Parejas conyugales, rupturas y economía

Hace unos años pude interactuar con un hombre y una mujer que estaban “dejados”. Luego de conversar de manera separada con ambos, pude identificar que ella estaba decidida a terminar la relación; él no. Era una pareja con dificultades de conexión emocional, con asimetrías sociales, lo que dificultaba la estabilidad, la convivencia motivada, un crecimiento espiritual y social, y, sobretodo, que una parte no tenía interés por mantener la relación.

En el transcurso de la unión hicieron una casa. Él tenía un hijo púber (de 10 años) fruto de otra relación. Él decía que cada block colocado en la casa, todos los trabajos que se hicieron para mejorarla, él los consideraba para toda la vida. Cuando pudo constatar la inevitabilidad de la separación llegó a la conclusión de que no volvería a construir ninguna casa en común en las próximas relaciones: “mejor vivo en moteles, en casas alquiladas, y no vuelvo a hacer una casa en común, yo no parto mi casa” .Pudo comprar la parte de su ex-pareja, y la situación no derivó en tragedia.

Poder avizorar el futuro, imaginarlo en sus distintas vertientes, y prepararse para cada una de ellas, es una actitud sabia.

Las implicaciones económicas de una unión conyugal deberían pensarse y, o aclararse antes de que ésta se produzca. Aunque las personas que se casan legalmente en la República Dominicana sólo representan alrededor de un 30 por ciento de las uniones, este escrito está dedicado a esas parejas.

Abordo además la situación de las mujeres que al establecer la unión conyugal, han subordinado su desarrollo social, económico y político, al rol exclusivo de ama de casa y de madre.

Tengo años viendo a mujeres “pegando el grito al cielo” luego de un divorcio, cuando encaran el tema de los bienes económicos. La cultura de género tradicional no prepara a la mujer para la independencia económica, antes de pensar en tener pareja, o de salir embarazada.

Se está resquebrajando el contrato en el que el hombre sería el proveedor económico y la mujer tendría a su cargo: 1) el cuidado de la casa, de hijas e hijos , 2) la aceptación ciega a lo que el hombre hiciera fuera del espacio doméstico, 3) no establecer relaciones y compromisos sociales y, o políticos significativos, 4) no tomar iniciativas para su empoderamiento económico, 5) garantizar el sexo casi siempre incondicionalmente, y 6) dar apoyo al hombre, emocional y socialmente gratis.

Antiguamente esos aportes de las mujeres fueron muy valorados. En la actualidad el hombre está olvidando los mismos, y tiene otros valores más mezquinos. Ahora, suele pensar que ella no ha puesto nada en la unión conyugal. En el proceso de desencanto, de trato violento, las mujeres están atentas al llanto, a lo emocional. Ellos: al traspaso de la propiedad de los bienes de la comunidad matrimonial a testaferros (parientes y, o amigos), a hacer todo tipo de triquiñuelas para despojar a sus parejas. Y  hay abogadas y abogados, familiares, amigos que se prestan para todo eso.

Las mujeres llegan al momento de la ruptura sin hacer un listado de bienes, sin aclarar esos asuntos, sin poner impedimentos a la sustracción y el ocultamiento, y sin casi nada de papeles. Los abogados y abogadas que se buscan las mujeres suelen no dedicarsae a fondo, las mujeres generalmente no tienen un “chele” propio, o saben poco de esas maniobras, y a veces, hay profesionales que hasta llegan a “venderse”, ante él que sí sabe de todo eso, y que ya se está preparando para el divorcio, con ocultamiento de bienes, haciendo traspasos a terceros, etcétera. Y las mujeres tristemente suelen estar “en un limbo, o en Belén de los pastores”.

El divorcio por mutuo acuerdo es más rápido, es el preferido de las y los abogados, por la brevedad de los trámites, pero deja a las mujeres indefensas, expuestas a una larga cadena de violencia con la ex pareja, y en general no se incluye un una distribución de los bienes comunes  en el acta de divorcio.

Las mujeres tienen que aprender a plantear con su pareja todo lo relativo la economía común. Que no haya bodas rápidas y fogosas sin que previamente se hayan establecido ese tipo de definiciones. Tampoco que se produzcan divorcios “bobos” (como me dijo una señora, hablando de su divorcio) sin decidir sobre la partición de bienes.

Una de las causas de que se incremente la violencia después de las rupturas es la nebulosa de las indefiniciones sobre el destino del patrimonio. El hombre minimiza el aporte de la mujer al patrimonio matrimonial, así como sus aporte emocionales, y compromisos, se resiste a que la ex reciba cualquier parte por pequeña que sea en la división de bienes. Ella cuando se siente asfixiada, y necesitada, comienza a despertar, y a hacer conciencia de los macabros actos de su ex-pareja que no le perdona que haya tomado decisiones propias, como la del divorcio.

Conviene que todas y todos vayamos colaborando en crear una cultura diferente, más asertiva, abierta, donde esos temas se puedan tratar, antes de que una unión conyugal se decida. Ese acuerdo pre moderno, de que la casa es de la mujer, y de las y los hijos, sólo existe en la imaginación de algunas mujeres, familiares, y amistades.Las alternativas a este resquebrajamiento necesitan ser trabajadas educativamente, con terapias, campañas educativas masivas, por radio, televisión, periódicos, redes virtuales, y con una racionalidad en el nuevo contrato que se perfila: dos personas con autosuficiencia económica, afectividad, espiritualidad, vida social y políticas, plenas, de ambas partes.

Actualmente hay una transición peligrosa, que hay que superar con la mayor racionalidad posible.

Las mujeres necesitan mucho apoyo de todas y todos, porque no han sabido negociar esos asuntos, y se están quedando desamparadas. Y ese desamparo, esa dependencia, es una de las causas de la actual violencia en las relaciones conyugales, cuando terminan.Hemos armado mal el muñeco de la cultura patriarcal en desventaja económica para las mujeres… Pues pongamos todas y todos un granito de arena, para que esto no añada tanto sufrimiento para las mujeres y para las hijas e hijos, ante los procesos de divorcios. Apoyemos a la mujer para que no siga ocurriendo que se quede sin nada, hasta que la cultura sea más democrática, con equilibrio de poderes: en la pareja, en la familia, y en toda la sociedad.

Comentarios( 1 )
Aleyda C. Los abogados no hacen divorcios con listados de bienes, y con todo eso aclarado porque son haraganes, y nos les importa la situación de despojos que dejan sin resolver, y porque las mujeres se conforman y no saben lo malo que es dejar todo eso en el aire.

Ver también en el link:
http://elmunicipio.com.do/contentsreflex.aspx?key=353

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