Informe sobre Haití: diciembre 2007

Opinión

INFORME

Una luz de esperanza para Haití


Andrés Oppenheimer: Columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald

Considerando que Haití ha estado sumido en el caos político y económico durante varios años, me encontré con un clima de frágil pero indudable optimismo durante una visita esta semana. Curiosamente, el punto de inflexión podría ser el masivo concierto de "hip hop" realizado al aire libre por el cantante Wyclef Jean -el haitiano más famoso en Estados Unidos- y el ídolo senegalés Akon. Todos me señalaron que un concierto como ese hubiera sido impensable hace un año, porque nadie hubiera salido a la calle por temor a las pandillas y los secuestros.

Pocos declaran victoria sobre la ola de secuestros que casi paralizó al país en años recientes, pero una significativa disminución de estos actos criminales, más una incipiente estabilidad política, dan cierta esperanza en círculos políticos, diplomáticos y empresariales. Según el senador Rudolph Henry Boulos "hay estabilidad política, y más seguridad. Con eso, podemos concentrarnos en crear una estabilidad económica".

Gran parte de la mejora se debe a la fuerza de paz de 9800 tropas de las Naciones Unidas, encabezadas por Brasil, que llegó tras la partida del presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004. La misión de la ONU ha logrado restablecer el orden: los secuestros ha caído de 500 casos en 2006 a 215 en lo que va de 2007. Jean-Paul Faubert, empresario textil, me dijo que hace un año con su familia estaban considerando irse del país. Ahora no. En cambio, está reinvirtiendo en su planta de 4500 trabajadores.

Encontré muy interesantes el rol constructivo que han jugado Brasil, Chile, Uruguay y Argentina como líderes de las fuerzas de paz de la ONU. En un país con larga historia de intervenciones militares norteamericanas, muchos haitianos dicen que la llegada de los latinoamericanos ha sido una brisa de aire fresco. "Es mas fácil para nosotros comunicarnos con los latinoamericanos, porque vienen de países que han pasado por golpes de Estado, hiperinflación, secuestros y muchas de las cosas que padecemos nosotros", dijo Bernard Craan, exportador de mangos.

Gabriel Verret, el principal asesor económico del presidente René Préval, me señaló que "debido a que los latinoamericanos no están en el negocio de la ayuda económica, no tienen una fórmula definida, y eso los obliga a escuchar".


Ciertamente, Haití sigue siendo un país destruido. En esta capital, solo hay unas tres horas de electricidad por día, y en el interior el promedio diario es aun menor. Un 78% de los 8,5 millones de haitianos vive con menos de dos dólares diarios, según la ONU.

Y, tal como lo comprobé en carne propia en Puerto Príncipe, los robos y otros delitos menores no han cesado. Una mano que actuó con la rapidez de un rayo me quitó la chaqueta que llevaba en una mano. Segundos después, vi un tumulto a unos metros: una docena de jóvenes se estaba disputando el acceso a los bolsillos de mi chaqueta, que por fortuna no llevaba nada de valor.

Le pregunté al presidente Préval, en una larga entrevista, a qué atribuía el creciente clima de normalidad en el país. Dijo que ha sido posible gracias a la estabilidad política, que ha permitido a la ONU actuar con eficacia. Préval quiere que la misión de paz ya no sea solo policíaca, sino que ayude a reconstruir el país. El problema es que el Consejo de Seguridad no autoriza ampliar la misión a tareas que no sean mantener la paz. "Es hora de cambiar las reglas de la misión de la ONU, para mejorar las condiciones de vida. Pueden usar sus ingenieros militares para ayudarnos a construir caminos, reparar escuelas, mejorar la recolección de basura, y muchas otras cosas", observó Preval.

Mi opinión: estoy de acuerdo. Sin electricidad, caminos ni una clase media profesional, Haití no podrá ponerse de pie por sí solo. Necesita que las tropas de la ONU hagan más que patrullar las calles. De otra manera, los pobres del país se frustrarán cada vez más, y el naciente clima de normalidad será apenas un asterisco en una larga historia de convulsión política.

"CON ESTABILIDAD política y más seguridad, los haitianos buscan ahora crear una estabilidad económica, pero quieren que las tropas de la ONU les ayuden a reconstruir el país".





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