Consumada la traición
Escrito por: Julio Martínez Pozo (eltribunaldelatarde@yahoo.com)
¿A quién achacar la principal responsabilidad de que la Constitución dominicana se prepare para calificar entre las más ridículas, inútiles y atrasadas del mundo?
Sólo a tres de los países más empobrecidos, se les ha ocurrido constitucionalizar derechos al feto: Guatemala, Honduras y El Salvador, los de mayor tasa de analfabetismo en la región. A ese club se suma la República Dominicana, por obra y gracia de la politiquería sin fundamentos.
Y que no me digan que un aspecto no puede dañar una nueva obra que consagra lo que pomposamente se denomina “estado social de derecho”, retórica fofa que no transforma ni con un rasguño la exclusión social. Las sociedades que han superado el Estado de derecho, aquél que antepone las instituciones a los individuos y en los que nada tiene más poder que la ley, andan en la etapa de superar ese esquema por uno que además se ocupe de fortalecer servicios y garantizar derechos esenciales.
No es sólo que se pregone que somos iguales, sino que el Estado promueva ese concepto, igualando la asequibilidad a la salud y la educación, no es sólo que se plantee el derecho al techo sino que se provea.
La mejor demostración de que el tal estado social de derecho es una tomadura de pelo, lo constituye la burla a los derechos de la mujer, a la que ni en caso de violación o preñez incestuosa se le quiere reconocer el derecho a decidir sobre su cuerpo. A la ciencia se le cierra la oportunidad de la investigación con células madres, mientras a los médicos se les pone trabas para salvar la vida de una madre cuando toque decidir entre ésta y la del feto.
El cuento es que el médico podrá apegarse al estado de necesidad para justificar su actuación y que podrá aplicar los protocolos que han regido hasta ahora, la diferencia es que, en caso de que alguien con calidad para demandar se proponga afectar a médico, éste tendría que ir a proceso judicial, lo que no sólo le puede significar la inversión de una parte de su patrimonio en asistencia jurídica, sino la angustia e incertidumbre familiar que acarrea.
Esa ha sido la cosecha de imponer como prioridad una reforma constitucional en un país sin crisis en esa materia. Lo que ha provocado la prisa una vez más, no ha sido la necesidad de resolverle problemas al país, sino a líderes políticos.
Como no se quería dar la apariencia de que importaba sobre todo un punto, se permitió que el texto constitucional fuere trastocado, pero la cantidad de absurdos y errores deja claro que no hubo revisión rigurosa.
No creo que en este país haya nadie más avergonzado del contenido del nefasto artículo 30, que el propio remitente del proyecto de reforma, quien quedó entrampado.
Desde el principio, el PRD se percató de que el presidente Fernández no compartía que se consagrara el respeto al derecho a la vida desde la concepción, y jugó a tratar de que el PLD cargara con el costo político de diferir de la posición de la Iglesia Católica, lo que el PLD evadió por entender que le sería perjudicial en una coyuntura electoral.
Son dos organizaciones que llenarían de vergüenza a los líderes referenciales que citan para usar, jamás para emular, porque en esta sociedad los partidos no están para sustentar posiciones sino para procurar y mantener puestos en el Estado, sin importar lo que haya que sacrificar.
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