PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 02 de enero de 2007
Los amores de Lía
(Cuento sobre la construcción cultural de los géneros, los cambios en identidades y prácticas amorosas)
Lía adora a Carmina.
Es muy evidente.
Como hacen frecuentemente, esa mañana ambas estaban medio arrellanadas, conversando en las escaleras del edificio. Lía estaba con la sentadera sobre el piso que sirve de descanso entre los niveles tercero y cuarto del residencial, Carmina en cuclillas, un escalón mas abajo.
Conversaban con tal calma como si estuviesen en los cómodos sillones de la terraza de una casa. Muy juntas, entremezcladas sus rodillas, reían y hablaban, plenas de confianza, llenas de brillo y afecto en las miradas.
Las dejé conversando, y seguí hasta la casa.
Trabajaban juntas y también vivían en ese mismo edificio, donde vivíamos las tres.
II
Lía, la soltera más apetecida. De tamaño mediano, veintinueve años de edad, morena, pelo que le llega hasta la nuca, lacio y negro. Ojos negros, un poco caídos, mirar aletargado, un poco inexpresiva, o explosiva, toda un encantador misterio.
Sumamente elegante, inteligente, cuerpo atlético, mujer confiable, serena, amiga, médica, especializada en medicina forense. Mucho de su tiempo se va en ejercer la medicina forense y como miembra del Centro de Derechos Humanos (CEDEHUMANOS)
Además de compartir con Carmina tiene cuatro meses saliendo con Jaime. Si se quiere el hombre ideal, el soñado durante años: atento, libre, brillante agrónomo especializado en agricultura orgánica, políticamente inquieto, fuerte, consciente de las infecciones de transmisión sexual, y del VIH-SIDA.
¡Cero machismo!: lo suficientemente despegado como para no controlar, lo suficientemente autosuficiente para no querer de una mujer su nana, o su hacedora de quehaceres domésticos, y lo suficientemente amoroso para saber cuidar y amar sin perder su autonomía y la de su compañera sentimental. Jaime tiene veintisiete años. Es el hombre ideal para Lía.
Cuando le hice la observación a Lía de la buena pareja que hacía con Jaime, ella me respondió con una mirada de duda, de sorpresa, diría que casi de desagrado. Quise hablar a solas con ella. Pues no quería que Carmina estuviese presente. Sentía que Lía estaba más apegada de lo conveniente de Carmina. Le dije que yo quería que se casara, para que no le pasara como a Carmina, hoy sola, divorciada y sin hijas e hijos.
Me dijo que se iba en unos seis meses para España, estudiaría un doctorado en investigación sico-somática forense. Me quedé pasmada de la sorpresa.
-Estaba perdidamente enamorada de Jaime ¡y se va para España! -Pensé…dudosa- quizás se van juntos, es increíble lo autónoma que es esta joven.
–Para nada -me dijo, cuando le pregunté esto- seguiremos la relación a distancia, no tenemos planes de tener pareja permanente conviviendo juntos.
III
Carmina es abogada, doctora en Relaciones Internacionales. Es alta, morena, pelo largo y negro, pelo fuerte y ensortijado. Es esbelta, ojos negros, de expresiones vivarachamente suaves, nariz ancha, labios gruesos, cutis un poco grasiento, busto un poco abundante. En general, cuerpo frondoso, o amasadita, como se le dice a las mujeres un poco gordas.
Es una mujer feliz.
Divorciada, su edad ronda por los treinta y seis años. No se le conoce pareja. Es de este tipo de mujer que cuida mucho de su privacidad. No tiene hijas ni hijos. Buen trabajo, buenas amigas y amigos, buenos ingresos, viaja con frecuencia, y es miembra del Partido Demócrata Popular (PDP), sumamente activa, aunque no ha ocupado funciones de relevancia pública.
Trabaja en asuntos de Trata de niñas, niños y adolescentes. Entre sus amores más grandes está Lía. Su joven amiga, su hermosa amiga, su compañera de trabajo, vecina y confidente. La querida Lía.
Dos grandes mujeres. Me permití respirar profundo -de algo me he perdido, dos de las mujeres que más admiro no aspiran a tener hijas e hijos. No quieren pareja permanente. Sólo quieren estudiar, viajar…, pensé de nuevo para mis adentros.
IV
Las tres vivíamos en ese entonces en una ciudad de un millón doscientos mil habitantes, ciudad tercermundista, hablo del año 2012.
Cuando narro esto, estamos en el año 2014.
V
Lía se fue a estudiar a España. Perdí de vista a Carmina, la perdí durante dos años.
Pero la última vez que visité a Lía la encontré en España, estaba hospedada con ella.
Me sentí herida, traicionada.
-Sé que soy medio “quedada” para la época, pero soy una mujer comprensiva, amorosa, de confianza. ¿Por qué no decirme que se iban a España y que formaban pareja. Debí suponerlo, si ambas se fueron del edificio para la misma fecha, -pensaba ya retirada en la cama.
-No, -me reclamó Lía, cuando le hablé de esto- Carmina apenas tiene un mes acá en España. Ella y yo somos parejas, pero no permanente. Nos hemos visto unas tres veces en estos dos años.
-¿Y yo, qué soy en tu vida? -grité en medio de sollozos- Casi me desmayo. Y yo que creía que sabía todo lo de Lía.
De repente, ¡pensé en Jaime!, -¿Y Jaime? -la espontaneidad me ganó, y me escuché hablando en voz alta otra vez -¿No dizque Jaime iba a ser tu pareja?
-Jaime sigue super chévere, está bien, vino en el verano, pasamos algunos días juntos, nos seguimos llevando maravillosamente bien, pero sólo somos amigos. Finalmente entendí que no amo a Jaime, a quien amo es a Carmina -dijo la ocupada estudiante y a la vez doctora Lía.
-¡Amor!, ¡qué amor, y ni siquiera quieren vivir juntas!
Me fui de Madrid, sintiéndome fuera de lugar, un poco absurda, me sentí casi una estúpida.
Más no me quejo, tengo marido, tengo dos hijas, sigo siendo tercer mundista tradicional, sigo admirando a Carmina y a Lía, aunque no entiendo esos mundos. Por lo menos me alegro de que son mujeres que no están solas, aunque se acompañan de una manera extraña.
¿Será que Lía me entendía con poco vuelo, por eso sólo sabía algunas de sus vivencias?
Y yo que siempre me creí inteligente, mujer de mucho mundo. ¿Será que existen varios mundos? ¿Cuál mundo es el válido? Lía una vez me acusó de maniquea. No lo acepté. ¿Será que soy maniquea? En la clase de Antropología Cultural me hablaron de cambios culturales, de contextos en las relaciones entre los humanos, más no me explicaron como vivir con más comodidad con ellos.
¿Qué queda de mi mundo? Sólo sé que la adoro, que es mi hija.
Pero... ¿Es éticamente coherente el vivir y a la vez no vivir en pareja?
Reconozco que hay amor en su vida. Y que en la mía también hay amor. Pero… ¿Qué es el amor para Lía?
¿Cuál vida es la válida? ¿Cabe esta pregunta?
-Soy la madre de Lía, -sonrío entre triste y esperanzada, sonrío amorosa, y un poco ansiosa- te digo lector ¿tú que piensas?
Pienso que el genero es como el color del pelo y que el amor no tiene ningun tipo de fronteras. No tiene porque haber un mundo o el otro, en este mundo caben todos los mundos.
ResponderBorrarHola Lostinmore. Muy libertario y creativo mensaje.
ResponderBorrarGracias por alimentar el blog con tus ideas.