Periódico El Nacional pide debate sobre el aborto

EDITORIAL periódico El Nacional

Borregos


El aborto provoca en todas partes del mundo encarnizados debates entre quienes propugnan por su despenalización y los que abogan por criminalizarlo, sin que esa discusión pueda ser contaminada por burdas formas de oportunismo o borreguismo.

Muchas legislaciones prohíben toda forma de interrupción del feto, aunque la vida de la madre esté en peligro o la concepción haya sido el resultado de una violación, pero en otras sociedades es permitido el aborto terapéutico.

Un asunto de tanta trascendencia, como sin duda lo es la propuesta de despenalizar el aborto, se ha convertido aquí en diálogo de sordos o feria de borregos, donde se obliga a cada quien abdicar a su capacidad de discernir.

No se niega el derecho de representantes de la Iglesia Católica o de otras denominaciones a oponerse a la despenalización del aborto terapéutico, pero se reivindica calidad jurídica y ética a quienes opinan lo contrario.

No se alcanzará el anhelo de institucionalidad democrática mientras funcionarios, legisladores o jueces opten por navegar hacia donde los conduzcan tumultuosas olas de influencia o presión económica, social, política o religiosa.

El tema del aborto debe ser objeto de una amplia discusión liberada de todo tipo de prejuicios, para que pueda abordarse con objetividad, seriedad y serenidad, desde las ópticas ética, jurídica y médica.

Expresiones de pasión o extremismo deberían estar vedadas a senadores y diputados a cargo de la trascendente misión de legislar sobre un tema tan delicado como sin dudas lo es el aborto.

Las sociedades de libre pensadores han establecido leyes liberales en torno al tema de despenalización del aborto, sin transgredir el derecho positivo ni la libertad de religión o culto.

Más que abogar por la criminalización o autorización del aborto terapéutico, la sociedad dominicana debería invocar su derecho a decidir libremente sobre una legislación que sea cónsona con el derecho y la justicia.

Se insiste en definir como penoso y traumático que el debate en torno al aborto corra el riesgo de convertirse en circo donde la mayoría acude en condición de borregos.


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