Leamos a Pavel Isa Contreras
Pavel Isa Contreras, economista |
http://www.elcaribe.com.do/2012/07/18/debate-equivocado
Opinión
El debate equivocado
18/07/2012 12:00 AM - Pavel Isa Contreras
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Por Pavel Isa Contreras
El desbordamiento del gasto público durante los primeros meses del año ha roto todas las marcas y ha activado todas las alarmas respecto a la sostenibilidad fiscal en el país. El precio del petróleo y la sobreestimación de los ingresos contribuyeron a ello, pero su efecto en el déficit público palidece frente a lo que pasó con el gasto en inversión.
Los riesgos económicos que esto entraña son obvios y ha encendido el debate respecto a la forma que deberá adoptar el ajuste fiscal. Hay quienes promueven un drástico ajuste del gasto sin reparar en las implicaciones para el crecimiento, el empleo y los servicios públicos. Otros concentran su atención en una reforma impositiva, discutiendo quiénes terminarán financiando la brecha fiscal, sin prestar atención al grado de ilegitimidad que afecta al Estado en lo que se refiere al manejo de los recursos públicos y a las duras resistencias que generaría un intento en esa dirección.
Sin embargo, ese es el debate equivocado porque vuelve a poner el énfasis en lo urgente y posterga lo importante. Centrar la discusión en el ajuste fiscal implica concentrar la atención en cómo resolver un problema de corto y mediano plazo cuya raíz es de largo plazo y estructural, y reside en una fiscalidad marcada por la discrecionalidad, la opacidad y la inequidad. Implica buscar cómo atacar las consecuencias de un problema sin resolver sus causas.
La discusión sustantiva no es cómo se va a cerrar la brecha fiscal, sino cómo evitar que en un solo año el déficit fiscal se triplique sin que hayan causas mayúsculas que lo justifiquen; cómo evitar que el 75% del presupuesto anual de inversión se gaste en un tercio del tiempo previsto; cómo evitar que una administración de gobierno elabore presupuestos ostensiblemente irreales; cómo evitar que frente a todo lo anterior, el Ejecutivo envíe al Congreso mostrencas enmiendas presupuestarias que antes que corregir lo mal hecho, pida permiso para tomar prestado para financiar lo que nunca debió haber gastado; cómo hacer para que el presupuesto aprobado y efectivamente ejecutado responda a consensos sociales relativamente amplios y a una agenda de largo plazo como la que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo; cómo evitar que el presupuesto nacional sirva para financiar proyectos políticos de grupos corporativos, o sea, una pieza de negociación para apuntalarles; cómo evitar que el presupuesto nacional sirva para pagar favores o financie maquinarias partidarias; cómo hacer para que sepamos en qué el Gobierno está gastando, cómo lo hace, con qué procedimientos, a quién compra, a quién contrata, y por qué; y cómo hacer para que quienes sean responsables de colocar al país en una situación tan vulnerable y riesgosa paguen las consecuencias.
Evitemos irnos por las ramas nueva vez. En vez de sólo buscar desesperadamente cómo tapar el hoyo, esforcémonos en “corregir lo que está mal”, pero de verdad. En esa dirección, antes que sólo discutir un paquete tributario o uno de austeridad, pensemos en un “paquete de responsabilidad y transparencia fiscal” que evite repetir la experiencia de estos últimos años, que obligue a las instituciones públicas y al Presidente a presupuestar y gastar con responsabilidad atendiendo a las prioridades que por múltiples vías la sociedad ha señalado, y que, dando la suficiente flexibilidad y margen para gastar más en tiempos de crisis y generar déficits, marque hasta donde se puede llegar en términos del monto de gastos y de su composición.
Pero como en este país la existencia de leyes y normativas es absolutamente insuficiente porque el Estado no garantiza su cumplimiento, la acción ciudadana de vigilancia del gasto público y de la fiscalidad en general es clave para que un paquete de esa naturaleza sea efectivo. El Estado y los partidos políticos no se moverán por sí solos. Hay que obligarles. Y esa tarea corresponde a la ciudadanía que es la que financia al Estado y disfruta bienes públicos.
Si esta discusión no se da, si no adoptamos medidas en esa dirección y si nos limitados a cerrar el déficit fiscal, estaremos resolviendo el “toyo” inmediato, cierto, pero también estaremos legitimando el estado de cosas, manteniendo intactas sus causas, y por lo tanto, auspiciando la repetición de la crisis.
Twitter: @IsaPavel