En esta comunicación que Antonio Isa Conde dirige al Gobernador del Banco Central de la RD, aparecen datos sobre las distintas empresas que hay RD y el número de empleados/as. Pienso es una fuente muy rersumidad para conseguir informaciones tan valiosas y actualizadas. Las informaciones están en negritas.
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Dr. Antonio Emilio Isa Conde
Lic. Héctor Valdez Albizu 20 de Marzo del 2011
Gobernador
Banco Central de la República Dominicana
Su Despacho
Apreciado Sr. Gobernador:
Ante todo, permítame expresarle mi profunda admiración por sus esfuerzos titánicos y profesionales, como Gobernador del Banco Central, por mantener la estabilidad macroeconómica del país frente a las amenazantes turbulencias externas e internas difíciles de manejar. Demás resulta hablar del gran afecto que me merece como ser humano, padre, y esposo ejemplar de nuestra querida Fior.
No obstante lo anterior, me siento obligado a manifestarle algunas diferencias de enfoque sobre los problemas que se nos abalanzan a consecuencia de la crisis internacional de precios del petróleo y de los alimentos, pues pienso que hay aspectos fundamentales a tomar en cuenta en una situación que tiende a agravarse y prolongarse, ya que el tsunami de Japón ha generado un pánico generalizado en cuanto a la energía nuclear, que algunos han definido como el principio del fin de una Era y que agudizará el problema de los combustibles fósiles.
Soy de los que piensan que para enfrentar esta situación no basta ser austeros sino también productivos. Tenemos que ocuparnos más de la economía real, de la producción de bienes, en mejorar la capacidad adquisitiva de la población para ponerla en condición de comprar lo que no puede producir en el país, en desarrollar fuentes alternativas de energía y hábitos de consumo. Para lograr esto, es preciso contar con una estrategia común entre los sectores generadores de riquezas, una táctica capaz de aglutinar a todos los factores de la producción. Lo anterior implica incrementar la confianza en quienes dirigen la administración pública. Creo en la estabilidad como un factor importante de la confianza, pero no la concibo como un fin en sí mismo, sino como elemento vital para crecer y desarrollarnos.
Si no somos capaces de romper con el modelo excluyente que propicia el crecimiento en áreas que no son capaces de producir empleos de calidad, por más austeros que seamos, no podremos enfrentar la crisis. Por decenios hemos estado centrados y, más que nada, aferrados a modelos de desarrollo en los que si bien hemos sido exitosos, les ha faltado la capacidad de propiciar la creatividad e inventiva, para potenciar otros que multipliquen el empleo digno y apropiadamente remunerado.
Otra cosa sobre la que deseo llamar su atención es el error, por cierto muy generalizado entre los funcionarios públicos, que consiste en creer que ese empresario derrochador a que hizo usted referencia en su discurso el pasado viernes durante el almuerzo de ADOEXPO, peculiar ciudadano que vive del boato, representa el conjunto del empresariado dominicano. Ese que puede darse el lujo de “viajar en trulla en primera clase” NO representa la masa del empresariado criollo. Por el contrario, este segmento empresarial es una minoría, incluso dentro de ese 10% de la población más rica de nuestro país, que recibe ingresos veintitrés veces (23) más que el 10% de los más pobres.
Me atrevería a decir que en ese grupo de derrochadores difícilmente se encuentran muchos empresarios de éxito pertenecientes a familias tradicionalmente emprendedoras que no han hecho su fortuna al amparo del poder político ni del peculado.
En República Dominicana existen 44,251 empresas; 13 de ellas (9 del sector público y 4 del sector privado) tienen más de 5 mil empleados. Aunque hay otras 800 empresas con más de 200 empleados, en conjunto con las más grandes representan escasamente el 1.82% del total.
Del resto, un 6% son Medianas Empresas que tienen entre 60 a 200 trabajadores, activos de 12 a 40 millones de pesos y venden en promedio 150 millones de pesos por empresa. Hay otro 14% de las denominadas Pequeñas Empresas, que tienen entre 15 y 60 empleados y activos entre 6 y 12 millones de pesos. Las ventas de las empresas de este sector oscilan entre 6 a 20 millones anuales. El resto 34,474 son Microempresas que poseen menos de 15 empleados.
Muchos de nuestros medianos empresarios que trabajan de sol a sol y que han acumulado pequeños capitales para construir sus empresas, para motorizar y darle sentido real a la economía, no se pueden dar el lujo de sacarle a sus negocios una suma que le permita disfrutar de un estándar de vida similar al que se podría dar un ejecutivo medio de cualquier banco. Tampoco tienen la posibilidad de resolver sus problemas almorzando con un Ministro, sino que tienen que luchar por que en nuestro país existan reglas de juego estables e instituciones fuertes, y son –casualmente- los que ven en el Banco Central un referente para el resto de la Administración Pública Dominicana y en usted, Señor Gobernador, una figura respetable a emular.
Usted representa uno de los mejores activos de confianza y credibilidad del Gobierno. Tiene la cualidad de medir acciones y efectos económicos en transparentes ejercicios académicos y a la vez utiliza resultados para estimularla o frenarla, según demande la política económica nacional.
En sus palabras, durante el citado almuerzo, señala la apremiante necesidad de generar más divisas y sé, por experiencia acumulada, que el sector productivo sólo necesita oportunidades para hacerlo y para ello se requiere catalizar los dormidos procesos de concatenar voluntades y mercados.
Propícielos y tendrá respuestas
Esa amplia mayoría de empresarios vive permanentemente en austeridad, si acaso ha visto un elefante ha sido en el zoológico o en un circo itinerante. Son quienes además, tienen que pagar las culpas de los desaprensivos que sólo se preocupan de sus propios intereses y fundamentan sus negocios en su capacidad de vincularse con las autoridades de turno. Afortunadamente, insisto, es una escasa minoría.
Tenemos que enfrentar esta crisis y los problemas de desarrollo con Visión de País. Debemos esforzarnos para no se siga erosionando la credibilidad en las instituciones y autoridades, que resulta ser el problema más serio, porque gravita contra la voluntad de emprender acciones comunes y para hacer frente a la crisis, según el informe de Attali.
Me corroe las entrañas el percibir que todos los esfuerzos realizados por los que creemos en acciones desarrollistas, como estrategias de competitividad y clara visión de futuro, se neutralizan con cuestionables decisiones coyunturales. Usted clama por una comunión de voluntades, pero es preciso rescatar la confianza, como elemento aglutinante.
Créame, Señor Gobernador, que aunque a veces parezco pasional, a pesar de mi edad, estoy profundamente preocupado por la situación que se nos viene encima, pero sobre todo frente a la impotencia que me embarga cuando percibo que todavía muchos sectores no entienden que la respuesta está en la producción y en la capacidad que tengamos de generar empleos capaces de mejorar la calidad de vida de la población.
El tsunami dominicano es la desigualdad y puede acabar con todos los logros obtenidos por nuestro país en los últimos 50 años. Esto sólo podemos enfrentarlo con una estrategia capaz de involucrar a la mayoría de las fuerzas productivas de la Nación , que evite a toda costa que la dispersión y el individualismo sigan definiendo las líneas de acción de la Sociedad Dominicana e impidiéndonos enfrentar con eficiencia y visión de futuro los problemas nacionales.
Reiterándole mi aprecio y consideración.
Le Saluda afectuosamente,
Antonio Isa Conde
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