Tirar el alma a los cantiles por una isla

A Steven Gehy


Y fui a la campiña a mitad de la mañana

desfallecida de dolor,

entre bailo y canto, entre llanto;

es que había descendido después del alba por encerrados caminos,

llena de cálculos, como cualquier miserable cosa, posesión,

vulgar morada de tales y cuales señores y señoras,

los Hamlets de las dudas,

el triste señorío de las fronteras.


Adolorida moré, herí, me herí,

recreé el azar de las emociones pequeñas

¡cuán tan poco se ha creído la mitad del día!

¡cuánto orgullo!

¡Cuánto cuesta pensar lo mejor en la cobardía!

¡Cuánto valor falta

para tirar el alma a los cantiles!,

y hacerla rodar mientras choca con las piedras

y llegar al fondo

llegar a las algas del mar,

y allá llorar,

hombro a hombro,

también dormir,

descansar…

amar los espacios.


Se rueda, se lucha, se necesita de una red de compañías,

se necesita creer,

alma tras alma

en la pradera de una isla que quiere sanar;

anhelante de alegría y lucha,

la gente canta

la gente está alegre y triste

en dos países rodeados de sal y agua

la gente lucha, espera, cree,

mientras alguien pregunta en medio del llanto

¿"ser o no ser"?

¿quién tiene la respuesta?

¿de qué depende?


20.V.06

Santiago, República Dominicana.

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