¿Por qué odias? Bob Satawake pregunta, en su condición de gay, y pregunta, en general

Bob Satawake
¿Por qué odias? En su condición de gay, Bob Satawake hace esta pregunta, y narra haber recibido mucha violencia, a excepción de cuando ha ocultado su condición de gay. Es la pareja del que fuese embajador en la República Dominicana, Wally James Brewster (Noviembre del 2013-2017) en República Dominicana.

Pienso que a las personas que odian les falta seguridad para amar a todas y todos. les falta cultivar la aceptación, la humildad...

La forma como he decidido coexistir con las demás personas que rechazan a otras personas, que no tienen la paciencia de tolerar, de no permanecer en serenidad ante las diferencias de otras personas...es mediante el autodominio con ejercicios de respiración, manteniendo el afecto, el respeto...

Vivo trabajando la empatía para quienes odian, rechazan...Etcétera...Les soy leal en  no rebajarlas en su dignidad y respeto. Pero cuando puedo, expreso argumentos a favor del respeto y cariño a todas las personas...y sobretodo les doy mi serenidad que vengo cultivando con mis mayores esfuerzos de manera consistente.
Wally James Brewster, Embajador de RD período 2013-2017
Wally James Brewster y Bob Satawake. Compartieron en RD durante el período Nov-2013 hasta 2017, Wally, como embajador de EEUU
He apoyado a Bob Satawake y a  Wally James Wester  cada vez que he podido tener la imaginación de expresar mi afectividad a esta pareja  y a todas las personas homosexuales y heterosexuales. 

Me encanta este artículo de Bob Satawake porque ayuda a entender la homosexualidad. Y ayuda a poder madurar en la empatía, a las personas heterosexuales que no comprenden el amor afectivo-sexual diferente. Leamos a Bob Satawake. ¡Qué viva la suavidad en la vida!

Mildred Dolores Mata
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¿Por qué odias? 

Por Bob Satawake

En los últimos 40 años he estado expuesto a la hostilidad del odio sin comprender en absoluto la razón. Ahora bien, no pretendo ser perfecto y no me cabe duda de que a lo largo de mi vida puedo haber reaccionado en ocasiones de una forma que haya generado hostilidad hacia mí, usualmente en respuesta a un ataque verbal o físico, pero mis acciones podrían no haber sido la mejor estrategia para la resolución. Sin embargo, aún no he logrado entender–ni de adolescente, ni como joven adulto ni tampoco en mi madurez–la razón por la que algunas personas guardan odio en su corazón hacia otros seres humanos.

A lo largo de mi niñez fui acosado de forma inimaginable; me insultaban con calificativos muy vulgares y fui víctima de abuso físico, dirigido no solo a mí sino a toda mi familia. Los abusones se mofaban porque éramos pobres y no vestíamos a la moda ni llevábamos el calzado “de última”, pero logré perseverar y avanzar a paso firme.

Recuerdo perfectamente cuando un grupo de chicos me tiró al suelo para colocar una sarta de cohetes dentro de mis pantalones, y cómo me quemaron la piel.

Recuerdo también como ya de joven trabajaba para ayudar a mi familia, con el dinero que ganaba contribuía a la compra de alimentos y al pago del alquiler, la electricidad, etc.; los chicos de mi escuela solían presentarse a mi trabajo y gastar bromas a mis expensas, frente a mis compañeros.
Recuerdo asimismo cómo era vapuleado al caminar por los pasillos del colegio, los chicos me arrebataban los libros para tirarlos a la basura. Recuerdo cuando el profesor hacía preguntas en la clase y aunque supiese la respuesta correcta sentía pavor de levantar la mano por temor a que, envidiosos de mi conocimiento, me golpeasen a la salida de la escuela.

Recuerdo todas estas cosas pero lo que no logro comprender es el porqué de esas experiencias. ¿Por qué me despreciaban tanto esos jóvenes simplemente por ser quien soy?

Fui bastante afortunado por sobrevivir a esos años de adolescencia y poder irme de la casa para asistir a la universidad, donde me recibió un mundo nuevo. Allí encontré un mundo de aceptación y socialización. Encontré un mundo donde pude conocer y vivir la amistad. Encontré un lugar donde podía ser un hombre, pero no me encontré a mí mismo.

Sabía, con absoluta certeza, que el odio no se detendría, que el abuso verbal y físico seguiría formando parte de mi mundo a menos que pretendiera ser el hombre que no era; es que debía vivir una vida que no era auténtica, no era genuina, debía fingir.

