PUBLICADO EN LA SECCION FIRMAS DE CLAVE DIGITAL EL DIA martes, 23 de enero de 2007
Catonismo: sistematización de algunos pilares del conservadurismo (y 2)
Pienso que los humanos nos merecemos la felicidad, la seguridad, el confort, la paz.
Pero no sólo una parte de la humanidad se merece esos estadios ideales. Esos estadios de realización plena nos los merecemos todas y todos.
No obstante, existen grupos que hacen resistencia a la inclusión del disfrute de todo a algunos humanos. Como por ejemplo cuando se propone y defiende un orden inamovible de clases sociales.
Se rechazan a humanos por tener determinadas características sociales, como por ejemplo la edad (con la desvalorización de la niñez, adolescentes, a las personas mayores de edad), o desvalorizan a la mujer sobre todo cuando usa todo su potencial de libertad; o rechazan las personas por diferencias étnicas (idioma, raza, religiones, creencias…), o por preferencias sexuales no hegemónicas…
Los grupos y mentalidades conservadoras, se resisten al cambio de la inclusión. La exclusión de la otredad responde a intereses poderosos tradicionales, de negación y de privilegios.
Creo en un mundo donde cada persona sea valorada. De ahí que he encontrado como muy valiosa la sistematización de ideas tipo indicadores que hace Barrington Moore, Jr. del mundo propio del conservadurismo, el la cual Moore especifica sobre una combinación de elementos bajo el nombre de Catonismo.
Las ideas que Moore identifica como propias del catonismo son las siguientes:
1) Se plantean una continua “regeneración moral”.
Se legitima en función de determinados patrones de conducta, de ideas, las conductas del pasado, asociadas al control del cuerpo y de las relaciones interpersonales.
Los valores que se defienden suelen tener fundamentalismos religiosos, identificando una idea como la natural, que forman parte de un todo orgánico. Se usan metáforas biológicas para defender un orden inamovible, propio de la defensa de los fascismos y de las dictaduras.
2) Una “regeneración moral” con respecto a las mujeres.
Se propone el continuar con el confinamiento de espacios, identidad y roles segregados para las mujeres Con respecto al sexo, se le critica desvalorizándolo. Para la mujer se propone que su mundo sea el del cuidado de las niñas y de los niños, la iglesia, la cocina…Lo que simbolice cambio de ese mundo natural, integrado, eterno, es rechazado.
3) Se justifica la muerte como algo de valientes, y la cual es parte del mundo de los hombres.
Se suele proponer una cultura de valorización de la sangre derramada (Dulce et decorum est…), el combate, la muerte, la destrucción, se enfatizan elementos del cristianismo medieval. Se idealiza con una aureola de erotismo al heroísmo de quienes “no temen”, van a la guerra…Se pone no temen entre comillas, porque el proponer un accionar desalmado (de falta de alma, no de armas, digo con humor) no es tener valor, es sociopatía colmada de insensibilidad.
Como contrapartida a la idealización de la violencia, a la hombría como rudeza, también son apreciados sus residuos, su complemento, como son la demencia, la mansedumbre, la piedad…Se suele enseñar el temor ante que los hombres existan el afecto y se ve como blandura no deseada.
4) En el arte. Se defiende lo conocido, lo tradicional que legitima el poder jerárquico y la sumisión.
Se generaliza en el rechazo a la persona y al arte extranjeros, a todo lo que huela a cosmopolitismo y crítico.
El arte debe ser “sano” y comprensible. A manera de ejemplo Barrington Moore, Jr. establece la similitud en el arte nazi y el arte estalinista, donde las imágenes deseadas y permitidas son folclóricas, campestres, danzas campesinas…No es deseable ninguna expresión que invoque arreglos diferentes a la mansedumbre que permite la aceptación a la autoridad.
5) Una cultura política autoritaria y jerárquica.
Se da una oposición al pluralismo, hay una crítica a la democracia de masas, una gran defensa a la autoridad, se le da mucha importancia a las costumbres.
6) Se rechaza el conocimiento y la técnica.
El mundo intelectual, el filosofar, el cuestionamiento, la búsqueda y el escepticismo en el que descansa la ciencia generan mucha desconfianza y rechazo. Las verdades dogmáticas son los referentes para guiar el mundo y las relaciones interpersonales.
7) Una cultura de rechazo a lo urbano. El mundo rural es el verdadero, un mundo principalmente de calor humano y de camaradería de los que ya se conocen, los comunes del suelo natal.
8) Una cultura de desvalorización de algunas razas por la raza que es “superior”.
9) Un rechazo al extranjero o a la extranjera.
En esta sistematización y en esta decisión de recrear las ideas propias del catonismo. Al ponerlas acá, en este segmento al que llamo Acariciando está contenido el leitmotiv de un mejor vivir en armonía, en la naturalidad de un mundo en el que el valor de las personas esté vivenciado en sus realizaciones, en sus actos en su esencia amorosa para con la naturaleza, para consigo mismas, y para con los demás. Que las personas no estén sujetas a ideas e intereses eternos de universos oligárquicos, mesiánicos y realizaciones excluyentes y decadentes. Hasta ahorita.
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