Miguel Ceara Hatton escribe sobre el porqué no se ha priorizado la educación en el desarrollo en la República Dominicana

Pienso que las políticas de bienestar que se desarrollan en una sociedad es el resultado de la claridad y la pasión que siente el conjunto del capital social. Dice el economista Miguel Ceara Hatton que la acumulación de capitales en nuestro país es de bajo desarrollo, le basta con gente de nivel de primaria incompleto, en su mayoría; no hay establecida una cultura de derechos ciudadanos que priorice la salud y la educación, y en tercer lugar, hay un culto a las cosas (que a la vez permite se filtre dinero para la práctica política del clientelismo). Acá el análisis completo.
Mildred Dolores Mata
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¿Por qué la educación no ha sido importante?

Escrito por Miguel Ceara-Hatton.
 El deterioro de los servicios públicos y del sistema educativo ha sido un fenómeno de largo plazo en la sociedad dominicana. Con avances y retroceso. Se ha avanzado en la cobertura pero se ha deteriorado la calidad y por mucho. Las mediciones que hemos hecho indican una mayor convergencia interprovincial en calidad que en cobertura, lo que significa que la educación es homogéneamente mala en todo el país. Pero además los indicadores de calidad están muy por debajo de los promedios de Latinoamérica y de países con igual nivel de riqueza que Dominicana.

 La pregunta es ¿por qué ha sido tan profundo el deterioro del sistema educativo dominicano?
 Diría que hay tres procesos lógicos que determinan la prioridad de los servicios públicos que provee el Estado y en particular la educación. Estas son: a) la dinámica de la acumulación de capital, b) la fortaleza de un régimen de derechos y  c) la ideología del grupo gobernante. 

 a)  La dinámica de acumulación de capital. La fuente y el dinamismo de la acumulación de capital determinan la calidad del capital humano requerido para dar sostenibilidad al proceso de acumulación. Por ejemplo, una dinámica basada en zonas francas y turismo que compite por precios reclama muy poca calidad del capital humano frente a otra opción que demande mayores habilidades y tecnologías. En efecto, cuando la dinámica de acumulación se sustenta en la productividad vía el conocimiento y la tecnología tiende a mejorar la calidad de vida de la gente, ya que el portador de esas habilidades y tecnologías son las personas, por lo tanto las necesidades de acumulación están asociados a mantener una calidad de vida mínima al portador de las habilidades, conocimiento y tecnologías.
 En República Dominicana las actividades económicas lo que demandan es una mano de obra que no sobrepasa la educación básica. Aun así el 46% de la población ocupada no había terminado la primaria y sólo el 64% la había completado. De los cuales el 26% completó únicamente la primaria, el 20% completó la secundaria y el 11% completó 4 años de universidad. Esto da cuenta de la mala calidad de la mano de obra dominicana.
 b)  El establecimiento de un régimen de derechos con todas sus consecuencias que obligue al Estado a garantizar educación y salud mínima a toda la población. En sociedades donde los recursos están distribuidos en forma muy desigual, la estructura institucional y de poder reproduce ese orden de desigualdad y genera una dinámica social excluyente, de manera que la oferta de servicios y bienes públicos está segmentado por el acceso a la riqueza y al poder. En este caso, sólo una redistribución y la democratización del poder puede garantizar a los individuos la materialización de sus derechos.

La consecuencia de lo anterior, es que el enfoque de derechos (derechos humanos) para reclamar mejor educación queda cojo en la sociedad dominicana, si no va acompañada de un proceso de empoderamiento ciudadano y de una dinámica de desarrollo que modifique las relaciones de poder.   Las mediciones indican que la desigualdad de América Latina incluyendo a Dominicana es superior en más de una vez y media la desigualdad de los países desarrollados. 

 c)     Un tercer factor tiene que ver con la ideología del liderazgo político y su compromiso con la población. Como he dicho tantas veces en República Dominicana la política se ha convertido en un negociado para tener acceso al presupuesto nacional y la única forma de relación entre la ciudadanía y el sistema político es a través del clientelismo, que da como favor lo que le corresponde al ciudadano como derecho.

 Además la cultura política ha creado un culto a la cosa. Por dos razones, es la forma eficiente de apropiarse de los recursos del Estado. Las construcciones permiten grandes filtraciones indebidas de dinero. Segundo, porque el éxito político se mide por la cantidad de avenidas, carreteras, edificios y cosas que realizan y no por la calidad de vida de la gente. 

 La consecuencia de la combinación de las circunstancias anteriores es la calidad de la educación que tiene el país y de la gran mayoría de los servicios públicos. Peor no puede ser. El problema no ha sido falta de recursos sino de inadecuadas prioridades. Tampoco ha sido falta de leyes, pactos, acuerdos, talleres, seminarios, documentos y compromisos. De todo se ha hecho, todo se ha firmado y ninguno se ha cumplido. Y no pasa nada. 

 La única opción es el empoderamiento ciudadano y la movilización social que doblegue voluntades  para hacer de la educación una prioridad nacional. Porque el acceso equitativo a la educación debería ser una cuestión de derechos pero hoy en República Dominicana es una cuestión de poder.
 Martes, 01 de Marzo de 2011


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