Cumplí con éxito esa tarea y durante unos años viví fingiendo ser alguien que no era, hice muchos amigos que nunca conocieron al verdadero yo. Fue una triste y horrible experiencia. Era muy popular, tenía montones de amigos y pude conseguir los mejores empleos durante esos años gracias a mi “estatus” en la universidad y a que me relacionaba con la “gente correcta”.

Pero la realidad es que todo sobre mí durante esos años era falso, fingido, no era auténtico. Fingía y las personas que creían conocerme, conocer quién era como persona, como amigo, no me conocían en absoluto. No me cabía la menor duda de que si hubiesen conocido al verdadero yo, al auténtico yo…también me odiarían!

Tras la universidad, ya de adulto, necesitaba ser yo mismo y no seguir fingiendo ni seguir sintiendo miedo. Debía vivir o debía morir.

Yo quería vivir; quería asumir al hombre que Dios había creado. Deseaba ser querido por quien verdaderamente era, por cómo nací, y por las obras de bien que quería brindar a mis semejantes. No deseaba ser querido por la persona que fingía ser ni quería ser odiado por la persona que era, deseaba ser querido por mí mismo! Nunca tomé la decisión de ser gay; no tengo preferencia sobre mi sexualidad.

Cuando me preguntan, ¿cómo supiste que eras gay?, les respondo, ¿cómo supiste que eres heterosexual? Cuando los hombres me preguntan, ¿por qué te atraen otros hombres?, les respondo, ¿por qué te atraen las mujeres?

Esto es algo que como seres humanos no escogemos; nosotros no escogemos nuestra sexualidad, es parte de nuestro ser, se encuentra en nuestro interior y se crea al nacer y es parte del ser humano creado por Dios.

De modo que cuando decides odiar a una persona simplemente porque es gay, yo no comprendo ese odio. No comprendo por qué existe el odio, porqué algunas personas odian a otras por tener la piel de un color diferente, por qué hay personas que odian a otras porque hablan un idioma diferente, por qué hay personas que odian a otras porque le rezamos a Dios de manera distinta, por qué algunas personas odian al vecino que no tiene dinero para vivir en una casa más grande o comprarse un auto más llamativo. ¿Por qué odia la gente? Nunca entenderé ese concepto porque si extendemos nuestra mano en amistad nos daríamos cuenta que lo único que desea una persona en su vida es ser aceptado.

Durante toda mi vida he sido insultado, odiado por muchos, he sido víctima de abusos verbales y físicos simplemente por ser quien soy…pero aquí me tienen. Soy la persona más afortunada del mundo porque a pesar de todo ese odio encontré el amor. Para encontrar amor uno debe vivir, uno debe ser auténtico y uno debe ser la persona que Dios creó.

Oro por aquellos de ustedes que están leyendo estas palabras y tienen vivencias de odio en sus vidas, rezo porque sus familias les asuman y les brinden un mundo de paz y consuelo, rezo para que se den cuenta que es mejor ser amado por quién uno verdaderamente es y no por la persona que uno pretende ser.

El odio nunca desaparecerá, o por lo menos no ha desaparecido en mi caso, pero aún así creo en Dios y creo que el mundo es un lugar de bondad y de belleza que Dios creó para nosotros.

Soy un hombre y puedes usar contra mí el calificativo denigrante de tu preferencia, puedes llamarme maricón, engendro, degenerado, anormal…lo que quieras, porque todos sabemos que la única razón por la que empleas esos calificativos contra mí o cualquier otro es para no sentir culpa por tus propios pecados! Lo haces para convencerte a ti mismo que el Señor no tomará en cuenta tus transgresiones si el mundo vuelca su atención sobre aquellas que consideras son las mías.

El Señor no actúa así, tú lo sabes y yo lo sé, todos sabemos que debemos responder por nuestros propios actos y, para que quede claro, ¡juzgar a los demás es pecado!

Sólo Dios puede juzgarnos, y lo hará. Me siento confiado que el Señor perdonará mis transgresiones porque he aceptado a Cristo Jesús como mi salvador y protector, le he pedido que perdone mis pecados, ¡espero que también lo hayas hecho tú!

¿Por qué odia la gente? No tengo la menor idea pero sí sé que Dios nos dio la vida, no para odiar sino para amar. Así que para aquellos de ustedes que siguen llamándome por todos esos calificativos vulgares, que me odian por ser quién soy, les tengo una sola pregunta…¿por qué odias?

Referencia. http://hoy.com.do/por-que-odias/