el racismo.
Me resultó singularmente gratificante y esperanzador el trato cotidiano con los integrantes de la delegación dominicana, empezando por el director del Diálogo, Lorenzo Mota King y su asistente, José Alberto Díaz, ambos prestos a compartir una medular inquietud, una esencial opción por el respeto a la dignidad e integridad humana.
¿Qué decir del obispo episcopal Telésforo Isaac? A sus 77 años, todo en él rezuma sobriedad, dulzura, inteligencia, energía, bondad, compasión, solidaridad y un magnífico y agudo sentido de humor que lo convirtieron en mi compañero predilecto de risas, sin dejar de ser un paciente y receptivo depositario de inquietudes y angustias sobre el futuro de la República Dominicana y al mismo tiempo, un novedoso y lúcido analista sembrador de esperanzas.
¿El sacerdote diocesano Julín Acosta? Baste decir que no es caprichosamente que le dicen "San Julín de La Frontera", aunque él enrojece indignado si alguien hace referencias a ese título en su presencia.
Mary Carmen Defilló sugirió uno de los proyectos que me parecen más atinados y viables.
El encargado de Haití de la Cancillería dominicana, el embajador Inocencio García, -dueño de los ojos más sugestivos que hay en la República Dominicana- también aportó algunas reflexiones y sugerencias de excepcional utilidad en torno al papel del comercio en la frontera domínico-haitiana.
¿La coronela de la Fuerza Aérea Dominicana Rosanna Pons? Encantadora. Además afina cantando.
El absolutamente adorable profesor de la UASD Franc Báez, de trato muy elegante y gentil, hizo una magnífica exposición sobre las tendencias actuales de la migración internacional dominicana.
Pero el corazón me lo robaron tres de las haitianas presentes en la conferencia, Rachelle Doucet, quien trabajó como traductora, aunque es antropóloga y labora en una universidad de Canada; Colette Lespinasse, coordinadora de una organización de mujeres en Haití y Nicole Gregorie, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Haití.
No conversamos mucho durante las jornadas de la conferencia, porque el horario de trabajo era abrumador, pero nos reunimos casualmente una noche en el bar de uno de los hoteles de Oslo en el que nos alojábamos.
Nos tomamos un par de botellas de vino y conversamos sincera, visceralmente, sin reservas, sin medir las palabras, sin cuidar los tonos. Hablamos sobre nuestros países, los temores que tenemos sobre sus destinos, los desenlaces que anhelamos, las culpas, los aportes, las diferencias, las similitudes. Las haitianas me deslumbraron. Esa noche fue mágica y sólo por ella valió la pena el viaje a Noruega.
cleo264@yahoo.com
- Por Sara Pérez
http://www.elnacional.com.do/app/article.aspx?id=62925
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