Hermandad y autonomía en las relaciones


Hay un elemento que considero fino en el avance de las actitudes y comportamientos democráticos en los grupos que conforman la sociedad dominicana y es el relativo al manejo del conflicto, o de la contradicción, con integridad y libertad.

El conflicto que se da entre el amor y la unidad del grupo, entre sus partes, versus, la autonomía y salud mental de las personas.

Tanto en grupos, como es en el matrimonio o en las uniones libres, en el noviazgo, así como en grupos de ciudadanía social comunitaria, en ONG, y también en grupos políticos: la felicidad y la salud mental de las personas; a mi parecer, deben estar por encima del corporativismo grupal.

¿Cómo manejar la relación dialéctica unidad-espiritualidad amorosa y la autonomía-salud mental de las personas, sin ansiedad? Creo que poniendo por encima la integridad de cada persona, nuestros derechos humanos fundamentales, de cada una, de cada uno, por encima del todo.

Varias de las programaciones psico-social-culturales de nuestra sociedad dominicana son: el apego, la idea de conservar la estabilidad a cualquier precio, el temer al sufrimiento necesario que conlleva un duelo cuando hay que distanciarse cuando las diferencias nos neutralizan y nos debilitan, y no contamos con las herramientas, los acuerdos y el compromiso estable para trabajarlas.

Se trata entonces de alejarnos para Salvar: 1) la salud, 2) el núcleo del yo de cada parte en las relaciones, cuidar nuestro “yo” y no permitir que se va deteriorando, 3) cuidar de que no se vaya afectando la motivación, el empuje para vivir, y 4) preservar el buen trato a distancia. Y no vivir atados/as por no saber reconocer las diferencias, y no saber estar en soledad nutritiva e íntegra, con respecto a colectivos.

El temor a sufrir en soledad y en la distancia es una de las causas fundamentales de la violencia en las relaciones humanas

Y francamente hay seres humanos que están unidos en grupos que no comparten las mismas prioridades en términos de valores, de los objetivos que animen compromisos, no comparten una cultura común para relacionarse, y difieren en horizontes estratégicos, y en tácticas, por lo tanto. La distancia no sucede porque falta la claridad y la convicción para reconocer que en determinadas relaciones la distancia es sanadora.

Y tomar el valor, y saber estar de lejos, y a la vez de cerca, espiritualmente, y seguir cultivándonos a solas, de a poquito, en nuevos colectivos, y en nuevas relaciones.

Otras consecuencias de la situación de la dependencia emocional o el apego dependiente, son la tensión, el estrés y la violencia; emociones que se combinan con reconciliaciones o lunas de miel, falsas. En la teoría de la violencia de género a eso llamamos el ciclo de la violencia. Parte de los resultados son: la debilidad, un estancamiento psico-social, y mucho más, repito, la ocurrencia de distintos tipos de violencias.

Estar lejos no significa menos amor, menos familia, menos hermandad.

Significa tener el ideal superior de vivir la vida en paz. Es vivir en unidad y en hermandad, pero de lejos.

Un de lejos donde podamos vivir sin apegos y sin ansiedad. Un de lejos que es optar por vivir duelos, y perder ilusiones. Ilusiones todas que son amarres de nuestros egos debilitantes.

Hay que saber estar solas, solos, y saber estar acompañadas/os. Hay que saber amar de lejos, o de cerca, como sea más constructivo, y es saber preservarnos.

Y de lejos, o de cerca, estar constructivamente para con nosotros mismos, para con todas y todos, con todo, pero sin dependencias.

¡Que viva la unidad espiritual amorosa sin dependencias. Qué viva una nueva cultura de paz en la sociedad dominicana!

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